Que el régimen islámico de Irán quiera ejecutar a otro joven por participar en las recientes protestas es solo una muestra más del autoritarismo que maneja el líder supremo de ese país, Alí Jamenei. Por eso, usando la excusa de un supuesto delito llamado “moharebeh” o “enemistad con Dios”, pretende asesinar al tercer participante de las manifestaciones. Su nombre es Amir Nasr-Azadani, de 26 años y con una profesión que ahora le causa incomodidades a las altas esferas políticas iraníes: es futbolista.
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Personalidades deportivas, políticas, del espectáculo y organismos están emitiendo distintos pronunciamientos. A la par, una solicitud para intentar frenar su muerte acumula más de 500.000 firmas en Change.org. Hasta ahora, esas son las acciones de actores internacionales. Sin embargo, la duda que circula a estas horas es si realmente el régimen va a escuchar. El pasado 8 de diciembre fue ejecutado Mohsen Shekari, de 23 años, y cuatro días después ahorcaron públicamente a Majid Reza Rahnavard, de la misma edad y aficionado a la lucha libre. Les asignaron delitos que responden más a motivos políticos que religiosos, como lo pretende hacer ver el régimen usando la radical ley sharía.
El presidente del Tribunal Supremo de la provincia de Isfahán, Asadolá Yafarí, dijo que la decisión de condena a muerte se basó en la supuesta participación del futbolista iraní en el asesinato de tres agentes de seguridad el 16 de noviembre en esa ciudad. Según el funcionario, hay pruebas, pero ninguna de estas ha salido a la luz.
El repudio es global
Uno de los primeros en pronunciarse fue la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPRO), que exigió la anulación “inmediata” de la condena a pena de muerte. Palabras como “conmocionada y asqueada” se leen en el comunicado de la Federación.
Más de 400 personas han muerto y hay al menos 15000 detenidos, informó a inicios de diciembre la ONG Iran Human Rights. Tales cifras no dejan lugar a dudas de la represión del régimen islámico en sus ansias por silenciar los reclamos. Las mujeres se quitan el velo en las calles y en las universidades protestan frente a funcionarios estatales. Además de las detenciones, organizaciones estudiantiles también han denunciado la intoxicación de alimentos en comedores.
La comunidad internacional sigue los videos e informaciones que salen de Irán. Por ejemplo, el futbolista colombiano Radamel Falcao calificó la condena contra Amir Nasr-Azadani de “inaceptable”. Su colega español, Marc Bartra Aregall instó a tomar acciones y no quedarse “de brazos cruzados”. Mientras tanto, Óliver Torres Muñoz, del Sevilla Fútbol Club, recordó una máxima: “Luchar por los derechos humanos siempre tendría que ser un premio, no un castigo”.
Organizaciones como la ONU rechazaron las dos primeras ejecuciones y la Unión Europea impuso sanciones contra militares iraníes.
Luchar por los derechos humanos siempre tendría que ser un premio, no un castigo. Todos con Amir Nasr-Azadani. https://t.co/cNtAsVgFUo
— Óliver Torres Muñoz (@olitorres10) December 15, 2022
La lista continúa con figuras del fútbol internacional como el uruguayo y jugador en el Club Atlético Vélez Sarsfield, Diego Godín Leal y el español Borja Iglesias Quintás. Otra que tiene presión sobre sus hombros es la FIFA, ya que usuarios en redes sociales piden su pronunciamiento. Una hazaña, considerando que esta suele callar ante este tipo de casos.
Por su parte, la familia del futbolista iraní ha sido repetidamente “amenazada” por las fuerzas de seguridad, según un reporte de IranWire. La “promesa” de las autoridades era que la sentencia podía reducirse o darle libertad si sus familiares no hablaban, pero el régimen no cumplió.