El futuro de la civilización está en el espacio. Es algo que queda claro cuando se traza una hoja de ruta sobre las iniciativas y proyectos que están llevando a cabo agencias espaciales de las principales potencias. El foco está sobre Estados Unidos y China, ya que en los últimos años han competido en todo lo relacionado con este tema. Incluso hay casos de “robo de profesionales” que inicialmente trabajaban en la NASA y luego comenzaron a espiar para el régimen asiático.
Mucho se ha hablado de los viajes al lado oscuro de la Luna, del descubrimiento de un nuevo mineral, de indicios de la existencia de agua o de la construcción de la enorme estación espacial china Tiangong. Pero ahora el protagonismo lo tiene la construcción de casas en la Luna, que a su vez servirían como parada para aquellos que tengan a Marte como destino final. Aunque avanzan por separado, tanto EE. UU. como China tienen la misma meta.
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El plan de la NASA es tener las casas listas para el año 2040. En paralelo, China se trazó la meta de fabricación del primer ladrillo en la Luna para 2028. Equipos de los dos países están avanzando sin pausa en esta nueva carrera espacial que recuerda a películas de ficción hollywoodense.
Carrera de obstáculos
Todo es importante en lo relacionado a la construcción de casas en la Luna. Ambas potencias admiten que deben trabajar con materiales propios del satélite debido a que trasladar acero y cemento, por ejemplo, sería demasiado costoso. Para tener una idea, trasportar una botella de agua mineral a la Luna “costará 200.000 dólares”, dijo a China Science Daily Ding Lieyun, de la Academia china de Ingeniería. Entonces, lo más lógico es abaratar costos.
La NASA contempla enviar una impresora 3D a la Luna que replique lo que hicieron en Houston, Texas, donde se construyó un prototipo similar inspirado en Marte. “Construirá estructuras, capa por capa de aditivo, a partir de un hormigón creado a partir de astillas de roca, fragmentos minerales y polvo que se encuentran en la capa superior de la Luna”, describió The New York Times.
Será una etapa de la nueva carrera espacial donde ambos contrincantes deben hilar fino. Es que levantar una construcción fuera de la Tierra implica, además de la gravedad, encontrarse con sustancias tóxicas, terremotos, micrometeoritos y “un polvo fino tan abrasivo que puede cortar como vidrio”.
Respecto a los tiempos, China hace estimaciones similares a las de la NASA. “Puede que nos lleve entre 20 y 30 años o más llegar a la Luna, pero debemos empezar a trabajar juntos ahora”, añadió Yu Dengyun, integrante del equipo de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC, por sus siglas en inglés).
NASA is now plotting a return to the moon. This time, the stay will be long-term.
To make it happen, NASA is going to build houses on the moon that can be used not just by astronauts, but by ordinary civilians as well. Here’s how they plan to do it. https://t.co/SbG282kIpZ pic.twitter.com/3O6y5YMUPb
— The New York Times (@nytimes) October 2, 2023
Objetivo final: Marte
Las casas en la Luna solo serán una escala para llegar al planeta rojo. A largo plazo, una nave espacial podrá parar en el satélite para cargar combustible y que sus pasajeros coman y descansen dentro de la estructura impresa en 3D. Luego seguirán su camino.
En junio pasado, cuatro voluntarios de la NASA entraron al Mars Dune Alpha, el prototipo ubicado en Houston. Cuenta con un hábitat total de 160 metros cuadrados e incluye dos baños, área de tratamiento médico, un espacio que simula el exterior, pequeñas habitaciones, y hasta una granja vertical. Vivirán allí por un año bajo condiciones simuladas para medir cómo reaccionan al largo aislamiento y situaciones de estrés. Respecto a China, su ambición es la de construir la primera base en Marte para el año 2049.
Ya ambas potencias están manos a la obra desde hemisferios opuestos, listas para la conquista de la Luna y Marte. La pregunta es: ¿Quién saldrá vencedor en esta carrera de resistencia e ingenio?.