Corea del Norte realizó este fin de semana ensayos de un nuevo misil de crucero de largo alcance. Tras seis meses de inactividad, estas serían las primeras pruebas balísticas llevadas a cabo por el régimen de Kim Yong-un durante el último tiempo. A modo de “coincidencia”, estas se producen en un momento en que las conversaciones entre Estados Unidos y el país asiático se encuentran «congeladas».
La agencia estatal KCNA calificó este lunes el operativo como un «éxito». Asimismo, informó que los proyectiles lograron volar sobre territorio y aguas norcoreanas, impactando en sus respectivos objetivos. Estos se hallaban a unos 1500 kilómetros de distancia, aproximadamente.
Por otra parte, el medio oficialista recalcó la relevancia del ejercicio militar para el país. «El desarrollo del misil de crucero de largo alcance, un arma estratégica de gran importancia para alcanzar el objetivo clave del plan quinquenal para el desarrollo de las ciencias de la defensa y los sistemas de armas establecidos en el VIII Congreso del Partido, ha sumado un avance», indicó.
Las pruebas de este fin de semana son el resultado de numerosos estudios previos impulsados por el régimen norcoreano. Durante los últimos dos años, este ha realizado ensayos de componentes de misiles y de propulsión de motor en tierra. También varias pruebas de vuelo, de control guiado y experimentos sobre la potencia explosiva de las ojivas, según afirmó la KCNA.
Encendiendo las alertas
Al contrario que los misiles balísticos, los proyectiles de crucero no están sujetos a sanciones internacionales por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esto debido a que se consideran una «amenaza militar de menor nivel».
Sin embargo, algunos analistas advierten que este armamento implicaría un avance considerable en la tecnología bélica de Corea del Norte. De esta forma, el régimen podría sortear con mayor facilidad los mecanismos de defensa de los países vecinos. Varios de ellos han manifestado su preocupación sobre este asunto.
Corea del Sur por ejemplo, señaló en un comunicado que está «realizando un análisis detallado en estrecha cooperación entre los servicios de inteligencia surcoreanos y estadounidenses». Japón por su parte, también expresó su recelo respecto a los ensayos balísticos de Kim Yong-un. «Un misil que vuela unos 1500 kilómetros sería una amenaza para la paz y la seguridad de la zona que nos rodea», afirmó Katsunobu Kato, secretario general del gobierno.
De igual forma, el Comando Indo-Pacífico del Ejército de Estados Unidos aseguró que el Pentágono está «al tanto de los reportes sobre las pruebas de misiles de crucero» norcoreanas. Asimismo, afirmó que ya se está coordinando con sus aliados y socios.
Los ensayos armamentísticos del hermético país asiático se llevaron a cabo en una fecha crucial. Al día siguiente, estaba fijada una reunión en Tokio entre los principales negociadores nucleares: EEUU, Corea del Sur y Japón. El encuentro tiene como propósito precisamente, acabar con el enfrentamiento con Corea del Norte.