
Alrededor de 8000 atletas provenientes de 41 países llegaron a Chile para participar en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023, que lidiarán con el riesgo de convertirse en blanco colateral de la guerra de Hamás contra Israel y de la creciente ola de robos que se registra en suelo austral.
La víspera del mayor evento polideportivo en la historia del país a cargo del gobierno de Gabriel Boric que, además, servirá de clasificatorio para los Juegos Olímpicos de París 2024, no luce bien. Ya se reportó el robo de las cámaras de transmisión del Estadio Nacional, el corazón de la cita que reúne 12 edificaciones para la prueba de 20 de las 50 disciplinas que se disputarán.
Los equipos sustraídos están avaluados en 300 millones de pesos, es decir, 355.500 dólares, y pertenecían a una empresa de televisión de Portugal y España. A este robo se suma el de implementos de una carpa aledaña a la Villa Panamericana.
“Nos estamos jugando la imagen del país”, reconoce Alberto Pirola, presidente de hoteleros de Chile, quien estima el arribo de al menos 80.000 turistas durante el encuentro deportivo, que comienza este 20 de octubre y extenderá hasta el próximo 5 de noviembre.
Un cordón con tensión
El cordón de seguridad en los Juegos Panamericanos de Chile tiene desafíos, porque la mayoría de las competencias se desarrollarán en 11 comunas de la Región Metropolitana de Santiago que incluyen el Parque O’Higgins, Parque San Cristóbal, el Centro de Entrenamiento Olímpico, la casa del Comité Olímpico Chileno y las instalaciones de federaciones deportivas del país. Mientras tanto, en Valparaíso será el triatlón en Playa El Sol y el piragüismo en eslalon en el Río Aconcagua.
¿Habrá suficiente personal de custodia? Las dudas abundan cuando Manpower, compañía a cargo de la logística de los juegos, todavía busca contratar más de 2000 colaboradores para las áreas de operaciones y comunicaciones. Cubrir las vacantes es indispensable, ya que países como Estados Unidos, Reino Unido, España y Alemania registran manifestaciones a favor de Hamás, exponiendo que en Occidente comparten la interpretación extremista del islam. Las embajadas son las más asediadas. La de EEUU en Argentina es una.
En Chile, Boric evita calificar en la previa de los Panamericanos a Hamás como organización terrorista. Dice que sus atentados no justifican “la barbarie” de Israel en Gaza, pero lo que suceda en Santiago 2023, sin duda, repercutirá en París.
Presión olímpica en Francia
En Europa también hay tensión. El trauma por la muerte de 11 atletas israelíes y un policía alemán en el ataque terrorista de palestinos a los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972 sigue sin asimilarse. Ahora, con los hechos que ocurren, cobra vigencia.
La intención del gobierno de Emmanuel Macron era que los juegos olímpicos de 2024 recuperaran la confianza luego de la matanza de 17 personas, por parte de extremistas armados a nombre de Al-Qaeda y Estado Islámico por una publicación satírica del semanario Charlie Hebdo en 2015. En esta oportunidad, las condiciones son más adversas, tras las pérdidas y separaciones globales causadas por la pandemia, la guerra de Rusia contra Ucrania y de Israel contra Hamás.
En La Moneda y en el Palacio del Elíseo saben que todo es posible. Ahí están los recuerdos de los ataques a los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, la bomba que explotó cerca del Santiago Bernabéu en Madrid, pocas horas antes de que el Real Madrid jugara contra el Barcelona la final de la Champions, el ataque suicida en el comienzo de la maratón de Sri Lanka en Waliweriaya que dejó 15 víctimas y las tres bombas en la Copa del Mundo en Uganda en 2010 por mencionar algunos.
Juegos con crisis
Chile está en problemas con la protección del evento, considerando que el responsable de la seguridad de los juegos renunció. Hace dos semanas, el subdirector de Inteligencia, Crimen organizado y Seguridad Migratoria de la Policía de Investigaciones, Luis Silva, dimitió de su cargo como coordinador de seguridad para los Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023.
Su salida es un golpe bajo no sólo para la cita deportiva sino para las investigaciones nacionales que estaban bajo su mando relacionadas con narcotráfico, trata de personas, secuestros, tráfico de armas de las bandas extranjeras como el Tren de Aragua, “Los Gallegos”, “Los Espartanos” y otras.
Ahora estas averiguaciones y las pesquisas en la zona del conflicto mapuche contra los frentes Weichán Auka Mapu, Resistencia Mapuche Lafkenche y otros grupos serán reasignadas.
Detrás de la renuncia de Silva hay una posible crisis institucional, si se tiene en cuenta que su antecesor, el prefecto general José Ortiz, también renunció. Con ellos, la cifra de altos mandos que abandonaron a la Policía de Investigaciones (PDI) con Boric en el poder se eleva a cuatro, al sumar la estampida del prefecto general Eduardo Ulivarri, quien se desempeñaba como subdirector de Desarrollo de Personas, y del prefecto inspector Alex Espinoza, jefe de Tecnologías de la Información, cargo que antes desempeñó Silva.
Unos Juegos Panamericanos entre escándalos en Chile
Lo peor es que la seguridad no es el único problema, debido a que la organización de los Panamericanos en Chile acumula hitos de deficiencia y despidos que impiden predecir una jornada sin conflicto. Los constantes cambios en la directiva vaticinan caos con la catástrofe interna que comenzó en enero, cuando el director ejecutivo Felipe de Pablo dijo adiós a un mes de su designación, tras la renuncia de Eduardo della Maggiora.
La cascada de salidas no paró desde entonces. Gianna Cunazza dimitió cinco meses después y dejó en junio el cargo al presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), Harold Mayne-Nicholls. La lista incluye además el despido del director de marketing y comunicaciones de la Corporación Santiago 2023 Juan Carlos Chamy, el director jurídico Juan Pablo Montes y de Nathalia García, gerente legal.
Los escándalos por estos ribetes se unen a la polémica por la filtración en algunos edificios de la Villa Panamericana, la rotura de la matriz de agua de la piscina de clavados, el desorden con las 1355 llaves sin identificar de los departamentos que usarán los deportistas, hasta los errores ortográficos en la escritura de las señaléticas inglés que opacan el recorrido de la antorcha por la ciudad.