Desde que España detuvo la importación de petróleo de Venezuela en septiembre de 2020, la compra a otros mercados americanos se ha incrementado notablemente. Estados Unidos y Canadá figuran como los principales beneficiados. Finalmente la amenaza de “sanciones devastadoras” de Washington a Madrid por mantener negocios con la dictadura venezolana durante la presidencia de Donald Trump surtieron efecto. Con Joe Biden en la Casa Blanca el socialista Pedro Sánchez ha mantenido la prudencia.
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En el caso de EE. UU. se registra una compra de 1.542.000 toneladas de crudo durante el primer trimestre de 2022, lo que equivale a un aumento de 36,6 % con relación al mismo periodo del año pasado, cuando las importaciones se ubicaban en 978.000 toneladas, según el más reciente balance de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), de España, difundido este jueves.
Canadá mantiene durante el primer trimestre de este año números muy similares a los del mismo periodo de 2021, con una leve caída de 2,4 % al bajar de 293.000 a 286.000 toneladas. Sin embargo, en todo el año 2021 Ottawa vendió a Madrid un total de 1.435.000 toneladas de petróleo, casi triplicando las cifras de 2020, cuando el número se ubicó en apenas 523.000 toneladas. Vale recordar que hasta septiembre de ese año España tenía a Venezuela como uno de sus principales proveedores, cerrando con un total de 1.405.000 toneladas de petróleo.
Entre 2020 y 2021 Estados Unidos también experimentó un salto importante en la exportación de crudo a España, al pasar de 3.095.000 a 4.096.000, un millón de toneladas adicionales que equivalen a un incremento de 24,5 %.
La prudencia de España tras las amenazas de EEUU
En septiembre de 2020, cuando España recibió el último cargamento de petróleo desde Venezuela, los números indicaban que Pedro Sánchez estaba desafiando la amenaza de sanciones de la Casa Blanca al comprarle 200.000 toneladas más a Nicolás Maduro que a Donald Trump, pues para ese mes España recibió 292.000 toneladas de crudo venezolano y solo 92.000 toneladas de petróleo estadounidense.
Es necesario aclarar que la multinacional energética y petroquímica española Repsol había limitado las relaciones con su par venezolana PDVSA al cobro de una enorme deuda que había venido acumulando Venezuela. Para septiembre de 2020, la compañía insistía en que cumplía con todas las leyes internacionales y le restaba importancia a las advertencias de Washington. Incluso durante la presentación del plan estratégico 2021-2025, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, había señalado que la empresa estimaba reducir sus operaciones en 14 de los 20 países en los que tiene presencia, pero de esa lista excluía a naciones como Libia y Venezuela. Las cosas cambiaron repentinamente y desde septiembre de 2020 la casilla correspondiente a la importación de petróleo de Venezuela por parte de España está en blanco.
Washington había llegado a exigirle a Repsol que acabara con el sistema de pago que mantenía con la estatal petrolera venezolana PDVSA si no quería ser objeto de «sanciones devastadoras», según advirtió en abril de 2020 el entonces enviado especial para Venezuela e Irán, Elliott Abrams, de acuerdo con declaraciones recogidas por EFE.