Es mundialmente conocido el caso de Barry Seal, piloto de la mafia, entre otras por la película protagonizada por Tom Cruise titulada Barry Seal solo en América, en la que el piloto de TWA se convierte en la década de los 80 en traficante de droga al servicio de Pablo Escobar.
Estas actividades llevan a Seal al tráfico de armas, drogas y blanqueo de capital.
Hoy, varias décadas después, revelan cómo Iván Márquez y Jesús Santrich trafican droga desde Venezuela.
En este caso Márquez y Santrich contratan a pilotos brasileños, según relata La FM. Los nuevos Pablo Escobar siguen siendo las FARC, pero ahora desde su “protectorado” en Venezuela.
Curiosamente el informe muestra cómo esta droga es enviada al cartel de Jalisco en México, desde el estado Apure en Venezuela, pasando por los cielos colombianos.
Sin embargo, desde 2018, en el marco del blindaje que les dio el proceso de paz, aparecieron las pruebas que vincularon al jefe guerrillero ‘Jesús Santrich’ y sus tres socios, que mostraban la entrega de cinco millones de dólares por parte de los compradores de la droga en Estados Unidos a Santrich.
El pago de esa suma fue controlado por la DEA, pues los compradores que Santrich creía que eran del cartel de Sinaloa, eran realmente agentes infiltrados de las autoridades estadounidenses.
Con la noticia de hoy se entiende por qué Santrich cayó tan fácil en manos de la DEA en 2018, ya que está en negocios con los carteles mexicanos, los mismos que él pensaba le estaban pagando cuando cayó hace tres años.
La verdad es que las FARC nunca han dejado de delinquir, el “quizás, quizás, quizás” de Santrich burlándose del pueblo colombiano, tenía un trasfondo bastante más profundo que solo el tarareo de una canción.
Y es que la palabra paz, da para esto y más
Si Barry Seal quedó varias veces impune de sus actos criminales durante su vida, antes de ser asesinado por sus antiguos socios, el cartel de Medellín; Santrich goza de total impunidad gracias a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que se hizo de la vista gorda ante las acciones criminales del falso ciego. Y que dilató tanto su acción sobre el traficante, que le dio todas las oportunidades para fugarse, como efectivamente ocurrió.
Santrich se atrevió a hacer lo mismo que Pablo Escobar, se posesionó en el Congreso de la República mientras seguía traficando. Mientras tanto, Márquez decidió no posesionarse, salió huyendo cuando fueron arrestados Santrich y su propio sobrino, Marlon Marín.
Lo que evidencian estos negocios
Primero, que a pesar de estar moviéndose en las selvas, son cada vez más ricos, fruto del tráfico continuo de drogas.
Segundo, que si usan el cielo aéreo colombiano es porque tienen socios adentro que les permiten circular con impunidad.
Tercero, que Venezuela sigue siendo el paraíso terrorista y de traficantes de Latinoamérica en manos de la narcodictadura del Cartel de los Soles, en cabeza de Nicolás Maduro.
Cuarto, que las rutas del tráfico de drogas siempre conducen a rutas para armas y para blanqueo de capital, como en el caso de Seal.
Y por último, que las FARC sí saben cómo usar la “palabra paz” para sus propios benéficos, no para los de toda la nación.