La captura este martes del exministro de Petróleo del régimen venezolano, Tareck El Aissami, anunciada por el fiscal general de la dictadura, Tarek William Saab, pone fin a un capítulo de la guerra interna entre las distintas facciones del chavismo, aunque quedan muchas páginas por escribir. El arresto televisado por la supuesta participación en una trama de corrupción tendría motivaciones más políticas que jurídicas. Si se tratara de un país democrático con instituciones independientes donde se pone tras las rejas a los corruptos no quedaría un solo chavista en libertad. Pero no es el caso. En realidad se trata de un hombre que estaba cosechado mucho poder político y económico frente a rivales internos que no admiten competencia.
Todo comenzó a finales de marzo de año pasado, cuando Tareck El Aissami renunció a su cargo de ministro de Petróleo para supuestamente colaborar con las investigaciones en su contra. Sin embargo, su desaparición desde entonces no hizo más que alimentar las especulaciones. Ahora, luego de más de un año en paradero desconocido, su arresto en medio de un cuestionado cronograma electoral luce más como otra jugada política de las facciones a las que desafió con su vertiginoso ascenso dentro de la cúpula del poder en Venezuela.
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Dirigir la industria petrolera ha sido sin duda uno de los cargos más apetecidos en el país, pues es donde está el mayor acceso a recursos económicos, incluso en medio de la debacle de la estatal PDVSA. No es casualidad que con él ya suman cuatro ministros de esta cartera que han caído en desgracia y han terminado imputados, arrestados o condenados por corrupción. El caso de Rafael Ramírez es sin duda el más mediático, pues luego de haber ocupado este puesto durante 14 años bajo el mandato del fallecido Hugo Chávez, terminó exiliado en Italia, acogiéndose a un asilo político para evitar su extradición a Venezuela, donde correría la misma suerte que El Aissami.
Entre Hezbolá y el Tren de Aragua
El funcionario que le disputó a Diosdado Cabello el título de segundo hombre más poderosos del chavismo también llegó a ser vicepresidente Ejecutivo, estando a solo un escalón de Nicolás Maduro, un ascenso que estaba aprovechando para armar su propio círculo de poder, lo que por supuesto no fue bien visto por Cabello y Maduro, que dirigen facciones chavistas enfrentadas. Tampoco hay que olvidar que El Aissami fue gobernador del estado Aragua y que durante su gestión se fortaleció la megabanda trasnacional el Tren de Aragua, que hoy opera en una larga lista de países latinoamericanos e incluso en Estados Unidos. Y según InSight Crime, Tarek El Aissami “presuntamente obstruyó esfuerzos de la policía local para desmantelar el grupo”.
A este pez gordo del chavismo que cayó en desgracia por representar una amenaza interna para quienes hoy ostentan el poder también se le acusa de haber ayudado a miembros del grupo terrorista libanés Hezbolá a entrar en Venezuela, según investigaciones del servicio de inteligencia venezolano reveladas por el New York Times.
Otros detenidos
Tareck El Aissami no cayó solo. Junto con él fue detenido el empresario Samark José López, señalado como su presunto testaferro y calificado hoy por el fiscal del régimen como “lavador de dinero”, así como también fue arrestado este martes el exministro de Economía y Finanzas y expresidente del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), Simón Alejandro Zerpa. Según Tarek William Saab, la operación para lograr estas capturas fue posible gracias a “recientes delaciones de, al menos, cinco testigos” entrevistados por funcionarios del Ministerio Público.
Desde 2017, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había acusado a Tareck El Aissami de narcotráfico, imponiéndolo sanciones, cancelándole su visa y confiscándole sus bienes en territorio estadounidense, lo que incluía la prohibición a todas las instituciones de ese país a mantener relaciones financieras o comerciales con él.