El Departamento del Tesoro de Estados Unidos extendió hasta junio de 2021 la licencia de Chevron para que pueda seguir operando en Venezuela.
Si bien la licencia no incluye todas las actividades petroleras, constituye un punto a favor para la industria venezolana, golpeada los últimos 20 años por la deficiente gestión del chavismo, provocando que la producción cayera de 3,2 millones de barriles a 400 000 barriles diarios.
Chevron, catalogada como la segunda petrolera de EE.UU., ha operado en Venezuela bajo una licencia especial por parte de Estados Unidos que la exime de sanciones, pero la última de estas autorizaciones iba a vencer el 1 de diciembre, reseña Reuters.
La decisión, que se viene renovando desde el año 2019, también incluye a otras cuatro compañías: Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International.
La licencia extendida bajo la administración de Donald Trump, permite a las empresas realizar transacciones con PDVSA “necesarias para el mantenimiento limitado de operaciones esenciales en Venezuela o la liquidación de operaciones” antes de junio del próximo año.
Sanciones contra el chavismo
Las limitaciones que debe respetar Chevron y las otras cuatro empresas se enmarcan en las sanciones impuestas por Estados Unidos para presionar a la dictadura venezolana, limitando a los chavistas el acceso a recursos del Estado.
En la nueva licencia otorgada por el Departamento del Tesoro se detalla que si bien pueden seguir operando, las petroleras estadounidenses no pueden realizar la perforación, venta, despacho o comercialización de petróleo venezolano. Caso contrario, podrán ser sancionadas.
Cabe destacar que las medidas impuestas por el Gobierno de Donald Trump se deben a la ineficiencia y corrupción del régimen, que sumergió al país en una profunda crisis, destruyó la empresa petrolera y además se llenó los bolsillos con cada recurso del país.
Por esto Donald Trump tomó la decisión en el año 2019 de imponer sanciones a los sectores del petróleo, el oro y la banca para cortar los ingresos a Maduro y su grupo.
Historial de destrucción
La grave situación del país no es nueva, ni se originó a raíz de las sanciones. Antes de la muerte de Hugo Chávez, cada sector productivo se iba derrumbando cual castillo de naipes gracias a expropiaciones, poca inversión y robo de fondos públicos.
En todo el historial de destrucción chavista, destaca la explosión en el año 2012 en la refinería de Amuay como consecuencia de una fuga de gas que dejó destrozos, más de 40 muertos y 120 heridos. Un episodio imborrable para los venezolanos.
La falta de inversión en las labores de mantenimiento de las plantas, las condiciones poco seguras en las que labora el personal y la poca inversión en los planes de prevención fueron un caldo de cultivo para la tragedia, reseñó un informe de Transparencia Venezuela.
Las alarmas ya estaban encendidas desde el año 2009, la Federación Unitaria de Trabajadores de la Industria Petrolera denunció que las labores de mantenimiento preventivo y rutinario no se estaban realizando.
El declive petrolero
Previo a las sanciones de Estados Unidos, PDVSA ya registraba fuertes caídas en su producción. El país no estaba produciendo ni la mitad de lo que registraba 10 años antes.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) emitió un informe donde plasmaba que para noviembre de 2018 la estatal había caído a sus niveles de producción más bajos en tres décadas con 1.137.000 barriles por día, indicó BBC.
El dato contrasta con los 3.120.000 barriles diarios de crudo que producía la empresa en 1998, el año previo a la llegada de Hugo Chávez.
En el año 2016 PDVSA ya tenía problemas para asumir sus compromisos, de allí nacieron los famosos Bonos 2017 que luego mutaron a Bonos 2020 para dejar al país endeudado y sin Citgo, su principal filial en el extranjero, porque Maduro decidió que era buena idea ponerla como garantía.
Venezuela no pudo pagar y Citgo por ley, deberá pasar a manos de sus acreedores. No obstante los bonistas no pueden apropiarse aún de la filial gracias a medidas protectoras del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Deudas, demandas y barcos fantasmas
Los naipes cayeron uno a uno y el chavismo se fue quedando sin opciones. El costo ha sido astronómico para los venezolanos porque el clima económico hostil propiciado por el régimen ahuyentó a la inversión extranjera, devaluó la moneda y con este, el poder adquisitivo de los venezolanos.
Para mantenerse a flote, Maduro buscó opciones que no incluyen a Chevron y otras empresas que antes eran sus principales compradores oficiales.
Por eso, hizo tratos con Irán para recibir combustible, medicinas y pare de contar negocios lícitos e ilícitos, incluyendo engaños con barcos de nombres e identificaciones falsas para evadir las sanciones de Estados Unidos.
Por otro lado, PDVSA está siendo demandada por incumplimiento de pagos en refinerías del exterior. Una demanda hecha en marzo por la Refinería Di Korsou (RDK), propietaria de la Refinería Isla, asciende a $51 millones de dólares, monto que se suma a los $162 millones de dólares de otra demanda previa.
Mientras todo esto pasa, Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump sigue manteniendo las imposiciones al chavismo, ejecutando medidas para continuar protegiendo los activos venezolanos.