Una nueva caravana de migrantes partió desde el municipio de Tapachula, en el sur de México. Unas 3000 personas comenzaron su trayecto rumbo a Estados Unidos al mismo tiempo que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, iniciaba conversaciones con sus homólogo estadounidense Joe Biden y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau en Washington. Aquel encuentro no rindió mayores frutos en temas migratorios. Mientras tanto, crecen las críticas y las advertencias sobre los riesgos que implicarían para Estados Unidos.
Personas con bolsos y niños en los hombros son escenas comunes en esta caravana, que se suma a otra movilización que comenzó a finales de octubre desde el mismo municipio en Chiapas, México. La presión sin duda está aumentando. Aún así, durante la IX Cumbre de los Líderes de Norteamérica, AMLO solo se limitó a pedir a Biden «dejar de rechazar migrantes» en plena crisis fronteriza.
Alex Leyva, nacido en Honduras, estaba intentando viajar al norte en la caravana por segunda vez. Contó a Associated Press que la primera fue con el grupo que salió el 23 de octubre, pero se enfermó y tuvo que abandonar. Los agentes de inmigración mexicanos lo enviaron de regreso a Tapachula, donde ya había iniciado el proceso de solicitud de asilo en México. Leyva busca mejores condiciones para él y su esposa, y ve en EE. UU. la solución. En las imágenes se observan también venezolanos, cada vez más presentes en los cruces irregulares. En total hay unas 14 nacionalidades, según EFE.
MX: Happening Now: @Oscarelblue is walking with another #migrantcaravan departing Tapachula, Chiapas— the same place we left from October 23rd.
We are watching.
I am heading down to one of them, soon. https://t.co/v3sXRzhSAh— Ali Bradley (@AliBradleyTV) November 18, 2021
Las caravanas no son un fenómeno nuevo. En 2018, bajo la presidencia de Donald Trump, varias de ellas partieron desde Honduras, Guatemala y México. Sin embargo, una semana antes de las elecciones de medio término de aquel año, la Casa Blanca envió más de 5000 soldados a la frontera para reunirse con unos 2100 efectivos que ya estaban en el lugar.
“Biden no quiere detener esto”
No hay mucho más que decir sobre la política del gobierno estadounidense. El discurso de Joe Biden y Kamala Harris cuando aspiraban a la Casa Blanca fue el detonante para subir las expectativas de quienes buscan un refugio en este país.
El fiscal general de Texas, Ken Paxton, elevó recientemente una nueva crítica. “La Administración Biden no está haciendo lo que debe hacer para detener esto. De hecho, los están invitando”, aseveró a Fox News Live.
“La patrulla fronteriza está frustrada por tener que lidiar con la logística y el manejo de estas familias”.
Paxton acierta con sus palabras. Desde las oficinas y puntos de control de la la Patrulla Fronteriza hay molestias no solo por la sobresaturación de migrantes y de los cruces, sino por la postura de Washington hacia ellos. Una foto de funcionarios con látigos en Río Grande tratando de detener a migrantes haitianos fue la excusa para que Biden los amenazara. «Les prometo que esa gente pagará», dijo ante la prensa. Pero incluso la persona que grabó las escenas aseguró que nunca hubo latigazos, estos se usaron para los caballos.
“Para mí está claro que la Administración Biden no quiere detener esto”, dijo Paxton. “Han cambiado todas las políticas que detuvieron esto”, refiriéndose al programa “Permanecer en México” de Trump. La medida suspendida este año deberá implementarse nuevamente tras una orden de un tribunal Federal de Texas.
¿Por qué prefieren las caravanas?
No es difícil imaginar la respuesta. La frontera entre México y EE. UU. está plagada de los llamados “coyotes” y de miembros de pandillas como las MS-13. A manera de “protegerse” los migrantes prefieren ir en grupo, por otro lado, sirve a los que no tienen dinero para pagar a quienes los ayuden a cruzar si estuvieran solos.
Para atravesar la frontera cobran desde 8000 hasta 20000 dólares, reveló uno de ellos en marzo de este año a Telemundo. El método más utilizado es cruzar por el desierto, en áreas donde no existe el muro fronterizo pero sí una variedad de obstáculos naturales.
La crisis migratoria parece no detenerse. El Gobierno de Estados Unidos no da muestras de un compromiso para atender la situación mediante leyes o decisiones emanadas directamente desde la Casa Blanca.