Escribo estas líneas en Jueves Santo, día que se celebra la Última Cena y se recuerda la traición, cuando Judas vendió a Jesucristo por 30 monedas, delatándolo con un beso en la cueva de Getsemaní. El beso de Judas queda marcado para la eternidad como referencia de la traición. Judas Iscariote, apenado por la traición, devuelve el dinero a los sacerdotes, los cuales lo utilizan para comprar tierras para un cementerio. Le llaman “campo de sangre” porque ha sido comprado con dinero manchado con sangre, dinero corrupto. Judas, consumido por el remordimiento, se ahorca.
En tiempos posmodernos y de religión democrática, nos exigen jurar defenderla por ser infalible, en realidad exigen proteger la traición. Los políticos, esa clase superior a los demás mortales, son a menudo los Judas modernos que traicionan a sus electores, pero sin el más mínimo remordimiento, no les acompaña sentimiento de culpa alguno. En la sociedad secular actual, donde la libertad es la norma, el remordimiento entre la clase política no existe o es extremadamente escaso. Lo que me lleva a tomar como ejemplo a un político peruano, el cual logró embaucar a millones a pesar de tener una historia de traición política documentada, la democracia y sus valores no logran detener su maldad.
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Martín Vizcarra Cornejo llegó a la Presidencia de Perú después de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), del cual era su segundo vicepresidente, el 23 de marzo de 2018. PPK renunció debido a su comprobada relación laboral con la empresa Odebrecht, cuyos directivos han confesado el pago de sobornos prácticamente a todos los políticos de Perú. Vizcarra fue apoderado de Odebrecht en la obra Carretera Transoceánica. Las primeras denuncias oficiales contra Vizcarra las realizó el Congreso de la Republica de Perú en el año 2003, mediante comisión formada para indagar posibles casos de corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori entre 1990-2000. La investigación encontró responsabilidad delictiva contra Vizcarra, el mismo que armó una licitación para adjudicar la obra del canal de Jachacuesta del proyecto Pasto Grande, sin haber realizado estudio técnico alguno. Para la aprobación de esta licitación, la cual fue ganada por la empresa JJCAMET, el padre de Martín Vizcarra Cornejo, Cesar Vizcarra Vargas, Prefecto de Moquegua durante el primer gobierno de Alán García (1985-1990) tuvo influencia preponderante, exigiendo a funcionarios de Pasto Grande la aprobación de la licitación. El dueño de JJCamet en ese entonces era Jorge Camet, quien fue ministro de Economía de Alberto Fujimori por más de cinco años. La empresa JJCamet es investigada desde el año 2016 por ser parte de la presunta mafia del “club de la construcción” que obtenía obras públicas sobornando a políticos y funcionarios del Estado, y por estar coludida con Odebrecht. Fernando Camet Piconne, hijo de Jorge Camet exministro de Fujimori, fue detenido en España en mayo de 2023 y está en espera de ser extraditado a Perú donde le espera prisión preventiva. La pregunta es: ¿Por qué PPK invito a formar plancha presidencial a Martín Vizcarra, si sabían sobre la investigación del Congreso? La respuesta es otra evidencia sobre la religión democrática y, su debilidad frente a la clase política que la mantiene y se beneficia de ella.
