Hace pocos días la atención de muchos países de Occidente estaba fijada en dos buques iraníes que se estimaba iban a llegar a costas venezolanas. El acontecimiento asomaba una escalada de tensión con Estados Unidos, ya que estos buques de guerra en aguas caribeñas iban a significar un cruce de las líneas rojas diplomáticas.
Finalmente, parece que el destino que no será Venezuela sino Siria, según información reciente revelada por Político. Las naves Sahand y Makran cambiaron de rumbo presuntamente por presiones diplomáticas que instaron a otros gobiernos del hemisferio occidental a rechazar los barcos.
Este desvío no quiere decir que Irán desistió de su idea. Lo que planea el régimen dirigido por el ayatolá Alí Jamenei es mucho más complejo. Hay ambiciones de establecerse en este hemisferio y reforzar alianzas en América Latina. Además, no está solo: le acompañan Rusia y China.
“Va a llegar hasta el punto de tener una presencia operacional militar activa en el Caribe”, explicó a PanAm Post, Joseph Humire, experto en seguridad global y director ejecutivo del Centro de Estudios para una Sociedad Libre y Segura (SFS, en inglés).
Prácticamente el extenso viaje de los buques, atravesando el Atlántico Sur, es una demostración de la fuerza naval que Irán ha logrado cosechar, ya que hace 20 años no la tenía, añade el experto.
Esto no queda allí. Venezuela ha sido ficha clave para tejer nexos, pero no sería más que una “plataforma” en las ansias expansionistas de Rusia, China e Irán para finalmente lograr crear otra “Gran Colombia”.
La evolución de la estrategia iraní
“Todo lo que han hecho desde el lado cultural, comercial o diplomático han sido simplemente formas de construir capacidad de entrada militar. Hay militares iraníes en Venezuela, pero más allá de los militares, quieren tener tropas de su Armada, Ejército y fuerza naval en la costa caribeña. Es una evolución de esa estrategia y lo están construyendo poco a poco”, indica el experto en seguridad global.
Que los buques de guerra vayan a Siria demostraría el mismo fin que si lo hicieran hacia Venezuela, ya que las aguas del Atlántico Sur son especialmente difíciles de navegar, agrega. El hecho de que ahora hagan un viaje más largo, desde África hacia el Mar Mediterráneo refuerza ese mensaje. “Irán ahora tiene una Armada con la capacidad de navegar en aguas abiertas y que puede mantener formación con otros buques. Irán no tenía capacidad de hacer eso. Pocos países la tienen”, añade.
Hay otro punto a tener en cuenta sobre esta fuerza naval de Irán: lo que contienen esos barcos. No se trata solo de armas, sino de componentes para guerra electrónica o equipamientos como lanchas rápidas útiles para provocar a enemigos, rodear buques o atacarlos. Fotos satelitales demuestran que el buque Makran tiene a bordo siete de estos barcos rápidos.
Iranian Warship Thought to be Headed to Venezuela Left Port with 7 High-Speed Missile Boats Aboard – USNI News
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— USNI News (@USNINews) June 1, 2021
El triste papel de Venezuela
El envío de buques iraníes con combustible hacia Venezuela ha sido un hecho de conocimiento público. Teherán se ha convertido en un aliado importante para la dictadura chavista, proveyéndolo incluso de medicinas. Lo ha hecho por mar y por aire. A finales de 2020 más de 140 tipos de medicamentos llegaron en un cargamento de 10 toneladas a través «un vuelo de largo alcance».
En un artículo reciente, Joseph Humire e Ilan Berman, vicepresidente senior del Consejo de Política Exterior Estadounidense en Washington, DC., explican que el interés iraní no es simplemente altruista.
“Más que la transferencia comercial de combustible, los petroleros afiliados a la Armada de la República Islámica de Irán (IRGC) estaban probando las aguas del Caribe para encontrar rutas, puertos y límites precisos para una futura presencia naval iraní”.
Además, surge una duda: ¿El hecho de que Venezuela tenga las reservas petroleras más grandes del mundo o importantes yacimientos de oro, no le garantizaría un lugar de liderazgo en la alianza entre Rusia, China e Irán?
La respuesta es sencilla: Venezuela solo es una “plataforma”, ya que todos esos recursos “están en manos de otros”. Humire recordó que este país tiene la deuda más grande con China en toda América Latina. Hasta finales de 2019 se calculaba que Maduro la debía al gigante asiático más de 19000 millones de dólares.
