La segunda vuelta de las presidenciales en Brasil no solo determinará qué modelo político gobernará al país por los siguientes cuatro años; si el conservadurismo con el actual presidente Jair Bolsonaro o el populismo de izquierda con el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. El resultado del próximo 30 de octubre también definirá la influencia extranjera tanto en Brasil como en la región.
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Específicamente hablando de China, hay un interés enorme por Brasil. Después de todo, el país representa la economía más grande de América Latina. Sumado al tema comercial, también está en marcha una expansión de Xi Jinping en la región en cuanto a instalaciones e infraestructura con fines militares que ha sido repasada una y otra vez por expertos. Entonces, estrechar lazos con Brasil podría reforzar esta influencia negativa en la región.
Con Lula da Silva en la presidencia, sin duda el gigante asiático sería el más beneficiado. Desde el año 2008, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) tendió puentes con China, que incluyeron contratos milmillonarios en explotación petrolera. Y si vuelve al poder, la situación podría ser incluso más preocupante, así lo advierte el Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS, en inglés).
En consecuencia, una victoria de Lula “abrazaría abiertamente al VRIC (Venezuela, Rusia, Irán, China) y a sus malignos aliados regionales, a saber, Venezuela y Bolivia”.
Oscuros planes chinos
Son bien conocidas las relaciones de China con los autoritarismos en América Latina. Venezuela tiene una deuda con el gigante asiático de 62,5 billones de dólares, según cifras recogidas por Inter-American Dialogue. A la par hizo infinitos acuerdos militares y otros tantos negocios que terminaron mezclándose con una influencia asiática dentro del chavismo.
Así, Pekín ha ido expandiéndose progresivamente en la región al punto que hoy “muchas empresas estatales chinas [en ambos lados del Canal de Panamá] tienen vínculos con el Ejército Popular de Liberación (EPL) y están involucradas en alrededor de 40 proyectos de infraestructura portuaria, desde México hasta Perú, que combinados con once estaciones terrestres satelitales en América Latina, brindan a China un posicionamiento estratégico en el Hemisferio Occidental”, cita el SFS. El temor es que Brasil sea la cereza del pastel trayendo mayor presencia china.
Por ejemplo, especialistas como Leonardo Coutinho, investigador principal del SFS, son claros al respecto. “Un segundo mandato del presidente Bolsonaro probablemente no buscaría una relación más estrecha con China, pero podría encaminarse hacia una. Una potencial presidencia de Lula profundizaría significativamente la relación entre Brasil y China”.
Diferencias entre Bolsonaro y Lula
En efecto, el actual presidente Jair Bolsonaro ha firmado acuerdos con el gigante asiático. Por ejemplo, en el año 2019 viajó a Pekín para cerrar varios convenios que iban desde ciencia y tecnología hasta agricultura y energía. La diferencia es que el mandatario conservador limita esta relación a una sociedad comercial. Los frutos de sus estrategias se han visto con el avance económico del país mientras que sus vecinos se hunden en altos niveles inflacionarios.
Pero también ha puesto límites. A través del vicepresidente Hamilton Mourão, Bolsonaro dejó saber que no está interesado en formar parte de la Franja y la Ruta de la Seda de China, un megaproyecto que establece vínculos con países de todo el mundo, aunque según investigaciones, no es más que un plan de endeudamiento destinado a países en desarrollo. Estos reciben préstamos o enormes infraestructuras, y al no poder pagarlos, Xi Jinping exige concesiones diplomáticas o económicas.
Al respecto, Lula señaló en agosto pasado que China “está ocupando Brasil” a través de la exportación de productos asiáticos. Pero olvida que en 2008 él mismo abrió las puertas al régimen y tan solo para el año 2009 acordó un préstamo por 10000 millones de dólares para Petrobras, así como el suministro de unos 100.000 barriles de crudo diarios a Pekín. Solo por mencionar algunos de muchos acuerdos con la nación oriental durante su mandato.