
O las expectativas eran demasiada altas, o definitivamente los shows de medio tiempo de Super Bowl ya no son lo que eran antes. El cantante Usher salió a escena en esta última edición con la promesa de que su actuación sería recordada por “millones”, pero el impacto difícilmente fue tan grande. Para quienes ven estas presentaciones año tras año, quedó un sinsabor de que podía ocurrir algo más.
La diferencia con la edición del año pasado —cuando se presentó Rihanna y anunció su embarazo— es que Usher incluyó invitados como Alicia Keys, H.E.R. y los raperos Ludacris y Lil Jon. Eso marcó la diferencia porque caso contrario hubiera sido una presentación mucho más tibia. Aún así, no se desmeritan sus 30 años de carrera llena de éxitos que incluso impactaron en América Latina. Si algo aseguran los artistas que se presentan, es que no es fácil resumir en 13 minutos toda una vida haciendo música.
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Hay un factor en común entre la presentación de Rihanna y la de Usher en el Super Bowl: no solo fueron aburridas, sino que las produjo Apple Music y no Pepsi, como venía ocurriendo. Eso se nota en la estética, en la calidad de presentación y esta vez incluso se notó en el audio (quienes lo vieron por televisión se dieron cuenta que el sonido fallaba al inicio). Es mucho más minimalista, sin recursos tan rimbombantes como la puesta en escena de Katy Perry en el 2015 o Madonna en el 2012.
En fin, algunos dicen que fue “el peor show de la historia” y que faltó tocar varios de sus temas, mientras que para otros dio la talla siempre que el espectador conozca la carrera de Usher. Algo es cierto tras ver el medio tiempo de esta edición, donde se enfrentaron los Kansas City Chiefs ante los San Francisco 49ers: al menos para esta espectadora, si hablamos de presentaciones “épicas” hay un abanico mucho más amplio que sí es digno de mencionar: como la actuación de Michael Jackson en 1993, The Rolling Stones en 2006 o más recientemente, Jennifer López y Shakira en 2020.