Rusia quiere tomar todo el sur y el este de Ucrania, incluyendo las ciudades controladas previamente en la región del Donbás. Es un objetivo que no esconden las autoridades militares del Kremlin. Por el contrario, se han encargado de remarcarlo una y otra vez. Cuatro días después de tomar Mariúpol, ahora el gobierno de Vladímir Putin afirma que ya controla partes de otras ciudades.
Zaporiyia, Mykolaiv y Járkov están parcialmente tomadas, según las afirmaciones de altos funcionarios. Mientras que la región de Jersón habría sido ocupada en su totalidad. Si vemos el mapa, Rusia está formando entonces un corredor que cubre todo el sur y este de Ucrania y evidencia la poca distancia que quedaría con el territorio moldavo de Transnistria, supuestamente el punto final de toda la operación rusa.
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Ellos, los funcionarios de Putin, hablan de que en estos territorios “se está instaurando una vida pacífica, se están restableciendo activamente las instalaciones de soporte vital para la población, la infraestructura social y los servicios de vivienda y comunales”. Una retórica creíble solo para los medios estatales que difunden otra realidad a los ciudadanos rusos.
Agregaron los funcionarios que la población de las ciudades al sur y este de Ucrania no puede regresar porque “el régimen de Kiev y los militantes de las formaciones armadas nacionalistas impiden de todas las formas posibles el regreso de sus ciudadanos a sus hogares”, según un comunicado replicado por la agencia EFE y emitido por el jefe del Control de la Defensa Nacional de Rusia, el general Mijaíl Mizintsev, el hombre apodado como el “carnicero de Mariúpol”.
La guerra en Ucrania se está concentrando en el sur y el este del país. También se han registrado ataques en Odessa, donde las autoridades denuncian que un puente fue siniestrado con misiles. Informe de @Irenls_, enviada especial de #France24 a Ucrania https://t.co/8XUMWz5Ahq pic.twitter.com/P1RiPdpeSq
— FRANCE 24 Español (@France24_es) April 26, 2022
Putin reconoció la tragedia al sur de Ucrania
En un inesperado episodio de sinceridad, Putin reconoció la grave situación en Mariúpol, incluso la tildó de “trágica”, mientras se reunía en Moscú con el secretario general de la ONU, António Guterres. Fue un encuentro distinto a lo que viene ocurriendo desde hace dos meses, ya que el mandatario parece que solo abría las puertas de su palacio de gobierno a pares que simpatizan con sus principios totalitarios, como pasó con Recep Tayipp Erdogan, de Turquía.
Pero son reuniones que no dejan soluciones importantes, mucho menos este encuentro donde sobraron las diferencias. La visión de Putin es que a pesar de los miles de muertos, heridos y millones de refugiados, lo que él ordenó no es más que una “operación militar especial”. Pero Guterres le dijo de frente que se trata de una invasión. Así que no hubo consenso.
🇷🇺🇺🇳 | En la larga y gruesa mesa blanca del Kremlin, Vladimir Putin recibió a Antonio Guterres, titular de las Naciones Unidas. pic.twitter.com/QfJ61AzpP7
— Mundo en Conflicto 🌎 (@MundoEConflicto) April 26, 2022
El mandatario ruso apeló al precedente que sentó Kosovo al independizarse de Serbia en 2008 para justificar su invasión y el previo reconocimiento a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. “Recuerdo perfectamente el veredicto del Tribunal Internacional, que afirmó que determinado territorio de un Estado no está obligado a pedir permiso para declarar su soberanía a las autoridades centrales del país”, fueron sus palabras. Ahora esa lógica pretende trasladarla al Donbás.
Nuevo alcalde prorruso impuesto por Moscú
Rusia no perdió el tiempo en las zonas que considera tomadas. Anunció la designación de un mandatario prorruso en la ciudad de Jersón, de acuerdo con el alcalde ucraniano, Ígor Kolykhaiv. Adicionalmente el ejército del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, informó que Moscú estaría organizando “referendos falsos”.
Luego de Mariúpol, lo que ahora ocurre en las demás ciudades al sur de Ucrania continúa siendo una copia del libreto puesto en escena hace ocho años en la península de Crimea. El mismo modus operandi que en este caso se refleja en elecciones ilegales. Lo mismo pasó en marzo de 2014 cuando supuestamente se le preguntó a los habitantes de esta región si querían unirse a Rusia.
No hubo observación internacional al proceso de votación. Aún así, los entonces líderes prorrusos aseguraron que más de 95 % de los votantes había dicho “sí” a la propuesta. De nuevo las elecciones fueron usadas para aparentar un ápice de democracia.