Una cosa es “no verla”. Pero ya “no querer verla” es demasiado. La militancia kirchnerista, que se desconectó de la realidad y se llevó una gran sorpresa en las elecciones, ahora comienza a transitar el camino de la negación voluntaria. En las últimas horas, los partidarios del kirchnerismo han decidido bloquear a todos los funcionarios y partidarios del gobierno. Como si no ver lo que escriben hiciera que dejen de existir mágicamente.
Es una pena no contar con las herramientas apropiadas del ámbito de la psicología como para comprender más a fondo este curioso fenómeno, que parece ser un proceso de negación grande como una casa. Para lograr llegar a la mayoría posible, incluso se han confeccionado listas con miles de usuarios libertarios, a los que pasaron a bloquear en masa.
Claro que, como suele ocurrir con la negación, no reconocen que simplemente desean dejar de verlos para que en sus cabezas dejen de existir. No. Argumentan que los bloqueados no son usuarios normales, sino un ejército de trolls pagos, que a su vez monetizan las interacciones. Por lo tanto, consideran que al bloquearlos dañan estratégicamente uno de los principales bastiones enemigos: el de las redes sociales. Así proponen perjudicar al espacio político de Javier Milei de cara a las elecciones de medio término en 2025. Insólito.
acá bloqueando y denunciando al presiduende que lucra con su cuenta de twitter como buena ciudadana democrática 🥰 #BloqueoMasivoDeTrolls #Bloqueado pic.twitter.com/Q2Byd4aBLE
— tutú 💌 (@valen_rgz6) March 30, 2024
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Además de pretender desarticular una especie de call center oficialista, los usuarios kirchneristas consideran que, al darles el golpe del bloqueo masivo en X, los libertarios deberán ir a militar sus ideas “a la calle”. Aquí es donde todo se vuelve más absurdo.
Por estas horas están desempolvando el manual de la “micromilitancia”, al que apelaron en las elecciones de 2015, cuando el kirchnerismo perdió con Mauricio Macri las elecciones presidenciales. A pesar del magro resultado de la acción, la micromilitancia está volviendo con todo a las calles de Argentina.
Hay que seguir bloqueando, bloqueando y bloqueando, que lleguen totalmente debilitados en esta red de mierda y en todas las demás, a las elecciones legislativas. Que les cueste el triple instalar fake news. Que tengan que salir a la calle a militar todas sus porquerías
— Gonza Carranza 🏳️🌈 (@gonzaIcarranza) March 30, 2024
Fui testigo de un ejemplo de este bizarro accionar la otra noche, en un bar que tenía unas mesas en la calle. De repente, un joven con una clara inestabilidad emocional, comienza a caminar sobre sus pasos una y otra vez cerca de donde estábamos sentados los comensales. Estaba fingiendo una conversación en su teléfono celular, pero era obvia la mentira: hablaba de corrido sistemáticamente, olvidando hacer silencio de vez en cuando, como para hacernos creer que del otro lado de la línea había alguien más.
A los gritos, simulaba echarle en cara a un supuesto votante de Milei arrepentido las consecuencias de su acción: “¿Qué esperabas votando a la derecha?”, “¿Ahora te quejás? Era obvio lo que iba a hacer?”, repetía una y otra vez, mientras iba y venía en un radio de 10 metros, para que las personas que estábamos sentadas lo escuchemos.
En un momento, el mal actor le manifestó a su contertulio imaginario -siempre a los gritos- que todo lo que padecíamos los argentinos actualmente era el precio que pagábamos por una supuesta venganza. “Néstor bajó el cuadro de Videla y por eso nos hacen todo esto”, resaltó el desquiciado. Eso fue demasiado. Todas las personas sentadas soltamos una carcajada simultánea refleja que se escuchó mucho más fuerte que la actuación del militante kirchnerista, que decidió partir ante el fracaso estrepitoso del operativo.
Como era de esperar, la espontánea reacción hizo que se inicie una conversación. Resulta que las personas a las que el militante K intentaba persuadir con su acting, eran todos partidarios del gobierno de Milei.
¿Tendrá algún efecto todo esto? La respuesta parece ser muy clara. Sin embargo, la militancia kirchnerista está decidida a seguir transitando el camino del ridículo.