Perú se encuentra en el ojo del huracán y con sobradas razones. El panorama político no es alentador. Por un lado está Pedro Castillo, un candidato de izquierda con un discurso completamente hueco e inconexo con la realidad económica, pero que curiosamente consigue números favorables en las encuestas. Por otra parte, está Keiko Fujimori que si bien ha logrado capitalizar gran cantidad de votos y el apoyo de intelectuales de la talla del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, su apellido y herencia política le pasan factura en los sondeos.
Lo que en realidad crispa los nervios es la indiferencia que existe en una cantidad importante de electores. Esta dejadez no es poca. Hoy se ha traducido en cifras que oscilan entre 8 % y 10 % de los votantes consultados en el último sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Estos números que parecen minúsculos pueden tirar el futuro del país inca por la borda.
Los sondeos que se suman al del IEP, en su mayoría, se han decantado por un empate técnico con brechas de escasos dos puntos en las dos últimas encuestas. Castillo es quien los puntea ligeramente.
La encuestadora Ipsos también vaticina algo parecido, pues esboza un escenario de 51,1 % para Castillo, que baja 1,5 puntos respecto al domingo pasado, y 48,9 % para Fujimori, que sube la misma cantidad. En este simulacro de votación se contó con la participación de 1517 adultos de todo el país, con un margen de error del 2,52 %.
En una elección a la que están convocados 25.287.954 peruanos, cada voto es vital para trazar una línea que aleje o acerque a Perú a una hecatombe con sello comunista. Y es que este sabor amargo de las diferencias ínfimas en comicios ya se ha visto en este territorio. La derechista Keiko Fujimori lo vivió en carne propia, cuando Pedro Pablo Kuczynski le arrebató la Presidencia por solo 40000 votos.
En las dos últimas encuestas dadas a conocer, la diferencia entre ambos candidatos está dentro del margen de error estadístico. Ambos sondeos confirman el empate técnico ya anunciado el viernes por la encuestadora Datum, que daba 50,5 % a Castillo y 49,5 % a Fujimori en votos válidos, sobre una base de 1201 entrevistados. Esto solo deja una lectura posible ante estos números: cada voto en blanco solo fortalece al más fuerte, cada voto nulo puede inclinar la balanza a la izquierda.
Una justa apatía… en un terrible momento
El pueblo peruano está apático. Molesto. Decepcionado. No se le puede culpar. En cinco años han pasado cuatro presidentes. Antes del mandatario actual, Francisco Sagasti, quien fue elegido por el Congreso en medio de una marcada convulsión en el país, los demás jefes de Estado han salido de la Casa de Pizarro bajo la sombra de la corrupción, la malversación de fondos o la sublevación de la población.
Sin embargo, si bien es cierto que el pueblo peruano está apático. Molesto. Decepcionado y no se le puede culpar, también es verdad que ahora Latinoamérica está sumida en una nueva cisma política. El resquebrajamiento de la democracia en varias naciones se siente cada vez con mayor fuerza.
Venezuela y su régimen dictatorial de carácter socialista es el ejemplo más palpable de lo reseñando anteriormente. Le sigue Argentina con un kirchnerismo que acumula crisis, inflación y una cantidad nada despreciable de detractores conforme pasan los días. Bolivia cayó en las fauces del MAS y Evo Morales se siente a sus anchas, sin ser juzgado por la Justicia. Mientras que Chile mostró que de manera preocupante la apatía también jugó en contra y hoy…. voltea nuevamente a la izquierda. La Constituyente y los sondeos que le sonríen al comunista Daniel Jadue en la tierra de Piñera despiertan las alarmas de muchos.
Por otra parte, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, conocedor de este sentimiento de desgano y también de resentimiento histórico contra la hija de Alberto Fujimori que hoy Pedro Castillo aviva con su discurso ahogado en el típico palabrerío populista, reafirmó su apoyo a la candidata presidencial Keiko Fujimori por encarnar valores «democráticos» del país.
«Keiko Fujimori representa la posibilidad de continuar con el sistema democrático que tenemos instalado en el Perú y de que el país no se vaya a la catástrofe de la que es el mejor ejemplo Venezuela», sostuvo este sábado el premio Nobel de Literatura 2010 en una entrevista con la emisora RPP.
Las señales inequívocas del miedo al socialismo
Desde la primera vuelta, el candidato Pedro Castillo ha dado pistas sobre cómo sería la economía del país, en caso de abrazar al socialismo del siglo XXI. A finales de abril, el sol peruano descendió a un mínimo histórico por segunda vez consecutiva, por debajo de todas las demás monedas de los mercados emergentes, a pesar de la intervención del Banco Central. Fue inevitable y cayó 1,2 %.
Esto da una referencia sobre como —posiblemente— la economía pueda torcerse ante una eventual victoria de Castillo, quien propone expropiar una cantidad considerable de las ganancias de las empresas mineras que generan empleo en Perú.
La paralización económica causada por la pandemia del coronavirus también golpeó duramente a los peruanos, lo cual ha llevado a muchos a favorecer un sistema económico que fomenta la dependencia estatal, ya que el ciudadano promedio ya no puede sostenerse por sus propios medios y eso ofrece Castillo: socialismo. Lo más peligroso que podría ocurrirle a esta nación.