La economía siempre se encuentra atravesada por la política, no es meramente una ciencia aséptica. Para entender mejor esta afirmación, podemos pensar en cómo verán la economía un liberal, un ecologista y un comunitarista. El primero primará el crecimiento económico sin barreras fruto del libre mercado e intercambio, y verá que la economía va bien cuando se refleje dicho crecimiento.
El papel de la economía
El ecologista se llevará las manos a la cabeza ante tal propuesta, y verá con mejores ojos una economía decrecentista, que respete el medio ambiente. Un pequeño pueblo en la costa italiana, que solo quiere seguir viviendo y manteniendo su comunidad política, a lo mejor está interesado en no permitir un libre mercado de turismo o de compraventa de viviendas, para no alterar el estilo de vida que tienen. Prima más sus relaciones sociales sobre un crecimiento económico cuantificable o unas regulaciones medioambientales que les son innecesarias.
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Con estos breves ejemplos se puede ver cómo en función de la cosmovisión que tengamos así abordaremos las cuestiones económicas. La ciencia económica no puede emitir juicios desde su campo sobre qué dirección se debe tomar. Debe dar las herramientas para que esas decisiones alcancen sus objetivos. Por eso requiere de un saber reflexivo que acote su campo una vez lo haya explorado, poniéndolo en relación con los demás saberes del momento. Y ese es el papel de la filosofía.
El papel de la filosofía
La filosofía es un saber de segundo orden, requiere previamente que los campos técnicos y científicos alcancen cierto nivel de desarrollo para poder hacer los análisis propios de la disciplina. Así, Platón tenía en el frontispicio de la Academia inscrito que “no entre nadie que no sepa geometría”. Dejaba claro que para poder filosofar previamente había que conocer algo sobre lo que reflexionar. La filosofía no es la madre de las ciencias, sino que bebe de la confrontación entre los distintos saberes (técnicos, científicos, sociales, políticos) para poder ordenar y clasificar sus ideas. Para desarrollar mapamundis o cosmovisiones actualizados al saber de su época.
Así entendida, no sería un saber doxográfico sobre textos de filósofos, ni un mero amor al saber, sino una disciplina orientada a los saberes de su tiempo para ordenarlos acorde a una cosmovisión. La tarea de la filosofía, de ese modo, no terminaría nunca, porque necesitaría estar constantemente actualizándose basándose en las nuevas tecnologías, saberes y acontecimientos. Es por ello por lo que hay hueco para una Filosofía del bitcoin o una Filosofía de la inteligencia artificial. Y sí, los filósofos tienen algo que decir en esas materias.
Filosofía espontánea de los científicos
Esta reivindicación de la filosofía se hace especialmente importante en los campos científicos, donde predomina cierta visión reflejada en estas palabras de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow: «la filosofía ha muerto. La filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en particular de la física. [Por lo que] los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda del conocimiento»[1]. Al no entender cuál es el papel de la filosofía en el conjunto del saber, muchos científicos se aventuran a tratar de temas que corresponden a la filosofía tratando de mantener la autoridad que tienen en tanto que científicos. Es la conocida filosofía espontánea de los científicos.
Esto da lugar a que la ciencia se vuelva relato, porque como la academia filosófica se ha olvidado de los saberes de su tiempo para centrarse en la interpretación de textos, son los propios científicos los que construyen esos relatos sobre la realidad cuando solo tienen conocimiento sobre una parcela de la misma.
Sucedáneo de filosofía
La economía también tiene ese sesgo. Por ello siempre me ha parecido que en el pensamiento sobre la economía hacen falta más filósofos. Parece difícil comprender la necesidad de esta afirmación, al fin y al cabo, el filósofo que más ha tratado temas económicos fue Marx, un hombre que dejó una serie de aportaciones brillantes. Recordamos entre ellas que la Economía siempre es Economía política. Y dejó una influencia tan terrible en el mundo que cualquiera se atreve a decir que los filósofos se tienen que dedicar a hacer una Filosofía de la economía después del siglo XX.
Sin embargo, la economía como disciplina adolece de reflexiones sobre los análisis que realiza en su campo. Normalmente, estas reflexiones sobre los análisis son realizados por los propios economistas, que rara vez tienen formación en campos como la política y la filosofía. En ocasiones tienen alguna formación jurídica, pero por lo general tratan de aplicar las conclusiones de sus análisis a las sociedades políticas. Y eso es algo que excede su campo. Por ello, cuando rebasan el plano meramente económico, hacen filosofía sin saberlo. Un sucedáneo en el que dan su cosmovisión del mundo sobre la base de las conclusiones de los análisis de su campo.
La Escuela Austríaca
Una protofilosofía de la economía es la Escuela austríaca de economía. Esta corriente ve claramente que las implicaciones sociales y políticas de la economía son de extraordinaria importancia. Una importancia muy superior a la que tiene saber hacer modelos matemáticos tratando de predecir y maximizar beneficios. Sin embargo, en múltiples ocasiones cae en esta filosofía espontánea de los economistas.
Hay un hueco claro para desarrollar una disciplina que se encargue de encontrar el papel de la economía en el conjunto del saber y del hacer —siguiendo la estela de la Escuela austríaca— y los elementos para su desarrollo ya están maduros. Recogiendo el guante de Jesús Huerta de Soto, esta tarea podría ser un paso clave a la hora de consolidar la Escuela de Madrid.
[1] Hawking, Stephen y Mlodinow, Leonard, (2010) El Gran Diseño, Ed. Crítica, Barcelona, pág. 11.ç
Este artículo fue publicado originalmente por el Instituto Juan de Mariana.
Álvaro D. María es graduado en Derecho y Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y ha realizado un Máster en Auditoría y Contabilidad Superior.