“China se ha apoderado de grandes depósitos de petróleo venezolano, Rusia hace la distribución de mucho de ese petróleo, Irán no tiene convenios formales de hace años, pero tiene acuerdos informales. Los recursos son solo un método de pago para apoyar este tipo de presencia”, añade. Para el experto, los buques eran un gran precedente, si llegaban a Venezuela.
“En el futuro llegarían acompañados por buques de guerra rusos o chinos que quieran hacer ejercicios navales en el Caribe en conjunto con Venezuela”.
El plan expansionista: crear otra “Gran Colombia”
Lo que ocurre con el régimen de Maduro también trasciende fronteras. Si bien las relaciones con Irán florecieron desde 2005 de la mano de Hugo Chávez, ha sido desde 2015 cuando la alianza venezolana – iraní se ha fortalecido tras las sanciones impuestas por Estados Unidos.
“La revolución bolivariana era un proceso para buscar una habilidad asimétrica de expansión del territorio venezolano hacia otros terrenos”, aseguró Humire. Continúa afirmando que eso se logra a través de las economías ilícitas, las cuales han crecido en Venezuela. “La economía formal ha colapsado, entonces después surgió la economía ilícita que no respeta fronteras y genera conexiones con Colombia, Brasil, Ecuador. Eso es una manera de construir la Gran Colombia”.
“En la época de Simón Bolívar era con ejércitos formales, hoy es con redes ilícitas. Poco a poco vas construyendo más terreno. Rusia, China e Irán están usando ese escenario para apoderarse del nuevo terreno”.
El experto cita como ejemplo la frontera con Colombia. “Ya no existe. Hay grupos armados, redes ilícitas. No hay un control de fronteras”.
Su opinión ciertamente coincide con la “zona gris” denunciada recientemente por The Risk Awareness Council. Este informe señaló que el régimen de Maduro presta apoyo con armas a grupos irregulares colombianos e incrementa la narrativa belicista contra el gobierno de ese país para crear un espacio gris entre la competencia pacífica y el conflicto armado.
“Luego, si las economías de esa zona se conectan con las economías del Pacífico, ya tienes como un tercio de Colombia en las manos. Poco a poco capturas el país. Y si luego roban las elecciones, pones a Petro y se acabó. Lo único que falta ahí es firmar un acuerdo de cómo la nueva Colombia y Venezuela ya no existe como patria”, advierte.
“Rusia, China e Irán no solo están aprovechando ese escenario, están construyéndolo”.
El maltrecho acuerdo con Estados Unidos
¿Qué está haciendo el Gobierno de Joe Biden al respecto? Supuestamente es quien habría ejercido presión para lograr el desvío de los barcos hacia Siria. Pero aún queda mucho por hacer.
Un tema pendiente es el acuerdo nuclear firmado en 2015 y que limitaba al régimen de Hasan Rohaní la capacidad de manipular componentes y material nuclear. El expresidente Donald Trump salió de este tratado por estar “mal negociado” y no garantizar realmente controles hacia Irán. Biden aseguró cuando llegó a la Presidencia que revisaría dicho acuerdo, sugiriendo la posibilidad de volver.
Que EE. UU. regrese al acuerdo es un “error”, según Joseph Humire. “Es demostrable que desde que firmaron el acuerdo en 2015, Irán ha mejorado sus capacidades a todo nivel. Ahora hablamos de los buques, pero se puede hablar de apoyo a grupos terroristas, de armamento con misiles o hasta de Maduro”.
Volviendo al tema de Venezuela, el experto reseña que después de firmar el acuerdo nuclear, Irán tenia más legitimidad y más capital porque recuperó dinero tras el levantamiento de sanciones. Todo ese poder ha servido para apoyar al régimen de Maduro.
Es complejo. Estos tres países han tejido relaciones durante los últimos años que ahora son difíciles de revertir. “La mayoría del petróleo que China compra es de Irán, la mayoría de armamento que Irán compra es de Rusia, el sistema financiero que Rusia e Irán usan es de China. Si hay una manera de romper la alianza, estaría de acuerdo. Solo que no veo una opción, y al no haberla, creo que lo que nos queda es enfrentarlo”.
Las organizaciones internacionales tampoco están equipadas para ese tipo de alianzas. “Creo que depende de países que tienen la misma voluntad para triunfar que ellos, pero alineándose”.