El próximo 11 de febrero se darán cita más de 100 millones de televidentes, decenas de marcas y los equipos de fútbol americano Kansas City Chiefs y San Fransisco 49ers, para disputar el Super Bowl LVIII en Las Vegas, Nevada. Aunque en América Latina este deporte no tiene mayor protagonismo, el evento igualmente llama la atención por la magnitud de las inversiones en publicidad, los comerciales con artistas y famosos, así como el medio tiempo con estrellas internacionales.
A esta edición en particular, la califican como una de las más costosas de la historia. Las entradas al Allegiant Stadium cuestan entre los 8000 y 12000 dólares —70 % más caro que en 2023 según cifras citadas por CNN— mientras que un comercial de 30 segundos puede superar los siete millones de dólares. Es en sí mismo, un símbolo claro del capitalismo que tanto critica la izquierda. Sin embargo, hasta a la agenda progresista estadounidense le resulta imposible negarse a participar, dada la proyección que el Super Bowl da históricamente a todo lo que aparece en pantalla.
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Ahora, no todo es miel sobre hojuelas para las marcas que antes veían en la moda woke la herramienta ideal para hacerlas más “diversas” y así aumentar sus ventas. Eso quedó atrás. Ya no se verán anuncios abocados al tema migratorio, como lo hizo la marca de cervezas Budweiser en 2017 o como lo intentó hacer la empresa de construcción 84 Lumber con el muro fronterizo. Ahora la apuesta es “a la nostalgia, al humor y a la emoción en el Super Bowl”, dicho por Michelle Deignan, vicepresidente de operaciones de Oreo en EE. UU. a la revista Variety. Luego de varios años, las empresas se dieron cuenta que el camino no es abordar pugnas ideológicas. Disney lo captó de manera separada, tras años infiltrando dicha moda en sus proyectos.
La clave es volver a lo tradicional
La vocera de Oreo, marca que vuelve tras años de ausencia, enfatiza cómo “la vida en general es más difícil para los consumidores”. Ciertamente los espectadores no solo vienen de atravesar una pandemia, padecen una economía global delicada y ven cómo continúan guerras en Medio Oriente y Europa, tal como indica la revista. Entonces, es casi necesario volver a publicidades que los aparten, aunque sea por las tres horas de dura el evento, de esa realidad.
Regresar a lo tradicional es la clave y los comerciales publicados antes del partido, lo demuestran. Lionel Messi, el campeón del mundo de la selección de fútbol argentina, protagoniza un anuncio de la cerveza Michelob Ultra; Arnold Schwarzenegger, actor y exgobernador de California, se convierte en personaje de acción para la empresa de seguros State Farm. Jenna Ortega, actriz con raíces mexicanas y puertorriqueñas, irá a la caza de unos Doritos Dynamita.
Mientras tanto, los 65000 espectadores que asistan al Allegrant Stadium de Las Vegas verán un espectáculo del cantante Usher, probablemente muy alejado del show teñido de política que Beyoncé hizo en 2016 cuando interpretó el tema “Formation”, cuyo video original critica a la policía estadounidense por supuesta discriminación racial.
En realidad, los estadounidense tienen problemas más graves. Por ejemplo, la deuda con tarjetas de crédito marcó un récord a finales de 2023 para ubicarse en 17,5 billones de dólares totales según el Informe de crédito y deuda de los hogares del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. El motivo: la elevada inflación durante el gobierno de Joe Biden.