El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, conocido popularmente como AMLO, lleva solo 20 días en el poder y ya da mucho de qué hablar. Canceló la construcción de un aeropuerto, anunció que devolvería parte de su salario, que le rebajaría el sueldo a los funcionarios estatales y pidió permiso a la “madre tierra” para construir el Tren Maya, entre otras polémicas decisiones.
En el podcast de hoy analizamos las actuaciones más importantes de AMLO hasta el momento y, sobre todo, ponemos el ojo en su estrategia comunicativa que además de interesante es bastante astuta.
Nuestro invitado de hoy es Gerardo Garibay, editor de Wellington.mx, columnista en diversos medios, autor de los libros Sin medias tintas y López, Carter, Reagan, analista y profesor universitario. Garibay llama la atención sobre el comportamiento del presidente mexicano que parece estar enfocado a ganar popularidad y al tiempo a presionar a grupos de poder para que lo apoyen y no se le enfrenten. Eso sí, sus acciones hasta ahora no parecen ser las de un peligroso Chávez.
Esta semana AMLO anunció que se realizaría el más grande aumento del salario mínimo en 25 años. Los liberales sabemos que aumentar el salario mínimo causa desempleo. Sin embargo, la medida del mandatario mexicano parece en el fondo relativamente inofensiva y encaminada a ganar popularidad sin afectar de manera sustancial la economía.
Nuestro invitado de hoy nos cuenta que el salario mínimo legal en México en este momento no es ni siquiera una medida de referencia para los empresarios porque está establecido muy por debajo de lo que ganan los mexicanos incluso más pobres. Y el aumento que quiere llevar a cabo AMLO parece muy alto pero deja el salario mínimo legal en una cifra que sigue estando por debajo de lo que ya pagan la mayoría de empresarios por la mano de obra menos calificada.
Regular los salarios siempre es mala idea y perjudica sobre todo a los más pobres, pero que AMLO suba por ley el salario a una cifra que según los datos está por debajo de lo que ya se paga a los menos calificados, muestra, según nuestro invitado, que está asesorado por gente sensata y que es supremamente astuto en su estrategia comunicativa. Con esto da un golpe de opinión pero sin afectar la economía en la medida que sí lo hacen, por ejemplo, mandatarios de derecha de toda la región.
Hoy analizamos las medidas tomadas por AMLO hasta ahora y nos volvemos a preguntar: ¿Podría terminar siendo un Chávez o definitivamente si mucho lo que veremos en un Lula da Silva?