Por Javier Alonso
Ya sea debido a un problema congénito o un accidente durante la vida adulta, uno se puede ver en la necesidad de usar una prótesis. Pero, ¿qué hacer en un país latinoamericano, donde el salario mínimo alcanza solo una fracción de los US$10.000 o más que suelen costar?
Po (“mano” en el idioma nativo guaraní) es una organización sin fines de lucro que desde marzo de 2015 ofrece en Paraguay una solución: prótesis a bajo costo.
Lo que hace a Po Paraguay único es que fabrican sus prótesis mediante impresión 3D, utilizando materiales como plásticos derivados de maíz, y permiten a sus beneficiarios personalizarlas. Así, un niño puede convertirse en Iron Man con una mano adecuada a sus necesidades e imaginación.
Dos de los fundadores de Po Paraguay, Fernando Vallese (FV) y Eric Dijkhuis (ED), hablaron al PanAm Post acerca de sus logros y dificultades y del poder de la iniciativa privada a través de una campaña de crowdfunding.
¿Cuál es la misión de Po para estos próximos años?
ED: Po básicamente surgió con la idea de ayudar a personas en situación de vulnerabilidad que no podían acceder a una prótesis. Para eso nosotros buscamos hacer prótesis que puedan ser lo más asequibles posible.
Pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que no era un problema exclusivo de los sectores sociales más vulnerables, sino también era un problema que afectaba a personas de mayores recursos, por los costos que implicaba acceder a una prótesis. Nuestra idea es que a principios del 2016 podamos agrandar más la estructura de Po, sumando a más gente que pueda colaborar con nosotros, y así poder responder a la demanda existente.
Durante este año hemos ayudado a más de 36 personas a tener una prótesis. Nuestro objetivo es poder ayudar a más de 200 durante el año entrante. Estamos buscando además dar una licencia Creative Commons a nuestros diseños para que la experiencia de Po pueda ser replicada en el resto del mundo.
Además, también nos concentramos en el desarrollo e investigación. Buscamos crear prótesis mecánicas que sean 30 veces más baratas de lo que son actualmente.
¿Qué tipo de desafíos encuentran?
FV: Encontramos problemas con la distancia en la que se encuentran los beneficiarios. También encontramos que ellos muchas veces no pueden abandonar sus trabajos.
Tenemos también un crecimiento muy acelerado como organización, y a la vez, para consolidarnos formalmente como organización no gubernamental, nos encontramos con muchas barreras burocráticas.
Barreras tecnológicas no las tuvimos más allá de las dificultades económicas. Tampoco se cuenta con una base de datos con gente discapacitada, lo que nos hace mucho más difícil saber quiénes son las personas que están necesitando nuestra ayuda.
¿Cuáles son las barreras burocráticas que encuentran para ayudar a la gente?
FV: No son muy claros los caminos que uno debe tomar para poder iniciar una organización de este tipo. Es decir, no hay información muy detallada.
Otra de las barreras es la apertura de cuentas bancarias para organizaciones sin fines de lucro. Los bancos solicitan muchas documentaciones que son muy difíciles de conseguir (como las concernientes a la prevención del lavado de dinero) y hasta a veces piden cosas de los cuales es imposible tener sin antes haber tenido la posibilidad de poder abrir una cuenta bancaria como organización, como es el caso de la lista de donantes que solicitan los bancos.
¿Creen que la iniciativa privada es, de alguna u otra manera, subestimada en Paraguay?
FV: La cultura del paraguayo es muy formidable, pero desconfía mucho aún así. Existen muchas fundaciones en Paraguay que tienen el fin del lucro y no de la ayuda.
La gente tiene la costumbre de donar ocasionalmente a las organizaciones, pero no lo hacen de forma periódica (como en el caso del débito mensual de la tarjeta de crédito), y tampoco hacen un seguimiento.
En cambio, en países como Estados Unidos y Europa, la gente sí realiza un seguimiento a la organización a la que dona su dinero, teniendo en cuenta que periódicamente realiza donaciones.
ED: La gente hoy por hoy se está volcando cada vez más a donar a las organizaciones a las que creen conveniente ayudar, y poco a poco tienen más confianza en hacerlo. La gente busca la forma en la que sea lo más fácil posible apoyar a las causas convenientes.
Una vez que encuentran una barrera ya desisten de su intención. También está un tanto arraigada la cultura de que el aporte de uno no sería necesario si ya existen personas apoyando la causa.
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¿Cuál sería el mayor impedimento para que la iniciativa privada sea vista como una alternativa a la estatal?
FV: Creemos que tiene que haber un cambio de mentalidad, en la gente para poder empezar a donar. La gente tiene el temor de que el dinero que ellos donen se malverse, como se hace en algunas instituciones estatales.
Como el Estado siempre estará ahí, el temor de la fugacidad de la iniciativa privada también es un desincentivo.
Javier Alonso es estudiante de Economía en la Universidad Católica de Asunción y coordinador local de Estudiantes por la Libertad Paraguay. Daniel Duarte contribuyó con este artículo.