Rusia decidió dar por tomada Mariúpol. La ciudad ucraniana posiblemente ha sido la más atacada y destruida desde que la guerra comenzó el pasado 24 de febrero. El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció la “victoria” sin importar que más de 1000 civiles y unos 500 soldados heridos aún están refugiados en una enorme planta siderúrgica. Simplemente dijo que no valía la pena entrar a esas instalaciones y pidió al ejército ruso bloquear esta zona industrial “para que no pase ni una mosca”. Su objetivo es que los militares y varios civiles salgan cuando se les acaben las provisiones.
- Lea también: En Mariúpol se estaría cometiendo genocidio, denuncia la fiscal ucraniana
- Lea también: Mariúpol, la ciudad ucraniana con 80 % de las casas destruidas por las tropas rusas
Es así como Ucrania vuelve a padecer un episodio similar a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. Aunque con diferencias de forma, el fondo es el mismo: abarcar cada vez más poder. Como resultado, Putin está garantizando el control de la zona costera con acceso al Mar de Azov y creando el tan ansiado corredor entre Rusia y dicha península.
Otra similitud es que estos planes Putin los trazó hace mucho, mucho tiempo bajo la concepción de que se trata de territorios rusos. Y para muestra un botón: un año después de haberse anexado Crimea, confesó que había tomado la decisión de “traer a Crimea de vuelta a Rusia” antes de que el entonces presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, fuera derrocado.
Si miramos los contrastes, en 2014 el Parlamento de la península de Crimea votó a favor de separarse de Ucrania, hubo un dudoso referendo y Yanukovich salió del país. En cambio, el gobierno de Volodímir Zelenski se ha negado a brindar concesiones. Pero es evidente que Putin quiere repetir el libreto .
#VideosAFP |🔴 Putin celebra la toma de Mariúpol y descarta asalto final a la fábrica de Azovsta. Acá toda la información ▶ https://t.co/n4dqwA1nDz pic.twitter.com/fnrQSAQlX8
— EL TIEMPO (@ELTIEMPO) April 21, 2022
Mariúpol “sigue siendo ucraniana”
Lo que hace el gobierno de Putin con la toma de Mariúpol es otra violación al Memorando de Budapest firmado en 1994, cuando Rusia se comprometió a respetar las fronteras ucranianas. La moneda de cambio fue que su par entregara todas sus armas nucleares a Moscú. El trato se cerró, pero no fue respetado. El argumento que esta vez promueve el Kremlin y que ha sido pronunciado una y otra vez hasta el hartazgo es la supuesta “desnazificación” de Ucrania. Y bajo esa premisa ha destrozado el sureste del país, incluyendo la pérdida de miles de vidas. Otro saldo lamentable es que en Mariúpol aún permanecen unas 100.000 personas, según el Ayuntamiento.
“La finalización del trabajo de combate para liberar a Mariúpol es un éxito”, declaró el mandatario acompañado del ministro de Defensa ruso, Sergéi Shoigú.
La zona de la planta siderúrgica Azovstal, donde hay refugiados soldados y civiles, podría ser tomada en tres o cuatro días, según el ministro. Pero Putin no le da importancia a esos tiempos. Él dejó claras sus intenciones. “No hay necesidad de subir a estas catacumbas y arrastrarse bajo tierra a través de estas instalaciones industriales”, agregó.
En contraposición a los aires triunfalistas rusos está el gobierno de Zelenski. Las palabras de Vadym Boychenko, el alcalde de la ciudad, aseguran que esta “sigue siendo ucraniana”. Es el mismo espíritu esgrimido desde Kiev cuando inició la invasión, el de mantener el combate y la defensa de la soberanía.
El trofeo que ansía Putin
Ahora bien, tal como dicta el manual del autoritarismo, finalmente lo que busca Putin es conquistar espacios de manera violenta y arbitraria. Y para dejar claro el mensaje, es probable que use como broche de oro la celebración del Día de la Victoria el próximo 9 de mayo, fecha en que Rusia celebra la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. ¿Coincidencia? No.
Ese razonamiento vino del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, citado por Associated Press. “Esto podría afectar la rapidez y la fuerza con que intenta realizar operaciones en el período previo a esta fecha”, dijo el organismo.
Desde Occidente siguen intentando frenar la guerra. Estados Unidos autorizó el envío de 1300 millones de dólares para ayuda militar y asistencia económica. Mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) suspendió a Rusia como observador permanente.
A Rusia, la toma de Mariúpol —aún incompleta— le ha costado más que la operación militar en la península de Crimea, ya que sus tropas y su inteligencia han tenido que sortear esta vez numerosas fallas logísticas.
La historia continúa, pero desde Kiev descartan abdicar.