Un año más sin carnaval debido a la pandemia. Y mientras el mundo sufría las consecuencias de los encierros y las malas políticas energéticas ambientalistas, las medidas económicas del gobierno de Bolsonaro dejaron la inflación más baja de la región, el precio de la gasolina más barato, el precio de la electricidad más económico y una constante deflación que benefició el bolsillo de los ciudadanos.
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El 14 de febrero el presidente Jair Bolsonaro viajó a Rusia para garantizar el suministro de fertilizantes a su país, lo que evitaría una crisis económica que comenzaría desde el sector agrícola. Poco después comenzaría la guerra con Ucrania. Pero el 25 de febrero Brasil vota en el Consejo de Seguridad de la ONU condenando la invasión a Ucrania. Todavía el conflicto continúa y será una incertidumbre lo que sería la política exterior de Brasil para el 2023.
2022 fue el año del mundial, pero también el de las elecciones presidenciales, en la que hasta ahora el presidente Bolsonaro no reconoce el resultado emitido por el TSE. Sin embargo, la transición fue autorizada y se estima que para el primero de enero ocurra el cambio de mando. Lo más seguro es que no veamos al Presidente Bolsonaro entregando la banda presidencial a Lula da Silva.
Hay que recordar que esta pasada campaña electoral fue muy polémica. Por primera vez en Brasil ocurre una candidatura presidencial de un Padre y un Pastor -Padre Kelmon y el Pastor Gamonal- rompiendo el tabú que existe en la región entre las corrientes cristianas católicas, ortodoxas y protestantes. Esta campaña fortaleció a la derecha y, según el presidente Bolsonaro, jugó un papel importante que influenció la elección rumbo a la segunda vuelta. Pero en esta campaña recrudeció la persecución política contra Roberto Jefferson, presidente del PTB, el diputado federal, Daniel Silveira, y el periodista Allan Dos Santos, hoy exiliado en los Estados Unidos. Todas estas persecuciones fueron llevadas adelante por el magistrado Alexandre de Moraes, quien fuera presidente del TSE desde agosto.
Hasta el momento de hacer este resumen, miles de personas continúan en los cuarteles del ejército brasileño pidiendo a los militares algún pronunciamiento, por lo que aún el 2023 parece incierto desde el primer día.