Para que la dictadura caiga se necesita que el miedo cambie de bando. Claro, ahora hay desespero, pero falta – quizás no mucho – para que el terror termine de apoderarse de la mafia de Miraflores. Y sin terror no hay desalojo, sin terror no hay rendición.
Por supuesto que las sanciones funcionan, pero funcionan para incomodar a las cúpulas, para que tengan ansiedad frente a la adicción al lujo y el derroche, para que entiendan que no son intocables y que por lo tanto su destino existencial no es la impunidad. Pero no todo es cúpula, ni toda la cúpula se sostiene a base de dinero.
Los mandos medios no tienen suficiente visibilidad para negociar exilios o amnistías, no tienen amigos en otros países, no tienen dinero para intentar sobornar y ni siquiera para contratar abogados. Son los que van a terminar extorsionando a la cúpula para que siga usurpando aunque se encuentre en medio de la desesperación. Son los que saben que el día después del desalojo su destino es la justicia o el ajusticiamiento; la cárcel o el cementerio.
Su oportunidad es que la presión punitiva sea más contundente. Los mandos medios pueden sentir un camino de escape si la comunidad internacional empieza la fase de recompensas. Recompensas judiciales por filtración de información, entrega de pruebas y apoyo en inteligencia, algo de eso ya hay, pero el verdadero incentivo son las recompensas monetarias. Con dinero pueden pensar en pagar abogados, incluso escondederos, pero sobre todo crear algo de seguridad financiera para sus familias, aunque también terminen presos o muertos.
Diosdado a Guyana o Tarek a Brasil.
El traslado de los capos a países vecinos es inevitable. Es fácil imaginar a un Diosdado Cabello siendo llevado por cazarecompensas a Guyana y ser entregado a la DEA o a Tarek El Aissami mientras se encuentra en Venezuela ser sometido y trasladado a Brasil para responder ante el FBI.
Por Diosdado o Tarek se pueden dar recompensas parecidas a las de la cúpula de las FARC o los terroristas islámicos, alrededor de los 5 millones de dólares. Pero esas recompensas requieren ser explícitamente ofrecidas por Estados Unidos, dejar de sancionar por delinquir y empezar a recompensar por capturar.
Sin embargo, pueden darse recompensas menores por la semicupula, los mandos bajos de los altos mandos, quizás el premio pueda ser menor pero claramente el riesgo también. Por ejemplo,1 millón de dólares por un Pedro Luis Martin Olivares, seguramente custodiado, pero a un nivel menor que un Diosdado Cabello.
Obviamente, contra la semicupula no faltará quien pague más – no por entregarlos vivos a un país donde tengan cuentas pendientes sino por entregarlos muertos. Y quizás pase, pero solamente una vez que empiecen a hacerse efectivas las primeras capturas en Venezuela con recompensas estadounidenses legalmente visibilizadas y promocionadas. Aunque la mafia de Miraflores ha acumulado tanta infamia y criminalidad que – nunca se sabe – las recompensas pueden venir del familiar de algún torturado, del criminal traicionado, del empresario extorsionado, en fin, puede que pase antes.
Febrero, ¿mes de cacería?
Para ofrecer recompensas y especialmente para planificar cómo ganárselas, se requería primero entender el contexto de poder que iba a dejar la juramentación espuria de Maduro. El nivel de aislamiento internacional simbolizado en el bombo ante la presencia del presidente de Oestia del Sur reforzó la imagen de perdedores que tienen los que hoy usurpan los edificios estatales y se hacen llamar gobierno.
Una expresión de que el miedo cambió de bando fue el tartamudeo ansioso del delincuente Maikol Moreno; sobre todo por los ojos de furia de Maduro en medio de las risas de todo el auditorio. Risa de nervios, furia de miedo, tartamudez de mediocridad.
La incompetencia televisada del que cumple con una orden, pero especialmente de quien no la ve satisfecha de la manera necesaria. ¿Puede mantener el mando sobre la tropa una persona que no es capaz de juramentarse con el mínimo nivel de respeto por parte de sus subalternos?.
El 4 de enero la OEA ofreció el respaldo, el 5 de enero la Asamblea Nacional lo recibió; el 10 de enero la mafia falsificó una posesión, el 10 de enero la OEA declaró ilegitima la bufonada de continuidad y el 13 de enero la tiranía entera tartamudeó frente a Guaidó.
Pasaron de ejercer la fuerza bruta a encarnar la fuerza idiota. Manotazos al aire del pugilista perdedor previo al knockout. Adelantaron el 23 de enero diez días y aceleraron el inicio al tiempo político de las calles. Es el nuevo aire después del pulso decisivo internacional. Sin embargo, el quiebre será en febrero.
Dentro y fuera de Venezuela, se sabe que la población llena las calles para protestar, por años se han visto las autopistas inundadas de héroes de resistencia en el asfalto, luchadores vacunados contra los lacrimógenos y con espíritus a prueba de balas. Tienen que hacerlo, pero solamente para darle el respaldo al inicio de la nueva etapa: la cacería.