No es un secreto los riesgos que conlleva vivir con sobrepeso. Desde hace varios años hay alertas sobre el alto consumo de calorías en todo el mundo, sumado a que los encierros durante la pandemia contribuyeron al sedentarismo y, por ende, instancias como la OMS determinaron que “la tasa de sobrepeso y de obesidad alcanzaron niveles epidémicos en toda Europa”, con el peligro de que “sigan progresando”.
Tal aseveración se debe a que la obesidad sería la causa de 1,2 millones de muertes por año, sin mencionar que origina al menos 13 tipos de cáncer. Por ejemplo, el organismo de salud le atribuyen 200.000 nuevos casos de cáncer al año.
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Sin embargo, las alertas no importan cuando se trata de ideología y propaganda de izquierda. Así como colectivos afines a esta corriente se apoderaron de la bandera climática, pidiendo a su vez una “revolución socialista” tal como exigieron hace dos años durante la cumbre en Glasgow, Escocia. Esta vez, sale a relucir la labor de grupos que no solo pretenden poner la gordura bajo la ideología de género, sino que también pretenden normalizarla porque a su juicio, hay que luchar contra su “patologización, la estigmatización de los cuerpos gordos y la gordofobia”.
En otras palabras, se oponen a que el sobrepeso se trate como una condición médica que, de forma comprobada, ya padece uno de cada tres menores que viven en Europa. Mientras tanto en América Latina, para el año 2021 Unicef retrataba que al menos 3 de cada 10 niños, niñas y adolescentes, entre los 5 y 19 años, lo sufren.
¿Sin gordes no hay feminismo?
Lo anterior es solo una breve mención a los muchos riesgos que conlleva padecer sobrepeso. Sin embargo, una curiosa convocatoria surgió esta semana desde las filas de los grupos “Colectivo de Gordes Activistas de Argentina (CGA)”, “Existencia Gorda” y “Gordes Conurbanes”.
Así, ubicando la gordura debajo de la sombrilla de la ideología de género, pretender romantizar una condición comprometedora con un evento llamado “Tercer Encuentro Plurinacional de Gordes en Argentina”, el cuál se realizará el 30 de septiembre en Mar del Plata. Allí expondrán consignas como “despatologización de los cuerpos gordos”, “ciudades y espacios públicos accesibles a todas las corporalidades”, “infancias libres de gordofobia y una educación sexual integral) con perspectiva de diversidad corporal” o “sin gordes no hay feminismo”. El último punto demuestra que no se trata de un tema de salud, sino de proselitismo a favor de la ideología de género.
Al ser una convocatoria, no hay mayor explicación sobre los puntos que mencionan, sin embargo, es posible ver que no son los únicos que apelan a la normalización y a la tan desgastada discusión sobre feminismo cuando se trata de obesidad. Hace poco se hizo viral en redes sociales el momento cuando un youtuber español le refutó a una autora feminista por romantizar esta enfermedad mórbida en su más reciente libro. Precisamente la cuestionó debido a la creciente obesidad infantil en ese país y por qué como referente no ofrece soluciones y consejos de dieta y ejercicio a sus seguidores en lugar de normalizarlo. La escritora no supo responder.
En Argentina hay más niños obesos
América Latina y el Caribe fue la región peor valorada en el año 2019 respecto a indicadores de malnutrición. El Panaroma de Seguridad Alimentaria, elaborado en 2020 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), retrató que cada año 600.000 personas mueren en esta parte del mundo “debido a enfermedades relacionadas con la mala alimentación y la obesidad, como diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares”.
Revisando en detalle la reciente convocatoria de los grupos activistas, no hay mención a esas problemáticas ni a la necesidad de presionar al gobierno socialista de Alberto Fernández para revisar asuntos como la malnutrición en estratos bajos, que lleva a las personas a comer mal porque resulta más barato. Por el contrario, se pretende “liberar” a los niños de la estigmatización y la gordofobia.
Justamente, el país sudamericano tiene el índice de obesidad infantil más alto de la región, dijo al portal Página 12 el especialista en nutrición en la primera infancia, Sergio Farinelli. Las principales causas son “los alimentos ultraprocesados y el sedentarismo, intensificado por el uso excesivo de pantallas”. No obstante, las consecuencias no se limitan a los niños de ahora. “Si la obesidad infantil sigue incrementando, podría reducirse la esperanza de vida de las generaciones futuras”, advirtió.