En los últimos días, muchas de las democracias occidentales vieron en sus calles marchas, que en teoría se denominaban como “manifestaciones en favor de Palestina”. Lo cierto es que son reivindicaciones de la agenda y accionar del grupo terrorista Hamás y sus ataques a la población civil israelí, tal como ocurrió el pasado sábado 7 de octubre con una masacre que dejó más de 1400 muertos en Israel que, como era de esperarse, respondió militarmente con bombardeos en la Franja de Gaza.
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Muchas de estas demostraciones públicas fueron indudablemente masivas, lo que deja en evidencia el crecimiento exponencial de la población islámica en las democracias occidentales. También es claro que muchas de estas personas comparten la interpretación extremista del islam, lo que puede llegar a ser un problema en el mediano plazo para muchos países. Con más dudas que certezas, es momento de analizar los escenarios a futuro cuando en muchos de estos casos se cuestiona duramente la respuesta israelí calificándola como “desproporcionada”, pero no se condena el terrorismo de Hamás.