Miles de brasileños salieron a protestar este domingo 13 de diciembre para exigir la renuncia de la presidenta Dilma Rousseff. Los ciudadanos acudieron al llamado de distintos grupos sociales en más de 100 ciudades de Brasil.
Las manifestaciones fueron convocadas por grupos sociales que no estaban vinculados a partidos políticos. Sin embargo, diputados derechistas como Jair Bolsonaro asistieron para desaprobar el Gobierno de Rousseff. Según la policía, Brasilia contó con la presencia 5 mil personas aproximadamente, que caminaron hasta el Congreso donde presentaron sus demandas. Al finalizar el acto, algunos ciudadanos prendieron fuego a un ataúd de madera que tenía la bandera del partido de Gobierno, Partido de los Trabajadores (PT).
En el barrio Copacabana, en Río de Janeiro, se aproximó un grupo de seguidores del PT para apoyar al Gobierno. Sin embargo, la policía logró evitar las confrontaciones entre los manifestantes. Por otro lado, en Sao Paulo, se exhibieron dos muñecos inflables que simulaban a Dilma Rousseff con una máscara y al expresidente Lula Da Silva vestido de presidiario.
Estas convocatorias tuvieron menor presencia de ciudadanos, en comparación con las que se provocaron en abril y agosto pasado en contra de la corrupción y la crisis económica del país. Los grupos organizadores atribuyeron la ausencia de manifestantes a la falta de tiempo porque denunciaron ser censurados en la red en los últimos días. Sin embargo, afirmaron que estas marchas servirán para las protestas que tienen pensado organizar en el mes de enero.
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Una encuesta de la empresa Datafolha reveló que 32% de los brasileños piensan que el país mejoró en los últimos 13 años, los últimos Gobiernos del PT. Por otro lado, a la actuación del Estado, 24% la valoró como buena; 40% como regular; y 35% mala o muy mala. El estudio explicó que estos factores se deben a la crisis económica, los casos de corrupción y a la fragilidad política. Según economistas, 2015 podría terminar con una disminución del 3,5% de aceptación del Gobierno.
Por el tema de la corrupción, varios funcionarios han sido investigados. A finales de noviembre fue arrestado el jefe del oficialismo en el Senado de Brasil, Delcídio Amaral; y en septiembre el extesorero del PT, Joao Vaccari, condenado a 15 años y 4 meses de prisión. Ambos se encontraban involucrados con el escándalo de la petrolera Petrobras.
Asimismo, la presidenta Rousseff enfrenta un juicio político por una serie de maniobras fiscales que el Gobierno realizó en 2014 y 2015 para maquillar cuentas.
Fuentes: El País