La historia de terror del chavismo —donde abundan villanos— reconfigura a sus protagonistas. El repertorio sombrío dirigido por Nicolás Maduro entrega un papel estelar a Rafael Lacava, gobernador de Carabobo y fanático de Drácula, para renovar la desgastada y muy maltrecha imagen del régimen. Optan por dejar los reflectores a este hombre con una visión particularmente petulante, ademanes histéricos y que interpreta este papel de alguien que está dispuesto a abandonar la ideología por prácticas capitalistas que le permitan mantener el poder.
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El manejo de este dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela en redes sociales —que tiende a viralizarse por sus excéntricas formas de convocar e informar— garantiza al menos la aceptación a regañadientes del autoritarismo del chavismo. Lo usan y él los usa. Un mutualismo fétido, pero que ha sido efectivo en materia electoral y ahora, se debe mirar con cuidado. Aún más cuando en las filas rojas los liderazgos son prácticamente inexistentes.
Su surgimiento es parte de una estrategia. Según The New York Time, el pragmatismo de las políticas de Lacava orientadas al mercado nace de la necesidad de sobrevivir a las sanciones impuestas por Estados Unidos y no de una moderación por parte de Miraflores. Con su irrupción en la deprimida escena nacional, Maduro apuesta a mejorar los índices de audiencia antes de las elecciones presidenciales de 2024, que pese a no tener fecha ya resuenan en el calendario de la oposición.
Lacava es un comodín. En sus hombros reposa la responsabilidad de abonar el camino para otra victoria fraudulenta de Maduro en un panorama, donde quizá se pueda convertir en la ficha que podría devolverle cierta legitimidad a un régimen cada vez más aislado. Eso proyectan los analistas consultados por el medio estadounidense.
El gobernador lo entiende y lo asume sin ninguna estimación. Ni siquiera teme hacer el ridículo a la hora de cumplir con la labor encomendada. En redes sociales puede verse en traje de baño o escuchando rock, una influencia musical que seguro adoptó durante su residencia en Manhattan, mientras estudió en la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey.
👀 #EsViral | Desde Puerto Cabello, el gobernador de #Carabobo, Rafael Lacava, invitó a la población a visitar las playas del estado. pic.twitter.com/MY4rpw1Tnn
— Servicio de Información Pública (@infopublicave) February 23, 2022
Corazón Rockero mañana Sábado en la concha acústica de Naguanagua. No se lo pelen q va a estar buenísimo. Aquí nadie se rinde. Q viva Carabobo 🦇🦇🦇 pic.twitter.com/KK1Au2UbFw
— Rafael Lacava (@rafaellacava10) February 25, 2022
Una marca propia
Todo parece válido para Lacava llamar la atención de aquellos que representan potenciales votos. Él ya ganó la reelección abandonando las “consignas antiimperialistas” del partido y esos habituales ataques a las élites adineradas aunque proviene de una familia rica.
Contradictorio, sí. Audaz, también, considerando que su reputación de competencia gerencial y apoyo a la libre empresa favoreció a sus proyectos de obras públicas en un estado en ruinas que reviste con estatuas de tamaño natural de dinosaurios, criaturas fantásticas, leyendas del deporte e incluso de él mismo para disimular la catástrofe de la que es parte.
Actúa como un vampiro, dice. Parece que no exagera. Las calles del país emulan a las de Transilvania y Drácula es el mítico personaje que logra la obediencia de seres repulsivos, como las ratas, moscas, arañas y los murciélagos con control mental.
El mito sirve de negocio. Al sistema de transporte lo bautizó “TransDrácula”, al programa de abastecimiento de gas doméstico “Gas Drácula” y a una bebida alcohólica “Cerveza Drácula”. Incluso, tiene su “DracuCafé” y parque de diversiones “Draculandia”. Pero, en su exceso de “draculismo” renombró a la plaza Cristóbal Mendoza como Plaza Drácula. La Academia de Historia de Carabobo lo calificó como una falta de respeto.
Vengan a visitar Draculandia “El Parque de Tus Sueños” Créanme q será una experiencia inolvidable para toda la familia y en especial para lo niños. Son las cosas hechas con el corazón ♥️ para propios y extraños así q no se lo pelen y no dejes q te lo cuenten. Q viva Carabobo 🦇🦇 pic.twitter.com/8vlnUnstbR
— Rafael Lacava (@rafaellacava10) March 1, 2022
Una línea delgada
“Maduro necesita que estos miembros del partido tengan éxito, pero también desconfía de permitir que lo eclipsen”, señaló una fuente a NYT. La línea es delgada cuando además de Lacava destacan Delcy Rodríguez, de 52 años, quien vivió en Francia y Estados Unidos; Héctor Rodríguez, gobernador de Miranda, de 39 años, quien creció en Suecia; el canciller, Félix Plasencia, con su maestría de la Universidad de Oxford; y el jefe del Banco Central, Calixto Ortega Sánchez, de 38 años, con una de la Universidad Rice, en Houston.
Sus apariciones con elegantes trajes de diseñador y la ropa de calle de moda sepultan la imagen de los uniformes militares y los rompevientos con los colores de la bandera venezolana preferidos por los leales a Hugo Chávez.
Juntos son los artífices de que las expropiaciones repentinas de empresas desaparecieran, para dar lugar a reuniones con líderes empresariales. Ahora, el cambio de estrategia se enfoca en olvidar esos llamados a la denominada “revolución eterna” y se transformó en hábiles campañas en las redes sociales dirigidas a la clase media.
“La vieja guardia ha sido expulsada casi por completo del poder”, se afirma en NYT. Con esta minúscula cofradía se logró revertir los principios básicos económicos de Chávez: abandonaron los controles de precios y de divisas, permitieron el uso del dólar estadounidense y recortaron las regulaciones del sector privado.
Maduro se los permite. Suelta la cuerda. Sin embargo, la atractiva recompensa de 15 millones de dólares vigente por su captura mantiene latente la posibilidad de traición. Más si algún demonio ostenta el título de conde.