Dinamarca tomó la delantera en Europa, eliminando prácticamente todas las restricciones por la pandemia, ya que el país escandinavo de 5 millones de habitantes anunció que ya no considera el COVID-19 “una enfermedad socialmente crítica”.
La medida de Dinamarca se produjo la misma semana en que los ministros de sanidad del Reino Unido anunciaron sus planes de poner fin a una orden que obligaba a todo el personal del NHS a vacunarse contra el Covid, una medida que, según The Guardian, está destinada a “evitar un éxodo de miles de trabajadores sanitarios de primera línea”. La medida se produjo días después de que el Reino Unido suprimiera el mandato de vacunación en las escuelas.
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Para no quedarse atrás, la Primera Ministra de Finlandia, Sanna Marin, declaró a los periodistas recientemente que el país retiraría los pasaportes del Covid y, según Reuters, pretende “eliminar todas las restricciones a principios del mes que viene”.
Mientras tanto, los funcionarios de salud pública de Noruega también dijeron que el país levantaría casi todas sus restricciones de Covid, incluyendo las pruebas de Covid en la frontera. El Primer Ministro de Noruega, Jonas Gahr Stoere, dijo a los periodistas que, aunque las infecciones por Covid siguen siendo elevadas, las hospitalizaciones se han estabilizado y la mayoría de los ciudadanos tienen cierta protección contra el virus debido a infecciones anteriores y a la vacunación.
“Aunque hay muchas más personas que se infectan, son menos las que se hospitalizan”, explicó Stoere. “Estamos bien protegidos por las vacunas. Esto significa que podemos relajar muchas medidas aunque las infecciones aumenten rápidamente”.
La República Checa, por su parte, eliminó recientemente su mandato de vacunación, mientras que varias provincias de España también se deshicieron de prácticamente todas las restricciones de Covid, después de que un estudio realizado por el Observatorio de Salud Pública de Cantabria descubriera que los individuos vacunados y no vacunados transmiten el virus a ritmos similares.
IT'S HAPPENING!
Finland has announced they will be REMOVING all restrictions later this month.
— PeterSweden (@PeterSweden7) February 1, 2022
No todos los países se han quedado tranquilos
Sin embargo, no todos los países europeos han abandonado sus medidas asociadas al Covid. De hecho, algunos parecen tener la intención de avanzar en la dirección contraria.
Austria, por ejemplo, se está convirtiendo en el primer país europeo en hacer obligatoria la vacunación contra el Covid para todos los adultos. Grecia, por su parte, anunció que multará a los adultos mayores de 60 años que no cumplan con la vacunación y el canciller entrante de Alemania, el socialdemócrata Olaf Scholz indicó que apoyará un mandato de vacunación contra el COVID-19.
En Bélgica, las autoridades sólo han empezado a retirar las restricciones del Covid a regañadientes, a pesar de las protestas en Bruselas de unos 50.000 que se reunieron para oponerse a los mandatos del Estado.
“Estoy enfadada por el chantaje que está haciendo el gobierno”, declaró a *Reuters la manifestante Caroline van Landuyt.
La concentración en Bruselas terminó con la policía utilizando gases lacrimógenos y un cañón de agua para dispersar a los que se habían reunido para protestar, lo que culminó con 60 personas detenidas y 12 manifestantes trasladados al hospital (además de tres policías).
¿Por qué muchos países europeos están desmantelando sus restricciones por el Covid mientras otros están incrementando el número de nuevas exigencias? Aunque muchos se resisten a admitirlo, cada vez está más claro que los intentos por parte de los Estados de controlar el virus han fracasado estrepitosamente.
Un nuevo meta-análisis de la Universidad Johns Hopkins, por ejemplo, ha revelado que las medidas de restricción que muchos países han adoptado han sido un gran fracaso, ya que han tenido un “efecto escaso o nulo” en la mortalidad por Covid, a pesar de los enormes daños colaterales que han provocado. Un informe de las Naciones Unidas publicado el año pasado señalaba que las interrupciones en cuidado médico por el Covid provocaron unas 239.000 “muertes maternas e infantiles” sólo en el sur de Asia, mientras que en Estados Unidos se produjo un número récord de sobredosis de drogas, un aumento de suicidios en los jóvenes y un descenso sin precedentes de los exámenes diagnósticos para el cáncer que se hará sentir por años.
Aunque las vacunas han contribuido a reducir las muertes y las hospitalizaciones por Covid, han hecho poco para frenar la propagación del virus, en gran parte debido a la naturaleza del Ómicron, el cual es altamente transmisible.
