Este jueves se conocieron las declaraciones de la Justicia Especial para la Paz (JEP), que afirma que “las fuerzas militares de Colombia abatieron al menos a 6402 civiles entre 2002 y 2008 y los presentaron como bajas en combate”.
Es decir, según este informe se han multiplicado exponencialmente, según ellos, los casos de falsos positivos en el país. Curioso. En contravía de los informes iniciales que hablaban de poco más de 2.000.
Por supuesto, ni un solo caso pude ser permisible, pero es imperativo que digan la verdad.
El ejemplo de las izquierdas argentinas
Es curioso porque denuncias de Argentina afirman que las izquierdas han multiplicado de la nada los desaparecidos a manos, según ellos, de militares en la época de los años 70.
Allá han agigantado las cifras ideológicamente, diciendo que los desaparecidos fueron 30000, no los alrededor de 6000, que los datos han reflejado a través de cifras oficiales por años.
Adicional a ello, hay testimonios de que los desaparecidos argentinos eran montoneros la mayoría y los demás eran de otras organizaciones guerrilleras.
El libro La guerra civil argentina, del escritor Nicolas Márquez, con una gruesa información, datos y fuentes, demuestra como el aparato comunicacional del establishment propagandea mentiras para golpear a las fuerzas militares a través de la guerra jurídica y cultural, que tiene como fin último condenarlos por la propaganda y llevarlos a la cárcel.
La guerra jurídica y cultural contra las fuerzas armadas
Para ningún militar es desconocido que su batalla contra la criminalidad no solo es en las selvas de Colombia.
Desde hace varias décadas se viene adelantando una progresiva y sistemática guerra contra ellos, pero en otro campo, el jurídico y el cultural.
Y es que Clausewitz (1780-1831) lo dijo claramente al definir el concepto de guerra:
“La guerra no solo es un acto político, sino un verdadero instrumento político, una prosecución de las relaciones políticas apoyadas en unos medios diferentes”.
Desafortunadamente la derecha ha pensado que esos alcances de la política por medios diferentes se centran en las que se hacen a través del poder coercitivo del Estado a través del monopolio de las armas. Y eso no es así.
Eso es lo que hace que las actuales derechas se caractericen por la tibieza y se autodefinan como “centros”, entre otros muchos errores.
La derechita cobarde se equivoca
Han apostatado a los valores de la derecha, lo cual no les permite contener la avalancha cultural y jurídica de las izquierdas que con fiereza vengativa se han venido a despedazar a su presa sin compasión.
Por el contrario, las izquierdas de la mano de la vieja estrategia gramsciana de procurar el monopolio de las ideas en la sociedad para manipular las conciencias de la ciudadanía, se ha llevado a cabo al pie de la letra.
Ya lo dice el libro de la izquierdista italiana, Michela Murgia, Instrucciones para convertirse en fascista: “para qué derrocar las instituciones si con cambiar el sentido de las palabras y ponerlas en la boca de todos, podemos tomar el poder”.
Y es que para los colombianos tanto la palabra paz, como la palabra falsos positivos, hoy, a base de propaganda tienen un claro sentido, abren heridas, generan divisiones, debilitan a la sociedad toda, y arrodilla a la opinión publica a las izquierdas de todo pelambre.
Como puede verse, la guerra cultural sí existe y funciona.
Las izquierdas colombianas han tomado nota de las argentinas
En el caso latinoamericano, Argentina le lleva la delantera a Colombia en esta guerra feroz contra los héroes de la patria, pero el discurso de la paz, y el tribunal de la JEP construido por comunistas invitados por el expresidente Juan Manuel Santos, no van a dejar pasar lo que los militares hicieron en la época entre los años 2002 y 2010, donde fueron abatidos varios miembros del secretariado de las FARC, cuando se llevó a cabo la histórica operación Jaque y Colombia vivió un periodo de desarrollo económico y libertad sin precedentes históricos. Eso es un dato innegable.
Frente a la guerra jurídica
Por eso, la venganza, primero propagandística y luego jurídica no va a parar mientras no se genere una avalancha de verdad en las redes y en los medios, de la mano de quienes deberían salir a defender a nuestros militares: la derecha, no va a parar el despropósito y las mentiras.
Amanecerá y veremos.
Por ahora, preparémonos para dolorosos casos, como los que tuvo que padecer el Coronel Plazas Vegas, “por defender la patria, maestro.