La toma de posesión de Bernardo Arévalo en enero como nuevo presidente de Guatemala aún parece incierta. Mientras la comunidad internacional –con Estados Unidos a la cabeza– ha cerrado filas en torno al mandatario electo en los polémicos comicios de agosto, la división es evidente en el país centroamericano. El Congreso les retiró hace dos semanas la inmunidad a cuatro de los cinco magistrados del Tribunal Supremo Electoral y, acto seguido, huyeron del país para evitar responder ante la Justicia por los presuntos delitos de corrupción e irregularidades administrativas de los que se les acusa.
Previamente había entrado en escena la Contraloría, que denunció penalmente a los magistrados a finales de noviembre ante la Fiscalía. El Ministerio Público avanzó con la solicitud mientras calificaba como “inválidas” las elecciones que ganó Arévalo. La Organización de Estados Americanos (OEA) no tardó en denunciar un presuntos “intento de golpe”. Sin embargo, la situación es bastante compleja. En la medida en que se ve amenazada la juramentación de Bernardo Arévalo como presidente y la comunidad internacional presiona para que esta no sea obstruida invocando la “defensa de la democracia”, en Guatemala surgen voces que rechazan la “injerencia extranjera”.
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Una de estas voces es la del exembajador de Guatemala ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) Luis Lam, quien detalló en entrevista con PanAm Post las denuncias que ponen en duda la transparencia de las elecciones, entre estas la compra de un software que –según advierte– habría impactado el resultado electoral.
«En Guatemala hemos tenido una terrible injerencia extranjera»
Para el exdiplomático guatemalteco, no se debe impedir cuestionar la transparencia de un proceso electoral cuando hay dudas que deben esclarecerse. “Si los fundamentos de las investigaciones son sustentados, es necesario obviamente una repetición de un proceso con todas las legalidades y con la observancia y la transparencia a su mayor grado posible”, sostiene.
Por este motivo rechaza los señalamientos que llegan desde el exterior. “Hemos tenido en Guatemala una terrible injerencia extranjera”, asegura Luis Lam, apuntando directamente a la OEA, Estados Unidos y la Unión Europea.
¿Qué pasará en Guatemala? Según el cronograma, la transferencia del Gobierno debería celebrarse el 14 de enero, cuando Bernardo Arévalo espera juramentarse como nuevo presidente. Sin embargo, hay un evento que podría cambiar el rumbo del país. Y es que ante la ausencia de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral que se quedaron sin inmunidad y abandonaron Guatemala, el Congreso, de mayoría oficialista, podría nombrar a los nuevos integrantes del órgano electoral en los próximos días, quienes tendrían la facultad de tomar una decisión con respecto a los pasados comicios presidenciales, según explica el exembajador.