Un comité de científicos que asesoró al gobierno regional de Cataluña señaló que el Ómicron, que tiene una alta tasa de transmisión incluso antes de que los portadores experimenten síntomas iniciales, ha hecho que los pasaportes de vacunas sean en gran medida ineficaces para reducir la transmisión, ya que los individuos vacunados propagan el virus a tasas similares a los no vacunados.
“La eficacia del uso obligatorio del certificado Covid se reduce como nivel extra de seguridad”, señalaron los científicos.
En otras palabras, las vacunas pueden proteger a los individuos, ya que pueden reducir la probabilidad de hospitalización o muerte por Covid, pero hacen poco por ralentizar o detener la transmisión. Esto hace que las vacunas sean principalmente una cuestión de salud personal, no de salud pública.
BREAKING : Sweden is expected to announce tomorrow that they will be REMOVING all restrictions on the 9th of February.
— PeterSweden (@PeterSweden7) February 2, 2022
El peligro de la arrogancia
Hace falta una arrogancia increíble para que los legisladores y los burócratas asuman que saben lo que es mejor para los individuos. Pero esa cualidad -la arrogancia- es precisamente lo que hemos visto desde el principio de esta pandemia.
“Pensar que se puede [suprimir] un virus respiratorio muy contagioso es estúpido y arrogante”, señaló recientemente en Twitter el epidemiólogo de Harvard, Martin Kulldorff. “Necesitamos líderes que sean inteligentes y humildes”.
To think one can supress a very contagious respiratory virus is stupid and arrogant. We need leaders that are smart and humble.
— Martin Kulldorff (@MartinKulldorff) February 2, 2022
La última palabra —humilde— es importante.
En su discurso de aceptación del Premio Nobel titulado La pretensión del Conocimiento, el economista F.A. Hayek advirtió que la falta de humildad podría llevar al hombre moderno “a hacer más daño que bien en sus esfuerzos por mejorar el orden social”. Con el poder del Estado al alcance de su mano, combinado con su dominio de las ciencias, Hayek temía que el hombre moderno no se diera cuenta de que hay límites en su capacidad de conocimiento y en su capacidad para darle forma a la sociedad con eficacia.
“Existe un peligro en la exuberante sensación de poder cada vez mayor que ha engendrado el avance de las ciencias físicas y que tienta al hombre a intentar, ‘mareado por el éxito’, por utilizar una frase característica del primer comunismo, someter no sólo nuestro entorno natural sino también el humano al control de una voluntad humana”, señaló Hayek.
Hayek concluyó sus observaciones con una advertencia. El estudiante de la sociedad debe aprender “una lección de humildad” reconociendo “los límites insuperables de su conocimiento”. Si fallaba en esta prueba de humildad, el esfuerzo fatal por controlar la sociedad podía convertir al hombre en “un tirano sobre sus semejantes… [y] el destructor de una civilización que ningún cerebro ha diseñado, sino que ha crecido a partir de los esfuerzos libres de millones de individuos”.
El miedo de Hayek, se supone, era al socialismo. El Estado Covid, sin embargo, nació de la misma arrogancia: la creencia de que los planificadores centrales podrían utilizar el poder del Estado para suprimir y vencer un virus respiratorio altamente contagioso, algo que nunca se había intentado en la historia de la humanidad.
Lamentablemente, pero como era de esperarse, el Estado Covid fracasó y su alocado experimento causó graves daños a la sociedad y a la ciencia. Muchos países europeos están aceptando finalmente esta realidad, al menos tácitamente. Pero en cuanto a la administración Biden, todavía no está claro si entienden el meollo del problema.
El Ejército de los Estados Unidos anunció recientemente que los soldados que se nieguen a vacunarse contra el COVID-19 serán dados de baja, independientemente de que ya hayan tenido Covid (que el CDC admite que ofrece una potente protección contra el virus).
Muchos soldados del ejército estadounidense tendrán que tomar una decisión amarga, al igual que Katharina Teufel-Lieli, una músico austriaca que forma parte de las decenas de miles de personas que se han unido a las manifestaciones para resistirse a la obligatoriedad de la vacuna Covid.
Los austriacos se enfrentan a multas de hasta 4.100 dólares si no cumplen la orden del gobierno, pero Teufel-Lieli dice que no cederá a la presión.
“Tengo derecho a decidir sobre mi cuerpo… a decir simplemente ‘no’ “, declaró recientemente la arpista a la Agence France-Presse en su casa, cerca de Salzburgo.
Afortunadamente, cada vez más personas en Europa y fuera de ella empiezan a estar de acuerdo con ella.
Jonathan Miltimore es el editor gerente de FEE.org. Sus escritos y reportajes han sido objeto de artículos en la revista TIME, The Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y Star Tribune.