El expresidente Vizcarra y su presunto modelo de delito tienen un patrón que no ha cambiado, tal cual lo descubrió la investigación del Congreso de Perú de 2003, solicitan sobornos a cambio de adjudicación de obras públicas. En el proyecto del Túnel de Jachacuesta se justificó la licitación de la obra con un estudio técnico de la empresa ATA, cuyo propietario es el ingeniero y compañero de universidad de Vizcarra, José Manuel Hernández, que fue ministro de Agricultura de PPK (2016-2018). Ese supuesto estudio, incompleto o deficiente, ocasionó que la obra cuyo presupuesto inicial era de US$ 17 millones, terminara costando US$ 64 millones de 1989. Todo sospechoso. En el interrogatorio frente a la comisión investigadora del Congreso, Martín Vizcarra Cornejo incurrió en contradicciones entre lo que respondió y los documentos presentados, cometiendo el delito de falsedad genérica. Vizcarra es mentiroso. Otro patrón de conducta es continuar trabajando con las mismas personas. José Manuel Hernández y su empresa ATA fue también supervisor de la obra del proyecto Pasto Grande “Lomas de Ilo”, iniciada cuando Vizcarra era gobernador regional de Moquegua, (2011-2014), cuyo planteamiento de proyecto y ejecución es una estafa, pues se gastará más dinero en energía eléctrica para bombear el agua desde la fuente a un canal, que los beneficios de producción agrícola, y el proyecto está muy mal ejecutado, otra estafa, han transcurrido casi ocho años desde que se inauguró la obra, y no funciona. Instalaron tubos de fibra de vidrio para llevar agua de 1400 m.s.n.m a 20 m.s.n.m, la fuerza de la pendiente del agua ocasiona que las tuberías revienten. Era de esperar.
José Manuel Hernández, a quien Vizcarra ha negado como amigo, es ahora colaborador eficaz contra Vizcarra en un juicio de soborno precisamente por la obra Lomas de Ilo y Hospital de Moquegua. Hernández ha declarado que él pidió el soborno a nombre de su amigo Vizcarra, ofició como cobrador y lo llevó a recoger el dinero con sangre, la sangre del pobre pueblo peruano que paga altísimos impuestos. La democracia no pudo detener el delito de ambos cuando fueron descubiertos por el Congreso en 2003, por el contrario a uno lo premiaron como ministro y el otro fue presidente de la República del Perú. Los judas modernos no tienen remordimiento, no devuelven las 30 monedas, siempre van por más.
Vizcarra, descubierto y denunciado públicamente por su gestión en Pasto Grande el siglo pasado, continuó con su comportamiento inmoral, utilizando el mismo esquema, trabajando con su gente de confianza y comprometiéndolos en una organización criminal. Siendo ministro de Transportes de PPK en 2016, llevó a sus esbirros de Moquegua a trabajar con él en las ligas mayores del Estado peruano, donde las comisiones de sobornos se calculan con base a miles de millones. La “Banda de los Moqueguanos”, como se les conoce, destruyó el gentilicio moqueguano. El nacido en la sureña ciudad de Moquegua, paso de ser una persona noble, educada y moralmente fiable, a ser considerado a imagen y semejanza de Vizcarra; mentiroso, aprovechador, adultero, bufón, inmoral.
No soy entusiasta de las prisiones preventivas, porque se han convertido en una herramienta para perseguir judicialmente a los enemigos de los políticos que tienen el poder de turno. También porque elimina el principio jurídico, el dogma, de la presunción de la inocencia, y los que sufren las consecuencias son los ciudadanos comunes y corrientes, los que solo desean trabajar y vivir tranquilos sin que el Estado, que son los políticos, molesten demasiado. Sin embargo, entre los procesos judiciales de políticos corruptos, al expresidente Martín Vizcarra no se le mide con la misma vara que a otros, a los cuales sí se les ha aplicado prisión preventiva sin motivo alguno.
El articulo 268 del Nuevo Código Procesal Penal Peruano, estipula los motivos y circunstancias por las cuales se debería solicitar y aprobar prisión preventiva contra un ciudadano. Existen elementos de convicción de la culpabilidad de Vizcarra en el proceso Hospital de Moquegua y Lomas de Ilo. Los testigos son los que le pagaron el soborno, los mismos dueños de las empresas coimeras. También el amigo negado, dueño de ATA, José Manuel Hernández, ha delatado a Vizcarra, todos han aportado testigos que corroboran sus afirmaciones y abundantes pruebas. La pena solicitada es de 15 años de prisión por el delito de cohecho pasivo. El art. 268 (b) estipula es procedente de prisión preventiva cuando la pena es mayor a cinco años y, el presupuesto más importante, 268 (c); peligro de obstaculización y peligro de fuga.
