Alrededor de 44,1 millones de personas en Reino Unido padecen el endurecimiento de la cuarentena por la aparición de la nueva cepa de COVID-19. Es decir, recibirán el año nuevo sin la posibilidad de reunirse o ir a tiendas “no esenciales”.
La nación europea trata de controlar la rápida expansión de la nueva variante del virus, también detectada en otras naciones, lo que preocupa a los gobiernos por su rápida expansión.
La medida que recrudece el confinamiento fue anunciada el pasado 19 de diciembre por el primer ministro británico, Boris Johnson. Tanto Londres como el Sureste y el Este de Inglaterra pasaron al cuarto nivel de riesgo por COVID-19, que equivale a una condición “grave”, reseñaba France 24.
Sin embargo, en un anuncio más reciente, el gobierno sumó a Liverpool, Birmingham, Gran Manchester y el Noreste para alcanzar el 78 % del territorio.
El sistema de salud también se ve presionado ante la creciente ola de casos, que ha causado 981 muertes en solo 24 horas según las autoridades, indicó una nota de Reuters.
La situación de Reino Unido ha despertado la preocupación mundial, ya que fue uno de los primeros lugares donde se detectó la nueva mutación de coronavirus. Países de todo el mundo cancelaron vuelos provenientes de esa nación, aunque los casos comenzaron a aparecer más allá de las restricciones. Como en Estados Unidos, donde ya se registró el primer caso.
A esta situación se suman otras cepas que paralelamente fueron detectadas en Nigeria y Sudáfrica. La efectividad de las vacunas aprobadas aún está por verse.
Aprobada la vacuna de Oxford y AstraZeneca
La cifra de contagiados totales está siendo observada por el gobierno y expertos británicos. Basta con mirar las estadísticas oficiales para notar la diferencia.
El 1 de diciembre la cifra de contagiados diarios fue de 13.429, pero el 28 de diciembre fue de 53.135. Casi el cuádruple de casos. Sin embargo, la zozobra parece ser parcialmente apaciguada por la aprobación de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca.
Las esperanzas por frenar esta nueva ola de contagios parecen estar depositadas tanto en esta vacuna como en la de Pfizer y BioNTech, por ello el gobierno encargó 100 millones de dosis a AstraZeneca tras una recomendación de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA, por sus siglas en inglés).
Según el secretario de Salud, Matt Hancock, podrán vacunar a “suficientes personas vulnerables para la primavera”, lo que podría marcar una “ruta de salida” de la pandemia.
El país ya había aprobado la vacuna de Pfizer y BioNTech. Comenzó a aplicarla a inicios de diciembre, convirtiéndose en el primer país en iniciar la vacunación.
La principal diferencia entre ambas vacunas es la efectividad, Oxford y AstraZeneca solo lograron una efectividad del 70 % según datos recabados por Bloomberg, mientras que Pfizer y BioNTech alcanzaron 95 %.
Pero Oxford y AstraZeneca tienen un punto a favor, sus dos dosis precisan una refrigeración normal, de entre 2 y 8 grados centígrados. Por su parte, las dosis de Pfizer y BioNTech necesitan ser conservadas a -70 grados. Esta diferencia es clave para el transporte y manipulación.
Para el 24 de diciembre, el país ya había aplicado más de 625 000 vacunas en esta carrera por lograr la inmunización de la población.
La efectividad está por verse
Gobiernos de todo el mundo iniciaron la adquisición de dosis de los distintos laboratorios, desde Asia hasta América Latina van llegando los cargamentos, unos en menor medida que otros, aunque con proyecciones de vacunar a los sectores más vulnerables para los primeros meses de 2021.
La respuesta que cada vacuna puede tener a las nuevas cepas está en “veremos”. Laboratorios como BioNTech afirman que probablemente sí puedan combatir a las mutaciones, sin embargo hay que hacer más análisis para estar del todo seguros.
Ugur Sahin, cofundador del laboratorio dijo que si es necesaria una nueva vacuna, estará lista en “seis semanas”.
Mientras comprueban la total efectividad, en Reino Unido también optaron por retrasar el regreso a clases luego de las vacaciones de Navidad.
“Siempre debemos actuar con rapidez cuando cambian las circunstancias. La evidencia sobre la nueva variante de la COVID-19 y las crecientes tasas de infección han requerido ajustes inmediatos a nuestros planes para el nuevo trimestre”, declaró el ministro británico de Educación, Gavin Williamson.