En la segunda presidencia de Carlos Menem en Argentina, un periodista le pagó a un grupo de indigentes en la ciudad de Rosario 100 pesos (dólares, convertibles en el 1 a 1) para que cace un gato y lo “cueree” en cámara para ponerlo a la parrilla. La imagen fue tan dura, que a la ciudad santafecina le cayó un mote que hasta hoy se lo recuerdan las hinchadas de fútbol a los equipos rosarinos. Aunque se comprobó que se trató de un montaje para las cámaras con finalidad política, los simpatizantes de Central o de Newell’s Old Boys tienen que escuchar que se los cargue con lo de “comegatos” en el resto de los estadios del país.
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Sin embargo, lo que se hizo para perjudicar políticamente al menemismo en Argentina en el marco de un show mediático, finalmente terminó pasando en realidad en la Venezuela del chavismo. En 2016, el alcalde del municipio Chacao en Caracas, Ramón Muchacho, reconoció lo espeluznante: que la “dolorosa realidad” era que la gente cazaba “gatos, perros y palomas” para poder paliar el hambre. Esto que parece una aberración para América Latina, ya se había dado en otros lugares del mundo, donde la planificación económica centralizada llevó a la muerte por inanición a los más pobres. Por ejemplo, en Corea del Norte.
Con el resultado incierto a menos de una semana de las elecciones en Brasil, los partidarios del presidente Jair Bolsonaro se hicieron eco de los antecedentes del chavismo, socio político del candidato del PT, para advertir del eventual destino de sus mascotas ante un retorno de la izquierda. Es que, ante el nerviosismo del final abierto y a pesar de haber ganado la primera vuelta, Luiz Inácio Lula da Silva se decidió por una promesa de corte populista que se le vino en contra en las redes sociales: la consigna de la “picaña y cerveza helada” para “el pueblo”.
Además de recordar el fracaso de Alberto Fernández, que prometió que volvería el asado luego del gobierno de Mauricio Macri, las redes sociales se vieron invadidas por las mascotas “bolsonaristas” para convencer a los indecisos antes del balotaje. Dicen que no quieren ser picaña, por lo que piden el voto para el candidato de la derecha. Aunque, dadas las características de la economía de Brasil, todo parece no ser más que una broma, lo cierto es que los aliados políticos de Lula sí han llevado a los ciudadanos de sus países a semejantes aberraciones. Cada vez que Bolsonaro le pregunta a su rival por sus “amigos” de la región, el expresidente izquierdista guarda silencio.
El actual mandatario de Brasil hace tiempo que decidió mostrarse con varias mascotas para iniciativas políticas. Además de recordarle a los partidarios de la izquierda en su país que en Venezuela la gente con hambre termina comiéndose a los perros, Bolsonaro aprobó una iniciativa que impone castigos más severos al maltrato animal, sobre todo con los perros y los gatos. Actualmente, de corroborarse estos maltratos, una persona podría pasar hasta cinco años en prisión.
O Diguinho não quer virar a picanha do lula. pic.twitter.com/m0nyJX8cJ7
— andre cavalcante (@KavalcantAndre) October 22, 2022
TADINHO
"A PICANHA DO LULA !"#BolsonaroPresidente2⃣2⃣@jairbolsonaro
Se depender de nosso voto, vai continuar fofinho e saudável
Tá ok ?
Kkkkkkkkk pic.twitter.com/4hd3dagqoL— JJ PZ 🇧🇷🇺🇦🙏 (@jannettepaz58) October 24, 2022
Además de las bromas con las mascotas, otros usuarios decidieron subirse a la campaña de la picaña con otras ocurrencias divertidas, que ponen en duda la seriedad de la promesa electoral del candidato del PT.
picanha do lula aqui kk! pic.twitter.com/smOChDE1GU
— ze priquito (@haha_nasa) October 16, 2022
A picanha que Lula promete para os pobres! pic.twitter.com/schoBVi0EX
— I hate thieves (@Regiane_GCR_ADV) October 19, 2022