La unificación de las repúblicas hispánicas que hace doscientos años formaban la nación más grande que el planeta ha conocido, en cuatro continentes y con un modelo singular de autogobierno, es un anhelo político, cultural y espiritual desde el día siguiente de su separación. Anhelo también perseguido por Simón Bolívar y José de San Martin, los que primero trajeron las sangrientas guerras de secesión a los virreinatos de Sudamérica y luego, observando la destrucción ocasionada, con miles de víctimas inocentes y ciudades arrasadas, intentaron reparar el daño proponiendo la unión de la hispanidad.
Desde la sangrienta ruptura política, que además fue una ruptura cultural y espiritual, se han intentado varios proyectos de unificación. Los políticos con varios modelos basados en el comercio, con alianzas económicas, y mercados comunes, así como ideológicos con la patria comunista o socialista, otros indigenistas, antiimperialistas, anticomunistas, liberalistas y hasta supremacistas. Han fracasado todos y esas estrategias se siguen intentando para fracasar.
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Voy a desafiar el error común e histórico de que la hispanidad no está unida y, que la patria o nación hispánica ha desaparecido. Nos unen los idiomas, siendo el más usado el español, luego las lenguas americanas codificadas y reconocidas como idiomas oficiales del imperio español. De no haber sido codificadas por los misioneros cristianos, las lenguas americanas hubiesen desaparecido en una generación después de la conquista. Las lenguas nativas son los idiomas de la evangelización, de la conquista y de la civilización novo-romana en el mundo, esto sucedió siglos antes de las recientes modas de “rescate cultural de lenguas originarias” y otros inventos posmodernos y ahora paganos. Nos une también el ceviche, el pisco, el anticucho, la arepa, el tamal, los panes y las danzas, por las cuales existe una discusión constante de titularidad con juicios incluidos, pero es de todos, ya que solíamos ser un solo país. Y, sobre todo, nos une la cristiandad, nuestra fe en Dios, ese es el eslabón supremo, el más fuerte y en constante ataque. En la realidad, la leyenda negra contra la hispanidad es ataque a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la cual realizó obra civilizadora fantástica y a sus dogmas de fe, última trinchera contra la barbarie que acecha.
Ya aclaramos que todas las nacionalidades en Hispanoamérica están unidas, la división es eso mismo, la nacionalidad, la misma que las repúblicas post imperio español se esfuerzan en desarrollar en base al indigenismo, ideología posmoderna y racista. Pero las preguntas a formular son: ¿Qué modelo político de unión se quiere realizar? ¿Cuál sería el modelo de Estado nación a seguir? Primero, es importante definir que el posmodernismo ya terminó, está muerto, estamos entrando a la etapa del paganismo, en donde la opinión de la mayoría puede obligar a cambiar la forma del universo, es la democracia que por obligación estamos obligados a defender, con la constitución y la patria. Hay que llamarla democracia pagana. Cualquier proyecto de unificación hispánica tiene que oponerse a esta democracia pagana, en extremo peligrosa para la libertad. La unificación hispana tiene que desarrollar pensamiento político católico que se contrapone a las ideologías modernas, enemigas de la libertad.
No se puede promover el modelo de Estado de división de poderes, imaginaria división, porque sería demasiado peligroso. Vislumbren un país continental con diseño de poder piramidal, apetecible dulce para los globalistas, en luna de miel con el comunismo corporativo que controla países por medio del soborno a los políticos. El ejemplo de Odebrecht es importante para entender el problema del modelo de Estado moderno y, Estados Unidos no escapa a esta crisis. En este momento la industria militar obliga a la clase política de ese país a crear y financiar guerras, el público que se opone no puede hacer absolutamente nada para evitarlo, no tiene poder, pues el diseño del estado apaga su voz, y tiene que obedecer bajo pena de castigo. La democracia tiene infinidad de leyes para defenderse, más que las monarquías de antaño, en la práctica protegen a la clase política, no a la idea de democracia, menos al pueblo que dicen representar. Entonces, ¿cuál es el modelo político y de estado que desean? Es necesario responder a esta pregunta antes de avanzar. Claro está, la filosofía política a seguir es el catolicismo, no hay nada más para explorar, además que en la práctica tuvo mucho éxito en los virreinatos y es un contrapeso al Estado y gobierno civil.
Nuestra historia está escrita por nuestros enemigos, con la intención de crear complejos de inferioridad y de culpa. Es necesario reconocer, buena tarea han realizado, empiezan programando las mentes en las escuelas, luego en las universidades y, termina siendo repetida trillones de veces convirtiendo la mentira en verdad, una verdad democrática, ordenada por la mayoría. Se está construyendo en este momento una leyenda negra contra de los Estados Unidos y, tal cual como sucede en la hispanidad, es obligada por el estado y financiada por el comunismo corporativo que compra a la clase intelectual para que confirme que las mentiras son ciertas. Observamos la auto destrucción de Estados Unidos de Norteamérica, igual sucedió con nuestra patria el imperio hispánico, destruido desde dentro por las ideas liberales, persiguiendo el concepto de libertad indefinida, llegando a negar la verdad porque cada uno tiene concepto individual de su significado.
Tiempos interesantes, tiempos de oportunidad, el que escribe considera que el hispanismo católico es la solución a la actual crisis en los Estados Unidos, tarea salvar este gran país y unirlo al proyecto de unificación hispánica. No es necesaria la violencia, simplemente la disidencia católica de comprobada eficacia.
La gran nación hispana existe, unida espiritualmente por la fe católica, separada políticamente por fronteras modernas. Atacada por más de doscientos años desde dentro para atomizarla, minando su base antropológica y filosófica que es el dogma católico, para terminar de destruir sus virtudes y llevarla a la barbarie. Concluyo afirmando que el éxito económico de Estados Unidos se basa en su cristianismo conservador, pues ningún sistema económico funciona en una sociedad sin virtudes, si destruyes la base cristiana capitalista, Estados Unidos se derrumba, eso es lo que está sucediendo en este momento, eso mismo es lo que hicieron en el imperio español.