“¡Es el equipo más boludo de la historia de River desde 1901 hasta la fecha!”, gritaba ayer enardecido un narrador. ¿Partidario de Boca?, podría preguntar alguien que se entera de lo sucedido desde otro país, teniendo en cuenta la histórica rivalidad de los archienemigos argentinos. No, narrador simpatizante de River. Y estaba en llamas. Le pedía a su público que nunca nadie se vuelva a sacar una foto con ninguno de estos jugadores del plantel actual de “la banda”, porque, según él, mancillaron la historia del club con el resultado obtenido. Pero, ¿perdieron?, podría preguntar este interlocutor que no está muy al tanto de lo sucedido. No… ganaron.
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El desenlace del último torneo argentino fue tan bizarro que la estadística indica que jamás se repetirá algo así. Como la final de la Copa Libertadores de América entre River y Boca en Madrid. ¿Qué pasó? Los dos equipos que llegaron con oportunidad de ser campeón para la última fecha eran Boca Juniors, líder por un punto, y Racing Club de Avellaneda, de escolta inmediato. Lo curioso es que Boca debía asegurar el título con una victoria ante Independiente: el rival histórico de toda la vida de Racing. Los “rojos” de Avellaneda hicieron una mala campaña y ningún hincha iba a recriminarles que pierdan en la última fecha de visitante, ante uno de los más poderosos equipos del país, que estaba listo para salir campeón. Sin embargo, desde el Club Atlético Independiente aseguraron que sus jugadores saldrían a la cancha con profesionalismo, honrando la historia de la institución, sin importar lo que pasara en el estado de Racing. Así lo hicieron. Le jugaron de igual a igual a Boca, igualando el juego 2 a 2 y quitándole la oportunidad al azul y oro de consagrarse directamente.
Manos limpias y brazos en alto.
No regalamos los colores. Nunca vamos para atrás.#TodoRojo 🔴 pic.twitter.com/PrtdrKiZMn
— C. A. Independiente (@Independiente) October 23, 2022
Con el empate de Boca (y la ayuda de los rivales de toda la vida de Avellaneda), Racing solamente tenía que ganarle a un River que, como Independiente, no jugaba por nada. Hubiera sido interesante seguir los acontecimientos de este particular partido en el Monumental de Núñez, con la parcialidad de River deseando que su equipo perdiera. Esto ocurrió en el “cilindro”, así que la reacción de los “millonarios” se leyó en las redes sociales luego de la insólita e inesperada victoria riverplatense por 2 a 1. Como si fuera poco, Franco Armani le atajó un penal a Racing en los últimos minutos, cuando el partido estaba igualado en un tanto.
Algunos pocos, como el comentarista Atilio Costa Febre, celebraron el triunfo, no por los tres puntos para la estadística, sino por lo que la cuestionada victoria significaba: la supuesta superioridad moral del River de Marcelo Gallardo, que en su último partido fue coherente con el profesionalismo que caracterizó su gestión.
“Es tan grande el muñeco, que se va regalándole un campeonato a Boca”, decía el periodista deportivo. En la bombonera, en medio de las celebraciones del título, ya no importaba nada. Los hinchas “xeneizes” gritaban los goles de River, festejaron la atajada de Armani como un gol de Palermo o Riquelme, y despidieron al director técnico millonario, que tanto sufrieron, cantando “¡muñeeeeco, muñeeeeeco!”. Decir insólito o impensado es poco.
Antes del partido, las suspicacias eran varias. Además, al menos por parte de River era la oportunidad perfecta para quitarse una espina de más de treinta años, en lo que pudo haber sido una venganza histórica. En 1991, Boca y Oriente Petrolero de Bolivia, jugaban el último partido de la llave de grupo en la edición de ese año de la Libertadores. Para su clasificación, River necesitaba que Boca de local le ganara al débil equipo boliviano. Ese hubiera sido el resultado lógico, pero los jugadores boquenses dieron un espectáculo bochornoso, en un 0 a 0 que quedó para la historia.
Más allá de la lectura de la supuesta nula profesionalidad, la rivalidad en Argentina es tal (al menos era), que ni siquiera los hinchas y dirigentes de River cuestionaron aquel resultado. Ayer muchos pensaban que la victoria de Racing estaba asegurada. A pesar de no existir disparidad deportiva grande entre ambos equipos, las casas de apuestas pagaban casi cinco veces más por la eventual victoria de River. Los que confiaron en la seriedad del equipo de Gallardo, ayer se hicieron una diferencia económica.
Sin embargo, la mayoría de hinchas de River no celebró ni el profesionalismo ni la victoria. Las redes sociales mostraron toda la noche los insultos de los hinchas para con el plantel. Algunos, incluso arremetieron contra Gallardo, el técnico más ganador de la historia del club. Aunque una gran mayoría cuestionó duramente al plantel y una minoría reivindicó la actitud profesional, otros pocos eligieron la moderación y se limitaron a señalar que si la historia hubiera sido al revés “Boca ponía en el arco a Fabiola Yáñez” para el último partido, haciendo referencia a la mujer de Alberto Fernández.
Sea como sea, la pregunta es si la actitud que tuvieron tanto River como Independiente sentará un nuevo precedente para el futuro del fútbol argentino, que tiene a la cuestión de la seriedad como una asignatura pendiente. Los hinchas más viscerales, incluso de ambos bandos, señalan que lo que ocurrió ayer no es ninguna buena noticia. Aseguran que murió el fútbol argentino y la pasión que lo caracteriza.
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“Racing nunca entendió lo que se estaba jugando”
En diálogo con PanAm Post, el periodista televisivo Juan Cruz Sanz (confeso fanático de Racing), lamentó el resultado de ayer. Pero, sobre todas las cosas, manifestó que lo que más sufrió fue el proceso de cómo se dieron las circunstancias. “Yo estaba en el campo de juego y todo el tiempo se veía que el equipo no confiaba realmente en lo que podía pasar en la cancha de Boca”, señaló con relación al empate que consiguió Independiente, ante el equipo que terminó siendo campeón. “Había cierta parsimonia. El equipo nunca entró a jugar una final”, señaló.
“Racing terminó siendo el hazmerreír. Independiente pasa a decir ‘te regalé el campeonato y no lo aprovechaste’. Más que el dolor de lo que pasó es cómo se dieron las cosas”, señaló. Para el periodista, River “hizo lo que pudo” y hasta regaló “dos penales obvios”, pero el técnico de Racing, el exjugador de Boca Fernando Gago, “se equivocó en el planteo y todos los cambios”.