Pasó a la historia como Queen I, pero en realidad el nombre oficial es “Queen”. Era una costumbre de la época que el álbum debut pueda tener el nombre del artista en cuestión. Esto tiene que ver, lógicamente, también con que el segundo LP lleva de nombre “Queen II”. Hasta que la banda explicó los motivos del bautismo, el periodismo del rock especulaba con todo tipo de teorías: desde cuestiones políticas monárquicas, hasta un indicio de una supuesta homosexualidad de sus integrantes. Años después de aquel disco debut de 1973, Brian May, Roger Taylor, Freddie Mercury y John Deacon dieron una explicación que terminó siendo más sencilla y lógica que las especulaciones: “Era un nombre corto y sencillo, que muchas personas en muchos países pudieran entender”.
Claro que en sus comienzos Queen jugó tanto con las coronas y la estética de la realeza con la ambigüedad sexual de los músicos. Si uno mira la contratapa del primer disco, que hoy cumple medio siglo de vida, parece que los cuatro integrantes manifiestan una exacerbación total del prototipo del varón homosexual afeminado. Sin embargo, como se supo luego (y acompañando los otros estilos del grupo) ni el bajista ni el guitarrista ni el baterista eran homosexuales. Cabe recordar que esa ambigüedad era bastante utilizada en el mundo del glam rock, más que nada por cuestiones de imagen. Marketing le dicen hoy hasta en habla hispana.
Las cuestiones estéticas eran importantes por aquellos años, cuando la tapa y contratapa de los long play eran casi tan trascendentes como la música en sí que el oyente descubriría en el vinilo. Esto se debatía hasta el más mínimo detalle, al punto que el grupo consideró que el nombre del bajista sonaba mejor al revés, primero el apellido y luego el nombre. Por eso, en todas las ediciones y reediciones de Queen I se lee “Deacon John”, en lugar de John Deacon. Algo que fue descartado por ser absolutamente irrelevante en el segundo disco un año más tarde.
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Este primer álbum, sobre todo teniendo en cuenta el potencial explotado después, podría ser explicado con la siguiente analogía: se trata de un disco que es como un gran vino de guarda, abierto antes de tiempo, o consumido sin el necesario tiempo de decantación. Es decir, se nota que todo lo que está allí es genial, pero se encuentra como comprimido. No se aprecia en su máximo esplendor y necesita explotar. Pero, como dijimos. Es evidente que todo está allí. En la copa o en la bandeja de discos.
¿Qué es lo superlativo de Queen que está en el disco debut, pero todavía sin explotar en un disco épico? Las geniales y creativas composiciones de Mercury, que se expresan en gemas como Great King Rat o My Fairy King, el sólido bajo de Deacon que se mueve con total solidez entre el virtuosismo y lo melódico y el sonido y la personalidad de la guitarra de May, que, aunque faltaba pulirse para terminar siendo el que todos reconocemos hoy, ya adelantaba que se trataba de un elemento musical que iba a tener tanta trascendencia en el grupo como la voz principal del cantante. Finalmente, otra cosa que dice presente en el Queen de 1973 es la importancia de la voz del baterista Taylor, que en vivo se convirtió en los coros ideales para el registro de Mercury. Aunque este es un aspecto poco reconocido, la maquinaria de Queen en vivo, y la potencia del segmento vocal, tuvo dos grandes responsables en vivo, aunque los laureles se los haya llevado casi todos el vocalista.
La cara A del primer lado abre con Keep yourself alive de May, que fue el primer single del grupo. No contó con gran difusión radial ni presencia en las listas, por lo que pasó bastante desapercibido para el público en general británico. Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero otra frase que podría utilizarse con frecuencia es que pocos lo son en su tiempo. Recién en 2008, la revista Rolling Stone la reconoció como una de las mejores canciones “de guitarra” de la historia del rock.
El lado B del simple tenía otra composición del guitarrista: Son and daughter, que incluía en vivo un solo más extenso de guitarra. Junto a Modern times of rock and roll de Taylor, son los temas más rockeros del disco. En Estados Unidos se probó suerte con la difusión de Liar, de Mercury, en una versión abreviada. Tampoco tuvo gran éxito en el nuevo mundo, pero el ámbito del rock los recibió con cierto beneplácito.
Seven seas of rhye concluye la producción, pero no se trata de la versión más conocida cantada. Se trata de un instrumental de piano, que recién tendría letra en Queen II de 1974, donde también pone el broche. Fue en este LP, sobre todo en su medley de la cara B, donde el Queen majestuoso que conocemos salió a la superficie. Pero, como los buenos vinos, es necesario el tiempo y largos procesos de trabajo para la expresión en plenitud. Este camino musical laborioso que recorre el debut discográfico de Queen. Una banda que tuvo recién su primer gran éxito con Killer Queen en el tercer disco, poco antes del lanzamiento de Bohemian Rhapsody en A night at the opera, cuarto LP de 1975. Claro que eso es otra historia…