Jack Douglas Teixeira, de 21 años y miembro de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts, es en este momento el protagonista de los noticieros en Estados Unidos. Sobre él pesan cargos federales por filtrar en internet documentos clasificados del Pentágono, a partir de los cuales la opinión pública supo de la entrega de armas chinas a Rusia en el marco de la guerra en Ucrania, de una rebelión interna en el ejército de Vladímir Putin y de que este último pudiera estar padeciendo cáncer.
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Quizás Jack compartió los documentos desde la ingenuidad y no contempló el huracán mediático y diplomático que podía provocar. A partir de esto, volvieron a la mesa temas no menos polémicos como el espionaje dentro de los chats de videojuegos en línea que mantienen en alerta al ejército estadounidense. Después de todo, el joven de 21 años no es el único militar que podría enviar por Discord información sobre seguridad nacional.
Un reportaje de Associated Press detalla que los agentes de inteligencia extranjeros podrían usar un avatar en una sala de juegos para conectarse “con marineros de 18 a 23 años que juegan desde el centro de recreación en la Base Naval de Norfolk, ganarse su confianza durante meses y luego, a través de ese proceso, comenzar a conectarse con ellos en otras plataformas de redes sociales”, dijo a dicha agencia Dan Meyer, socio del bufete de abogados Tully Rinckey, especializado en asuntos militares.
Por sus declaraciones, vale la pena remontarse al pasado de una historia de espionaje y videojuegos.
Objetivos de Al-Qaeda, Hezbolá y Hamás
No es un secreto que los juegos en línea acaparan actualmente la atención de jóvenes y no tan jóvenes. El mundo gamer ha cobrado tal popularidad que existen plataformas como Twitch, donde muchos retransmiten e interactúan con otros internautas.
Desde el año 2008 ya se hablaba de espionaje a través de videojuegos. Un documento titulado “Explotación del uso terrorista de juegos y entornos virtuales” describió cómo la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU. (NSA) tenía especial interés “en ampliar la vigilancia de posibles terroristas y otros objetivos de inteligencia a World of Warcraft, Second Life y el servicio Xbox Live de Microsoft, espacios de juegos en línea que ya estaban siendo infiltrados por espías del FBI, la CIA y el Pentágono”. Los archivos fueron obtenidos por The Guardian.
Las inteligencias estadounidenses y británicas desarrollaron “capacidades de recolección masiva contra la red de consolas Xbox Live, que tiene más de 48 millones de jugadores”. Descubrieron que había “objetivos terroristas de Al-Qaeda”, así como “hackers chinos, un científico nuclear iraní, Hezbolá y miembros de Hamás”. De manera que el espionaje parece venir de todos los flancos. Por eso el ejército de EE. UU. teme a nuevas filtraciones de lo que se ha recopilado.
En el mismo sentido, en febrero pasado fue el lanzamiento de Atomic Heart. En torno a este juego siguen vigentes acusaciones de recolección de datos de usuarios que van a parar al Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en inglés). Mundfish, la empresa desarrolladora de la aventura distópica, ha negado los señalamientos, pero hay evidencias imposibles de ignorar.
El ejército gamer de EEUU
Tomando en cuenta los antecedentes, no sorprende que tanto el Ejército como la Armada de EE. UU. tengan “miembros en servicio cuyo trabajo de tiempo completo es competir en torneos de videojuegos como parte de equipos militares de deportes electrónicos”, apuntó la agencia de noticias. La portavoz del Pentágono, Sue Gough, dijo que sus actividades de inteligencia se centran principalmente en el ámbito internacional.
La conclusión que puede sacarse de todo esto es que detrás del mundo de los videojuegos no solo hay entretenimiento, también hay una trinchera de espionaje de todos los bandos geopolíticos actuales: los que defienden modelos totalitarios y un nuevo orden multipolar; y aquellos que buscan contrarrestarlos para resguardar al mundo libre.
Por ahora, el reportaje revela que las fuerzas armadas “se han centrado en entrenar a los miembros del servicio para que, en primer lugar, nunca revelen información clasificada”. Adicionalmente, están revisando los procesos de protección de datos entre sus filas. Sin embargo, internet es enorme y el mundo gamer es muy dinámico. Eso último queda claro con cada avance y cada videojuego nuevo.
La filtración por la que es acusado Jack Teixeira es solo una arista de un tema mucho más complicado que llega de la mano de los inevitables desarrollos tecnológicos.