Alberto Fernández reapareció con la polémica en una mano y en la otra un esbozo de cómo se vislumbran hasta ahora las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. Para ilustrar a la ciudadanía sobre el avance de estas reuniones, el mandatario utilizó el término “pelea”. Asimismo, reconoció que un acuerdo con este organismo está en una fase cada vez más verde.
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El presidente argentino fue contundente al hablar del tema que tiene a su gestión contra las cuerdas. Es por ello, que acompañado por Juan Manzur, el jefe de Gabinete de supuesta llegada a los jugadores influyentes en Washington que podrían colaborar con la compleja situación, pero que mucha gente ya veía prácticamente fuera del Ejecutivo, Fernández señaló:
“Por eso nuestra pelea con el Fondo Monetario por más que algunos se disgusten, donde firmemente decimos que queremos tener derecho a crecer según nosotros creemos cómo debemos crecer”.
En un acto en Morón, provincia de Buenos Aires, esta mañana se cambió el tono de las declaraciones desde la presidencia con respecto al organismo acreedor. Hasta el momento, el Gobierno se había limitado a pedirle al FMI “responsabilidad” por los desembolsos “irresponsables” durante la segunda mitad de la gestión de Mauricio Macri, pero hoy Alberto arrastró al FMI al fango de la discusión politiquera nacional.
En la presentación junto a Manzur ante los medios, el presidente aseguró que el pueblo “padeció” el ajuste que pidió el Fondo en 2001. “Y recuerden el ajuste más cercano que el Fondo le pidió a la Argentina hizo desaparecer al ministerio de Salud, el ministerio de Trabajo y el ministerio de Ciencia y Tecnología. Hizo perder tres baluartes centrales para el desarrollo de un Estado”.
Esta línea discursiva de Fernández vino acompañada de sus respectivos recursos para “imprimir” una sensación de confianza en las políticas que el Gobierno está implementando para abordar el acuerdo con el FMI. Confianza que realmente luce muy endeble hacia el mandatario, considerando los innumerables traspiés que ha tenido en su tiempo como jefe de Estado.
Y es que este lunes varios puntos clave de Buenos Aires amanecieron empapelados con mensajes de apoyo a Fernández y la narrativa que justamente usó en su encuentro con los medios de comunicación. Carteles con consignas como “No al ajuste del FMI”, “#FuerzaAlberto”, son algunos de los que se muestran por las calles principales de la entidad, respaldando una eventual ‘patada a la mesa’ que sería letal para la nación.
Vencimientos complicados
Esta semana, si no hay novedades en el frente, Argentina tendría que desembolsar al Fondo 731 millones de dólares. Un par de días después, el 1 de febrero, habría que realizar un segundo pago de 366 millones. Sin embargo, el deadline que le quita el sueño a Alberto es el del mes de marzo, donde la suma es una mucho más alta: 2.824 millones de dólares. Con las reservas languideciendo, el Gobierno tiene solamente los 625 millones que consiguió por los DEG (Derechos Especiales de Giro).
La imagen del Gobierno, por el suelo
Según un estudio que presentó la consultora Poliarquía, el 60 % de los argentinos tienen una valoración negativa de la gestión de Alberto Fernández y consideran que los funcionarios del Frente de Todos “no saben o no pueden resolver los problemas. Solamente el 13 % considera que el oficialismo está haciendo bien las cosas. Los números revelan el piso más bajo del kirchnerismo hasta el momento, que siempre supo ostentar, aunque sea aproximadamente un tercio del electorado, más allá de las circunstancias coyunturales.
En el marco de la negociación con el FMI, el 55 % de los encuestados manifestó que no ve un buen desenlace y que la situación económica incluso “empeorará” en el corto plazo.