La realidad de los migrantes en Chile es difícil de descifrar y está rodeada de contradicciones. Aunque reportes oficiales indican una caída en la entrega de visas laborales, también se detectó un flujo importante de remesas y mayor presencia de empleos informales entre la población extranjera. Este patrón evidencia una actividad económica significativa que no está siendo contabilizada en su totalidad, algo que ocurre a pesar de las dificultades de los migrantes para obtener su documentación.
Si bien el último reporte del Servicio Nacional de Migraciones de Chile que publicó La Tercera expuso una drástica caída de 69,9 % en la aprobación de visas laborales, pasando de 235.824 en 2022 a 71057 en 2023, las estadísticas esconden un escenario paralelo.
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Según el exdirector de la institución, Rodrigo Sandoval, “resulta ingenuo pensar que si han entrado en forma irregular cientos de miles de personas en los últimos cuatro años, el impacto de esos flujos en la actividad económica va a ser solo el que estas cifras muestran”.
Según las estadísticas de la Policía de Investigaciones (PDI) solo el año pasado ingresaron 34543 extranjeros de forma irregular. Esta cifra representa casi 50 % de quienes lo hacen con una visa de trabajo. Además, la cantidad duplica a los 16000 ciudadanos contabilizados en 2020 y se acerca a los números que se registraron en los dos años siguientes: en 2021 con 56856 personas matriculadas y 2022 con 53875.
Ola de migrantes en Chile sigue creciendo
Ni la eliminación de las visas especiales, que se crearon en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, que permitían ingresar a Chile sin un contrato de trabajo vigente, pudiéndolo firmar una vez en el país, detuvo la ola migratoria. Incluso, la derogación de las visas de responsabilidad democrática, la cual se estableció para los venezolanos en el gobierno de Gabriel Boric, tampoco logró contenerla.
De hecho, las agencias encargadas de tramitar permisos de trabajo en la actualidad tienen una alta demanda de servicios. Por ejemplo, la Agencia de Promoción de la Inversión Extranjera (InvestChile) y Start-Up Chile de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) firmaron un convenio para acelerar los trámites migratorios de extranjeros que se consideren ‘personal altamente calificado’ y estén involucrados en proyectos de inversión.
Según ambas instancias, el convenio forma parte de la Política Nacional de Migración y Extranjería, en el eje «Desarrollo Económico y Productivo». Esta medida promueve, en primera instancia, la regularidad migratoria.
Sus estadísticas revelan que, entre los meses de agosto de 2022 y 2023, agilizaron 2062 solicitudes. De ese total, un 19,6% corresponde a interesados provenientes de China (405); un 13,9 % de Argentina (287); un 11,4 % de Brasil (235); un 7,8 % de Japón (161); un 7,5 % de Colombia (155); un 5 % de Perú (103); un 4,7% de España (97); un 3,2 % de Venezuela (66) y un 3,1 % de Corea del Sur (64). Además, la agencia ha entregado 44 Cartas de Patrocinio para la obtención de visas de residencia temporal para inversionistas.
Actividades por debajo de la mesa
Ahora, ¿qué hacen los migrantes en Chile? Sandoval responde que “hay una actividad laboral extranjera que no se está viendo reflejada en los registros administrativos, como este de los permisos de residencia laboral”.
El exdirector de migraciones se refiere a la millonaria suma de remesas que el Banco Central ubicó en 2366 millones dólares en 2022, que es último reporte que se difundió, frente a 3054 millones de 2021. La baja de 23 % tiene explicación: la debilidad del mercado laboral.
De los 1.482.390 migrantes en Chile, 1.097.428 tienen empleo, ya sea formal o informal. Sin embargo, la población no migrante con 17 y 18 años de escolaridad, en promedio, recibe un salario de 1.288.031 de pesos, mientras que los inmigrantes, así tengan los mismos años de formación, reciben un pago que no supera los 899.270 pesos; es decir, ganan 30,2% menos.
La disparidad persiste en medio de las escasez de vacantes laborales en Chile. El país retrocedió la tasa del desempleo a las cifras de hace 13 años tras mantenerse la desocupación en 9 %. La situación actual en Chile es equivalente a la de mediados de 2010. Por ello, forma parte de la lista de países rezagados en América Latina, con respecto a la recuperación del mercado laboral antes de la pandemia, al tener 400.000 puestos aún por restablecer.
En la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hay preocupación. Ambas instancias coincidieron en que Chile junto a Bélice y Panamá aún están lejos de conseguir avances en este indicador.