Seguramente, el joven chino que invadió el campo de juego para abrazar a Lionel Messi no se imagina que por estas horas es una celebridad en Argentina. En todas las redes sociales, los usuarios del país campeón del mundo en Catar celebran y reivindican lo que ya es considerado una histórica escena. Algunos incluso pidieron darle la ciudadanía e invitarlo a vivir en Argentina. Sin embargo, la sonrisa del personaje en cuestión, no solo al momento de saludar al capitán de la selección, sino al momento que lo llevan entre cuatro del campo de juego, abre algunos interrogantes con respecto a la sustentabilidad del modelo chino.
Luego de la victoria del bando de Mao en la Revolución china de 1949 y la instauración del modelo comunista, el gigante asiático —a grandes rasgos— atravesó por dos etapas. La primera, de socialismo puro y duro, con la miseria y el totalitarismo que el modelo trae consigo inevitablemente, cuando se le toma al pie de la letra. La segunda, el capitalismo de la burocracia, que terminó con la desgracia económica generando prosperidad, pero que mantuvo un gobierno autoritario de partido único.
El primer esquema, aunque mate de hambre a la mayoría de la población y sea una desgracia desde todo punto de vista, podría mantenerse teóricamente en el tiempo. Vemos el caso de Corea del Norte, donde el desastre persiste todavía hasta el día de hoy. Sin embargo, la dictadura con capitalismo (que tiene a sus proveedores asociados al poder, pero que necesita una población consumidora) puede gestar el gen de la autodestrucción del mismo sistema.
A diferencia del hermetismo norcoreano, donde un ciudadano puede no tener ni idea de quien es Messi, el capitalismo globalizado chino aniquiló el aislamiento conceptual de sus más de mil cuatrocientos millones de consumidores locales. Ellos no solamente conocen a las estrellas del fútbol internacional, sino que tienen al alcance de su mano el mundo occidental. El régimen tiene que lidiar con incongruencia permanente que la censura, sobre todo en los dispositivos de comunicación, en cierta parte se contradice con los productos que los mismos chinos consumen.
Más allá de las bromas de los argentinos, que consideran que el chino que entró corriendo al campo de juego es uno de los suyos, la expresión en su cara le da serios fundamentos a esta tesis sentimental. Por el rostro y la pasión del joven, todo parece indicar que se trata de una persona con más similitudes a un adolescente occidental que a una víctima del régimen norcoreano o un chino de los años del maoísmo.
el chino que abrazó a messi y luego se fue detenido siendo el MÁS FELIZ DEL MUNDO jdkdjfjdjdjd me representa pic.twitter.com/YhmWYcL9pM
— cams. (@ineffablekos) June 16, 2023
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Claro que las cámaras oficiales optaron por no mostrar el hecho a los millones de chinos que seguían el amistoso Argentina-Australia por televisión, pero que estas escenas tengan lugar indica que esas actitudes de aislamiento a la población china, con respecto a lo que se propaga libremente en Occidente, tienen la misma efectividad que tapar el sol con la mano.
El modelo económico que la dictadura utilizó para enriquecerse y permanecer en el poder, inevitablemente genera individuos, valga la redundancia, con mayor individualidad. Decidir saltar de las gradas, esquivar la seguridad y correr hacia su ídolo, en cierta manera revela una actitud incómoda para las dictaduras de partido único. Una rebeldía inocente, pero que evidencia criterios propios, así como preferencias que persisten y van más allá de la alienación que busca el aparato estatal. Algo que en el largo plazo se contradice con la población sumisa que requiere el autoritarismo. Sea con capitalismo económico o con planificación centralizada.
¿Qué pasó finalmente con el fan de Messi? Dadas las características del régimen es difícil saberlo a ciencia cierta. Se habla en los medios internacionales de un módico castigo de 12 meses sin poder ingresar a un estadio, pero claro que, como todo lo que tiene que ver con el gobierno chino, hay que tomarlo con pinzas.
Lo que queda es la inquietud si la proliferación de las clases medias occidentalizadas chinas, en el mediano plazo mostrarán incompatibilidad con un autoritarismo que, aunque facilite los bienes y servicios del capitalismo, sigue siendo una dictadura.
El dibu es crack, saluda a uno q invadio el campo d juego y es perseguido x los d seguridad despues d abrazar a Messi. Y El chino si muere hoy se va satisfecho . pic.twitter.com/gy0oFn0WQZ
— Joaquin Chaves (@JoakinMJ23) June 16, 2023