“La única verdad es la realidad”, decía Juan Domingo Perón, parafraseando a otros clásicos, como si fuera una de las certezas incuestionables propias del peronismo. Sin embargo, Alberto Fernández y su “alianza” con el kirchnerismo parecen estar tan desconectados del pensamiento del General, al igual que de todo el contexto en el que están desenvolviéndose.
En la jornada de ayer, el mandatario nacional realizó un curioso homenaje a las víctimas del COVID-19, como si sus muertes hubieran sido producto de un sorpresivo terremoto o desastre natural. Claro que la pandemia sí tomó al mundo por sorpresa y hasta en los espacios más inhóspitos de cada país hubo miles de muertos. No obstante, lo que pasó por las manos del Gobierno argentino fue un completo desastre. Todo lo han hecho peor.
“Esta es una ceremonia de recogimiento y reflexión”, dijo un Fernández con cara de compungido, mientras en Argentina no saben qué hacer con los faltantes de la segunda dosis de la Sputnik V que no llega. Ahora, el Gobierno evalúa inocular con la china “CanSino”, a los que recibieron solamente la primera dosis de la vacuna rusa. “La combinación de vacunas se viene haciendo en el mundo. Angela Merkel aplicó dos dosis distintas en Alemania”, dijo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, buscando trazar un extraño paralelismo con Alemania.
Hoy participé de la ceremonia en memoria de las personas fallecidas por covid-19 en el país. A cada una de ellas la llevaremos siempre en el corazón.
Nuestro homenaje será reconstruir una Argentina unida y solidaria en la que miremos el futuro con memoria y esperanza. pic.twitter.com/ZFj5A8zGVc
— Alberto Fernández (@alferdez) June 27, 2021
El recorte de la realidad de la mano derecha de Alberto es un bochorno. Mientras que en la Unión Europea ni siquiera dejan entrar con la vacuna rusa, y los inventos chinos demostraron ser de los que menor inmunidad generan, las autoridades políticas argentinas le dicen a la gente que se quede tranquila porque en el primer mundo “también combinan vacunas”. Pero las comparaciones —que rayan en lo inverosímil con respecto a Alemania— no son nuevas para el kirchnerismo.
No hace tantos años, Cristina Fernández, haciéndose eco de sus estadísticas falsificadas, aseguró ante las cámaras que en Argentina había menos pobres que en el país de Merkel. Si se animaron a decir y defender eso, también pueden asegurar tajantemente cualquier otra cosa. Ahora, lo innegable acá es que cuando los desaciertos del Gobierno argentino se evidencian en la lista de fallecidos, la situación es distinta.
A casi un año y cuatro meses del inicio de la pandemia en Argentina, nada sucedió como anunció Alberto Fernández y su equipo. Encerraron el territorio nacional con una torpe cuarentena, mientras se jactaban de unos primeros datos que, lógicamente, no se iban a mantener en el tiempo. Mientras comenzaba a fundirse el sector privado, el presidente mostraba sus cifras de marzo y abril del año pasado advirtiendo que, si no paraba el país, terminaríamos como Suecia.
Pero, ¿qué pasó en Suecia? Para empezar, compraron las mejores vacunas que pudieron, en lugar de priorizar sus alianzas geopolíticas. Inocularon a su población con la Johnson & Johnson, la BioNTech de Pfizer, la Moderna y la Oxford AstraZeneca. Sin destruir la economía, hasta este día llevan alrededor de 14000 fallecidos. Claro, son cuatro veces menos. Y es que aunque multipliquemos por cuatro, si le aplicamos la proporción de la población argentina, Suecia andaría por los 56000, con la economía funcionando. Alberto Fernández destruyó al país y ya va contando —y “homenajeando”— más de 92000 decesos por esta causa. Sería odioso e impreciso un cálculo duro, así como sonará pedante asignar un número concreto a los muertos que son culpa del Gobierno argentino, pero, a grandes rasgos, es evidente que algo de responsabilidad tiene el Poder Ejecutivo en lo que ha pasado. Sin embargo, no hay ni una sola autocrítica. Nada.
Gobiernan, gestionan, sobreactúan, militan y viven un relato. Una mentira que parece que se creen solamente ellos mismos y sus enceguecidos partidarios, pero la realidad pasa por otro lado. Mientras el presidente ayer estaba en su extraña ceremonia, en la provincia de Jujuy algunos argentinos abrían el cronograma electoral del año. El frente Cambia Jujuy se imponía por sobre el kirchnerismo por casi 30 puntos. Curiosamente, Alberto parece estar “en otra”. Puede que en septiembre reciba una dura sorpresa sin vacuna ni anestesia. Sería la consecuencia lógica para la locura que terminó siendo el Frente de Todos.