Son de público conocimiento las conversaciones telefónicas interceptadas por la Fiscalía, entre dos colaboradores muy cercanos a Martín Vizcarra Cornejo; Hugo Misad Trabuco (el Turco) exfuncionario de Provias, supuestamente colocado allí por Vizcarra para supervisar el dinero de las coimas solicitadas y, el suboficial de la Policía Nacional del Perú, Manuel Zambrano. En esas conversaciones telefónicas interceptadas en entre el 11 y 13 de enero de 2014, el policía Zambrano solicita a Misad para comprar 400 o 500 lagartitos (muñeco de tela con el cual se identifica Vizcarra) para repartir entre los leales a Vizcarra, demostrando el tamaño de la organización criminal. El policía Zambrano informa también a Misad sobre la presencia de policías de inteligencia que han llegado de Lima para vigilar al expresidente, cometiendo infidencia. Luego coordina con el mismo Misad, el cual responde que preguntará a Vizcarra que debiera escribir el policía Zambrano en su informe al Poder Judicial, ya que Vizcarra está en proceso y tiene que solicitar permiso al juez para salir de Lima, observando reglas de conducta. Esta conversación sería suficiente para condenar a Misad y Zambrano por tráfico de influencias, pero hasta el momento no ha sucedido absolutamente nada. Este es un indicio de que los tentáculos de la organización criminal de Vizcarra tiene contactos dentro de la PNP con policías corruptos, los cuales le facilitarían fuga, obstaculizarían cualquier investigación en su contra, escondiendo pruebas o amedrentando a detractores. Motivo suficiente para detenerlo preventivamente.
A esto se suma el escandalo reciente. Cesar Figueredo Muñoz, excandidato al Congreso por Lima en uno de los partidos políticos de Vizcarra, Somos Perú, el otro es el nuevo partido, Perú Primero, donde Figueredo es secretario general. De acuerdo con las acusaciones y declaraciones públicas de un testigo, cercana a Figueredo, con quien habría tenido una relación sentimental a cambio de trabajo en el Estado, este le solicitó un video o grabación a la testigo, con el cual habría extorsionado al ex primer ministro de Perú, Alberto Otarola, solicitándole lo nombrara director de Registros Públicos a nivel nacional. Al no acceder Otárola, ese audio se filtró alterado a la prensa, ocasionando la renuncia del ministro. La prensa sospechosamente nunca investigó sobre la veracidad y autenticidad del audio. Vizcarra puede tumbarse ministros, fiscales, ser entrevistado en la prensa nacional, organizar partidos políticos y movimientos regionales, y ahora su mano aparece en el intento de vacancia de la presidente Dina Boluarte. No tiene remordimiento alguno. Debe tener una inmensa fortuna, dinero con sangre del pueblo peruano, que moría a causa del encierro salvaje decretado por Martín Vizcarra y sus esbirros con la excusa de la pandemia, mientras ellos se frotaban las manos con las compras estatales a dedo. Me temo la democracia, como eligió la libertad de Barrabas, elegirá ahora la libertad del bufón Vizcarra, ese es el fin de sus partidos políticos.
El pueblo peruano se hace constantemente la pregunta: ¿Por qué Martín Vizcarra sigue libre si obstaculiza la justicia? Esa es la democracia, en cambio a la presidente del Perú, Dina Boluarte, le allanaron su casa en menos de tres semanas, con Vizcarra se tardaron cuatro años y, por lo mostrado en prensa, más parecía una comedia burlona, teatro negro, porque Vizcarra dijo que él solicitó el allanamiento, y mostró el escrito, burlándose del fiscal, del juez y de todo el Perú.