Hubo enojo, una carta oficial en reclamo y hasta el multimedio del sindicato de porteros (que incluye al Canal 9, al diario Página 12 y a un grupo de radios) bajó la línea de ni siquiera mencionar la serie El encargado. Es que, aunque se trata de una ficción con personajes inventados, el encargado que encarna el actor Guillermo Francella parece haber tocado alguna fibra delicada.
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Nadie que viva o haya vivido en un edificio argentino puede evitar sentirse identificado con los diferentes pasajes de la nueva serie de Star+. Las reuniones de consorcio, los perfiles de los vecinos, las internas del consorcio de propietarios y (sobre todo) el perfil de Eliseo, es muy familiar para el público local. A la audiencia argentina no hay que explicarle absolutamente nada de la historia, sin embargo, el público internacional puede que requiera alguna aclaración.
El Suterh es uno de los sindicatos más poderosos del país. No es casualidad que el gremio de encargados de edificios tenga, como dijimos un multimedio (de orientación kirchnerista, claro). Aunque el encargado de los quehaceres de limpieza y cuestiones técnicas sea, en teoría, un empleado del consorcio, lo cierto es que “el portero” es un personaje poderoso.
Las paritarias son siempre elevadas con respecto al resto de los sindicatos, el salario es uno de los mejores pagos del país, las vacaciones y los horarios son sagrados y la cuestión de la vivienda y los servicios pagos hacen que el puesto de encargado sea uno de los más deseados en Argentina. No es ningún secreto que cuando un edificio tiene que contratar, lo más probable es que el Eliseo que le toque llegue para quedarse.
Intentar despedir a un portero puede ser una carísima experiencia. Su gremio cuenta con un poder descomunal en los conflictos que se dirimen en la justicia por un sistema corporativo que los defiende. Cualquier consorcio sabe que, para despedir a un encargado, necesita pruebas abrumadoras de un mal comportamiento, como tenerlo grabado robando en un departamento. Si no es un caso extremo y comprobado, el portero tiene siempre todas las de ganar. Por eso muchos edificios se conforman ante muchos matones que, literalmente, se creen los dueños de los edificios. En caso de despido, las indemnizaciones son millonarias.
El Eliseo de Francella reúne todos los clichés del portero chanta. Subalquila unidades que se encuentran temporalmente vacías, extorsiona propietarios con sus secretos más oscuros y manipula la vida del edificio como si fuera un juego de estrategia en pos de sus propios intereses. Cuando le preguntaron al actor por los reclamos del sindicato, la respuesta fue la previsible: “Es una ficción”. Pero el Suterh, Francella y todos nosotros sabemos que El encargado bien podría rotularse como “basada en hechos reales”. No porque Eliseo exista o porque una historia de la vida real haya reunido las instancias que aparecen en la serie. Pero nada de todo lo que aparece no ha pasado alguna vez en un edificio. Definitivamente no es “ciencia ficción”. Por eso enojó tanto al gremio.
Aunque por ahora no podamos romper con las corporaciones poderosas que explican la decadencia argentina, como el sindicato de encargados de edificio, al menos la serie del momento nos permite entretenernos y pasar un buen rato riéndonos de nuestras propias vivencias y miserias. Recomendable. Guillermo Francella no decepciona. Nunca.