Desde el PanAm Post se ha venido denunciando lo que en Brasil se conoce como la “dictadura de la toga”, un régimen autoritario en el que magistrados del Supremo Tribunal Federal (STF) actúan con poderes más allá de los establecidos en la Constitución Federal. Este régimen ya venía manifestándose desde antes del tercer mandato de Lula da Silva, llevando a la cárcel a líderes políticos como Roberto Jefferson, cuando era presidente del PTB, y a Daniel Silveira cuando era aún Diputado Federal; así mismo, periodistas como Allan Dos Santos y Paulo Figueiredo Filho son perseguidos por el reconocido dictador al punto de estar en el exilio, con el pasaporte bloqueado, con sus cuentas bancarias congeladas, con órdenes de captura en Brasil, con hostigamiento a sus familias y prohibición a las compañías de redes sociales que les permitan tener cuentas. Presos y perseguidos políticos por tan solo opinar. Hoy el mundo ya lo sabe.
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El cuestionamiento de Elon Musk, CEO de X, al magistrado Alexandre de Moraes, ha expuesto a nivel global la situación denunciada. Musk ha llamado “dictador” al magistrado que ordenó a X la censura de cuentas de prominentes dirigentes de la oposición. Según Musk, la orden tenía que ser ejecutada sin decir que había sido ordenada por el Poder Judicial y que debía justificarse mediante la violación de políticas de la plataforma, es decir, tenía que mentir, a lo que el CEO dijo un rotundo no.
La exposición de esta realidad ha desatado una polémica internacional en medio de esfuerzos de diputados federales brasileños por exponer esta situación en los centros de debate del mundo libre en los Estados Unidos y en la Unión Europea.
Como consecuencia, se ha derrumbado la imagen internacional que había construido la izquierda para el mundo: “que en Brasil hay una dictadura fascista y el dictador es Jair Bolsonaro”. Hoy se demuestra que esto no es verdad, ya que los mismos vehículos de comunicación que decían esto, ahora defienden el autoritarismo y la censura en Brasil, con una campaña de descalificación a la persona de Musk tan absurda, que han sido motivo de bromas y memes por influenciadores globales.
Ahora bien, el denunciado dictador ha dicho que si no se cumple la orden, prohibiría a X en el territorio brasileño. Musk denunció que los trabajadores de X han sido amenazados con arresto si no se cumple la orden, por lo que dijo que está haciendo todo lo posible por la seguridad de sus trabajadores para luego exponer con detalles todas las acciones del reconocido dictador. Ya el presidente Milei ha hecho la invitación para que las oficinas de X en Brasil pasen a Argentina ante esta persecución.
Ya en Brasil, voces de la izquierda han manifestado que si el magistrado Alexandre de Moraes continúa con sus acciones, podría darle a la derecha una indiscutible victoria. ¿Pero por qué sería esto así? Recordemos que este año son las elecciones locales en Brasil, donde se eligen concejales y alcaldes. Son 5570 municipios en todo el país. Esta elección prepara a las bases de las fuerzas políticas para las elecciones del 2026 donde se elige al presidente, diputados federales, diputados estadales, senadores y algunos gobernadores.
Si el reconocido dictador prohíbe X en Brasil, el impacto no solo será nacional sino internacional al consolidar una opinión que la izquierda no podrá controlar de ninguna manera: ha vuelto la censura en Brasil, la censura que se vivió en el régimen militar.
Frente a esta realidad, es muy probable que la izquierda pierda muchos espacios y sus bases queden debilitadas. La campaña del 2026 estaría polarizada entre dictadura vs democracia, censura vs libertad de expresión. En un escenario así, es muy probable que aumente considerablemente el número de diputados federales de la derecha y consigan con facilidad hacerse de la presidencia de la Cámara de Diputados, la cual tiene el poder de pautar o no las leyes.
Algo parecido ocurriría en el Senado, donde la derecha podría conseguir una fuerte mayoría que le permitiría obtener la presidencia del Senado y llevar adelante procesos de impeachment de los magistrados del STF. Si vuelve la derecha a la presidencia de la República, este presidente sería quien postule los nuevos magistrados al STF, lo que acabaría de una vez por todas con la conocida llamada “dictadura de la toga”. Volviendo al corto plazo, si prohíben X en Brasil, facilitan también la posibilidad de que un impeachment a Lula da Silva se concrete en el Parlamento.
Pero existe otro escenario probable: que el sistema sacrifique al reconocido dictador. De esta forma Lula podría decir que acabó con el autoritarismo, pospone la censura de las redes que tanto promueve ante esta situación, podría evitar un impeachment y mitiga los daños a su imagen de cara a su reelección en 2026.
De esta manera, podrían hacer el esfuerzo de enfrentar a la derecha y colocarse al menos en una posición defensiva, lo que sería de igual manera un retroceso para ellos. Esto es una acción parecida a la que Maduro hace en Venezuela: es harto conocido que el chavismo es corrupto, pero para mitigar esta imagen, han apresado a uno de sus máximos referentes, Tareck el Aissami, con lo que dicen al mundo “la revolución bolivariana combate a la corrupción” ¿Por qué el sistema en Brasil no podría actuar con el mismo cinismo y decir que “combaten la censura”?
Lula es el Biden de Brasil, un títere que representa a una oligarquía que se reparte el poder en la capital. Esta oligarquía está conformada por clanes y grupos de intereses que controlan los partidos políticos existentes. A pesar del autoritarismo, la oligarquía no querrá perder su poder, por lo que es más probable que actúen en función de sacrificar a algunos actores a cambio de estabilidad y el mantenimiento de sus privilegios.