Con el nuevo aumento de la gasolina viene también un aumento en los alimentos y los comercios. El aumento del gasto público ya ha sido anunciado, comenzando por el incremento de ministerios: el gobierno Lula tiene más ministerios (37) que el régimen de Nicolás Maduro (33) y es 60 % más grande que el gobierno saliente que tenía 23. El dólar va para arriba y la desconfianza en el mercado brasileño, también. El espíritu revolucionario del nuevo gobierno se ha hecho sentir: será un régimen de izquierda radical.
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El Ministerio de la Salud ya anunció que el aborto sería una política social, como bien lo defendió Lula en su campaña. Los decretos que garantizaban el acceso a las armas para la autodefensa del pueblo, fueron revocados. El ministro de Justicia ha anunciado que se abrirán investigaciones contra todos los actos ocurridos luego de la segunda vuelta, que según el PT los denomina “actos antidemocráticos”, para establecer responsabilidades civiles y penales a los involucrados. Y se ha creado la Procuraduría Nacional de Defensa de la Democracia, que ha sido catalogado como un instrumento de persecución política para la oposición en el país ya que se basa en el combate a la “desinformación”, tomando en cuenta que no existe en el ordenamiento jurídico del país el concepto de “desinformación”.
Todo esto produce una incertidumbre institucional que puede caracterizar el ambiente político de los próximos 4 años para la oposición: sigue latente la amenaza a la libertad de expresión con la propuesta del Senador Renan Calheiros (MDB) llamada Paquete Democrático, que no es más que una serie de medidas para criminalizar la acción política opositora al gobierno de Lula. En esta línea, ocurrió esta semana que luego de tener sus redes sociales bloqueadas, ahora han sido congeladas las cuentas bancarias y han sido cancelados los pasaportes de los periodistas Paulo Figueiredo, Guilherme Fiuza y Rodrigo Constantino, porque están “bajo investigación” del poder judicial.
Ante esta situación, en la derecha hay un debate sobre si hacer o no oposición política. Muchos de los que promovieron una salida militar se encuentran en silencio luego de que las expectativas que promovieron no fueron cumplidas: expectativas que dejaron una huella de desconfianza que le sirve muy bien a la izquierda en su propósito de mantener a la oposición desmotivada y desarticulada. Cabe destacar que el expresidente Bolsonaro, antes de partir a los EEUU, indicó en su último mensaje que era importante hacer oposición política al nuevo gobierno. El nuevo desafío político que tiene la oposición se encuentra en mantenerse unida en el Congreso y en prepararse para lograr la mayor cantidad de victorias en las elecciones locales.
La derecha más intelectual ha propuesto una agenda de educación política y cultural que estimule el mantenimiento de lo que se ha conseguido en términos identitarios, para que políticamente esto pueda expresarse con mayor fuerza en el cercano futuro. Este fenómeno, es muy particular de Brasil y lo considero un ejemplo del que otros actores intelectuales en la región pueden aprender para retroalimentar y vigorizar la lucha contra el comunismo.
Y para finalizar, la Fuerza Armada ha sido centro de ataques por parte de factores de la derecha. Si bien es cierto que dentro de la institución armada predomina una visión política progresista en su élite, la exaltación de esta institución para luego denostar de ella deja consecuencias que pueden manifestarse políticamente en el futuro, en favor de la izquierda. Los miembros del Foro de Sao Paulo tienen como objetivo la corrupción y el debilitamiento de esta institución, a fin de que sus objetivos políticos y económicos con el narcotráfico y el extremismo islámico tengan éxito (caso Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela). Si la derecha rompe emocional e identitariamente el lazo patriótico que tiene con la FFAA construido durante la gestión Bolsonaro, facilita a la izquierda su acercamiento. La derecha política e intelectual podría evaluar cómo remediar las consecuencias causadas por todos aquellos actores que colocaron en manos de los militares una acción que sólo podían haber cumplido si su Comandante en Jefe se los hubiera ordenado. Por cierto, el expresidente Bolsonaro, en su mensaje final, hizo un saludo a la institución armada, un saludo significativo y fraternal, así mismo, sus últimas apariciones presidenciales fueron en actos militares.
He estado viendo un fenómeno social parecido al que ocurrió en Venezuela en los primeros años del régimen de Nicolás Maduro. La gente, ante toda la crisis que se vivía, entraba en un estado de negación con el eslogan de campaña del chavismo “Tenemos Patria“. Actualmente, con todo lo que hemos analizado aquí, los brasileños entran en el mismo estado de negación usando la frase de campaña de Lula “Faz o L”. Así ha sido la llegada de la revolución a Brasil.