Un debate en condiciones favorables entre Estados Unidos e Irán pierde cada día más posibilidades de llevarse a cabo. La razón de ello, sin duda, es la política desafiante del gobierno de Teherán que sigue recrudeciéndose frente a Washington. Y es que ahora la nación árabe tensa las conversaciones sobre el pacto nuclear de 2015 al enviar dos buques de guerra a Venezuela.
Es un acto que incita a la hostilidad diplomática. Claramente esto también se interpreta como una baja voluntad para alcanzar un acuerdo entre la administración de Joe Biden y el régimen de Hasán Rohaní, tal como lo revela un informe de Político que califica el movimiento como “provocador”.
Estados Unidos está atento. La seguridad nacional marítima del país monitorea el recorrido de una fragata iraní y también del Makran, un expetrolero de 70 metros de largo, estrenado este año. Este barco tiene capacidad para transportar hasta siete helicópteros, así como aviones no tripulados, en la plataforma delantera que sirve para misiones de guerra electrónica, operaciones especiales y proyección de misiles.
Para el senador Marcos Rubio, “solo hay dos razones por las que un buque de guerra iraní viajaría a medio mundo de distancia para hacer escala en un puerto de Venezuela: para entregar carga militar vendida o poner a prueba a EE. UU. realizando ejercicios conjuntos”, señaló en Twitter.
There are only two reasons why an Iranian warship would travel half a world away to make a port call in #Venezuela
To deliver military cargo they have sold them
To test the U.S. by conducting joint exercises with them
We should allow neither to happen https://t.co/1BvBXfNm1U
— Marco Rubio (@marcorubio) May 31, 2021
Un desafío
“La presencia de los buques de guerra supone un desafío a la autoridad de Estados Unidos en la región. Esto puede inflamar el debate en Washington en torno a la decisión de la administración de Biden de reabrir las negociaciones con Teherán”, analiza Investing.
Además, incide sobre el clima de la negociación que se debate en Viena para tratar de salvar el pacto nuclear de 2015, con la expectativa de que haya un acuerdo para que Teherán vuelva a cumplir sus compromisos y Estados Unidos se reincorpore, después de apartarse en 2018 bajo el mando del expresidente Donald Trump, por considerar que Irán incumplía estos acuerdos.
Hacia allá orientan las conversaciones Alemania, China, Francia, Reino Unido, Rusia e Irán —los países que permanecen en el pacto nuclear— desde abril. El objetivo es claro: cerrar un acuerdo en contactos coordinados por la Unión Europea.
Sin embargo, Teherán y Caracas juegan a frustrar estas iniciativas. Ahora, el régimen iraní despliega parte de su flota en rechazo a la presencia de buques de guerra estadounidenses en la región del Golfo Pérsico. Una táctica de la nación norteamericana que derivó en la incautación de armas de guerra rusas y chinas a una embarcación sin bandera hace una semana, en el norte del Mar Arábigo.
Este, al parecer, sería un adelanto del cumplimiento de su amenaza de demostrar su fuerza armada. Al régimen de Nicolás Maduro le favorece estar en medio del conflicto. Es una especie de revancha, luego de que el año pasado Estados Unidos incautara un cargamento de combustible perteneciente al Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC, en inglés) que tenía como destino Venezuela. El decomiso hizo parte de las sanciones económica impuestas por Washington a Teherán y Caracas.
Una alianza de intereses
Irán es uno de los pocos aliados cercanos de Maduro. En ciertos aspectos, como el tema relativo al abastecimiento de combustible, ambos se unen para agitar a la comunidad internacional.
A medida que se derrumba el sector de refinación de petróleo de Venezuela, la República Islámica le envía varios camiones cisterna de combustible al país para ayudar con la escasez de gas. A cambio, Maduro proporciona a Teherán el efectivo que tanto necesita y lo ha ayudado a construir relaciones en América Latina.
“Los funcionarios estadounidenses han visto florecer esos lazos con distintos niveles de preocupación” indica EFE.
En diciembre, el máximo comandante de las tropas estadounidenses en América Central y del Sur, Craig Faller, describió la creciente presencia militar de Irán en Venezuela como “alarmante”. En comentarios publicados por The Wall Street Journal, aseveró que la presencia de personal de la Fuerza Quds de élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán es particularmente preocupante. Los hechos le dan la razón.