Habría que consultar a algún psicólogo para poder sacar una conclusión razonable. A simple vista no la hay y todo parece indicar el inicio de un suicidio político. El kirchnerismo parece obstinado en repetir el mismo ciclo que lo llevó a perder el poder en 2015 a manos de Mauricio Macri: el camino de la radicalización total, que no tiene ningún quórum en la sociedad argentina.
Cuando la actual vice era presidente, la mera mención a la idea de una reforma constitucional para conseguir un eventual tercer mandato hizo que hasta se rompiera su propia coalición. Perdieron las elecciones de medio término y se tuvieron que ir. Con caprichitos, sin entregar la banda presidencial, pero se tuvieron que ir. El fracaso económico total de la gestión de Juntos por el Cambio hizo que la carta de un Alberto Fernández moderado le diera la oportunidad del retorno a CFK.
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Ahora, ante la lógica y necesaria independencia del máximo tribunal de Justicia, el kirchnerismo parece que buscará repetir el disparo en el pie. Marcharán en contra de la Corte Suprema en diez días, con impresentables al frente como el piquetero Luis D’Elía y la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. El sindicato de Camioneros de los Moyano también será de la partida. Como era de esperar, la mayoría de los otros gremios de la CGT tomó distancia de esta locura.
“Cuando un Gobierno apoya una marcha que apela al llamado pueblo, a su pueblo, para presionar a otro poder del Estado, en este caso la Corte Suprema, estamos fuera de toda fórmula de gramática democrática”, señaló el prestigioso historiador y analista Loris Zanatta. En su opinión, aunque reconoce que no suele utilizar términos “tan fuertes”, el especialista aseguró que la iniciativa merece el rótulo de “golpista”. “En este caso no puedo evitar utilizarla porque estamos frente a un caso enorme”, aseguró.
Como era de esperar, un grupo de abogados, con representantes de todo el país, hizo pública una declaración donde cuestionan duramente la marcha. Allí señalan que el oficialismo busca “forzar inconstitucionalmente la remoción de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
Para los hombres del derecho, se trata de una “manifestación inadmisible”. “Más grave aún resulta el apoyo otorgado a esa movilización por parte de integrantes de los tres poderes del gobierno federal, en abierta violación de la separación de poderes establecida en la Constitución Nacional”, resaltaron.
¿Qué dirá Massa?
Sergio Massa y su Frente Renovador se fueron de la primera versión del kirchnerismo cuando CFK comenzó con sus ideas de reforma constitucional. Hasta hace poco, el mismo Massa se jactaba de haber sido el responsable del fin del sueño de la “Cristina eterna”. El titular de la Cámara de Diputados, no se siente cómodo con este perfil para el peronismo. La última semana, incluso tomó distancia de la línea oficial en política exterior del Frente de Todos, diciendo que el régimen de Daniel Ortega “se burla de los muertos de la AMIA”, con motivo de la presencia de Moshen Rezai en el relanzamiento de la dictadura nicaragüense.
Seguramente los micrófonos apunten en su dirección mientras se acerque el día de la convocatoria. Es por ello, que no sería descabellado pensar que la marcha contra la Corte abra alguna grieta complicada dentro del seno de la coalición gobernante.