El presidente Bolsonaro planteó con su ministro de economía, Paulo Guedes, la realización de una Reforma Tributaria. Esta reforma que buscaba la optimización de la economía del país, no fue apoyada por el Congreso en su momento. Ahora Lula ha presentado su propuesta de Reforma Tributaria con su ministro de economía, Fernando Haddad, para muchos su sucesor, y han desembolsado billones de reales al congreso para que esto sea aprobado. Ya pasó en primera votación y está en discusión para continuar su avance. Veamos de que se trata.
Para quienes ven el lado positivo de la reforma, el argumento es que se busca la simplificación del cobro de los impuestos. Los múltiples impuestos principales que se cobran en Brasil serán convertidos en uno solo, el IVA. Por otra parte, se dejará atrás la naturaleza acumulativa de los tributos, esto quiere decir que dejarán de cobrarse impuestos en todo el proceso de producción de los productos, y ahora será cobrado en el producto final el cual pagará el consumidor.
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También se buscará una nueva forma de recaudar el ISLR y la forma en que serán cobrados los tributos a los trabajadores.
A pesar de todo esto, existe el lado negativo de la propuesta y es la que genera la gran polémica.
La propuesta que el PT ha planteado para el cobro del IVA es del 30%, lo que sería la tasa más alta del mundo. Con esta reforma los pobres serían los que más pagan impuestos y aumentaría también la carga tributaria para el sector comercio y de servicios. Asimismo, se establecería el pago de impuestos para el comercio electrónico y los servicios de usos de aplicativos como Uber y Rappi. Esta propuesta plantea también la reducción de beneficios fiscales como las Zonas Francas.
Uno de los puntos más polémicos es la introducción de la ideología de género en una reforma de esta naturaleza. El artículo 56, parágrafo 5, plantea el mecanismo de cash back, el cual tendría el objetivo de reducir las desigualdades de renta, género o raza.
Por otra parte, esta reforma plantea la pérdida de autonomía de municipios y Estados con la creación del Consejo Federativo. Este sería un ente que tendrá la representación de los 27 Estados del país con la representación también de algunos municipios importantes. Este Consejo centralizará la recaudación de los tributos que serán distribuidos a las regiones, quitando la autonomía que tenían los Estados y Municipios de recaudar sus tributos. Este consejo, por la composición y los criterios de votación, será dirigido por los grandes Estados de Brasil que tienen la mayor cantidad de población, quedando en desventaja los Estados y municipios pequeños.
Vale destacar que la dictadura venezolana creó la figura de los Protectorados para controlar los gobiernos regionales que no se alinean con el gobierno central. Este control se basa en el otorgamiento o no del presupuesto que corresponde al ejercicio de la gestión administrativa, lo que obviamente es un mecanismo de coerción para la persecución política. Asimismo, tienen creada la figura del Consejo Federal de Gobierno el cual controla el Fondo de Compensación Interterritorial.
Esta reforma tan profunda del sistema tributaria de Brasil, contiene 142 páginas de información y fue dado a los diputados federales con menos de 24 horas para ser discutido y votado. El gobernador de São Paulo, quien ganó por el apoyo del presidente Bolsonaro, dijo estar 95% de acuerdo con esta reforma. Esto encendió una polémica entre la oposición la cual fracturó su votación en la Cámara con 20 votos del partido del presidente a favor de la reforma. A estas alturas, el gobernador Tarcisio no se perfila como el futuro sucesor de Bolsonaro en 2026 mientras que las discusiones y las enmiendas a la propuesta de reforma continúan en la Cámara.
De aprobarse esta reforma en los términos que fue presentada, estaría alineándose en la tesis del centralismo democrático que lleva adelante la revolución chavista en Venezuela: la centralización del poder hace al Estado más fuerte, por lo que la separación de los poderes y la descentralización lo que hacen es debilitarlo.