Moldear las mentes es una de tantas estrategias impuestas por el comunismo a lo largo de las décadas en los países donde ha dominado. Adoctrinar a los jóvenes garantiza la permanencia de la ideología y asegura seguidores fieles, dispuestos a cumplir las directrices del régimen de turno. Bajo esta línea también se guía el régimen chino, que anunció limitaciones sobre la cantidad de horas que los jóvenes pueden usar videojuegos.
El régimen asegura que busca “combatir la adicción a los juegos entre los adolescentes”. Sin embargo, no es la primera medida de esta naturaleza. Recientemente quedaron prohibidas canciones que amenacen la «seguridad y unidad nacional» o «inciten al odio» en karaokes. En su lugar, el ministerio de Cultura y Turismo chino propone música «sana» y que «fomente la energía positiva».
La regulación será más estricta que la anterior emitida en 2019. En aquel momento, los menores de 18 años solo podían jugar no más de 90 minutos cada día y tres horas en los días festivos legales. La nueva medida impone solo tres horas a la semana. El horario permitido será entre las 8:00 y las 9:00 de la noche, solo los viernes, sábados, domingos y feriados legales.
Medios propiedad del régimen tildaron a los juegos como “opio espiritual”. El periódico estatal Economic Information Daily fue uno de ellos, al publicar un informe sobre el tema a inicios de agosto. Este, avivó las especulaciones de que los juegos podrían ser el próximo objetivo después de la educación privada, según una reseña hecha por South China Morning Post (medio propiedad de Alibaba Group).
Si bien el régimen quiere mostrar una supuesta preocupación por la salud psicológica de la población joven, una serie de antecedentes recientes plantea la duda si podría tratarse, efectivamente, de limitar el acceso por motivos ideológicos. De por sí, a inicios de año el Partido Comunista Chino (PCCh) estableció nuevas directrices para endurecer el adoctrinamiento instaurado en las escuelas a través de cátedras y de instrucciones al personal docente. Meses después, emitió órdenes para fortalecer la aplicación del «pensamiento de Xi Jinping» a la población en general. Una enseñanza incorporada desde 2017 en la Constitución China.
China's game regulator continues to implement targeted regulations aimed at curbing game addiction among minors
New policy states that minors can only play games for one hour on Fridays, Saturdays and Sundays between 8pm to 9pm.
An extremely restrictive policy. pic.twitter.com/kkbh9PGsND
— Daniel Ahmad (@ZhugeEX) August 30, 2021
¿Productividad o adoctrinamiento?
Para acceder a los juegos en línea es necesario proporcionar el nombre real del usuario. Las compañías rastrean los datos, obligadas a cumplir con las reglas del régimen chino. Si el jugador se excede del tiempo permitido, automáticamente es expulsado, tampoco podrá acceder luego del horario estipulado. La medida afectaría a unos 110 millones de menores que juegan videojuegos en China.
Otro planteamiento, reseñado por Bloomberg es hasta qué punto China tiene la intención de frenar la adicción a los videojuegos entre los jóvenes y empujar a su futura fuerza laboral hacia actividades más productivas. Esta perspectiva, podría ir acorde con la explotación que hoy reclaman los jóvenes de ese país.
El método de trabajo 996 y los trastornos que está generando son provocados por empresas tecnológicas, ansiosas por competir con Estados Unidos. Todo bajo la directriz del PCCh y su objetivo de expandirse como potencia.
Tal sobre exigencia, se ha convertido en un punto de fuga en el sistema totalitario del país. Los jóvenes están transformando su forma de pensamiento al maoísmo, el cual rechaza el “capitalismo burocrático” y la “explotación a los trabajadores”. No es la mejor alternativa, ya que el maoísmo fue sistema promotor de hambre y miseria. No obstante, esto se ha vuelto una especie de salida entre la clase trabajadora más joven que ha visto noticias de suicidios y muerte súbita de empleados, luego de atravesar jornadas exhaustivas.
El costo para las empresas de videojuegos
Enormes compañías en China como Tencent o NetEase afirmaron que respetarán las nuevas órdenes y la implementarán lo antes posible. La Administración Nacional de Prensa y Publicaciones (NAAP) las ha señalado como responsables “de evitar que los niños se vuelvan adictos a los juegos”. Este tipo de opiniones, el calificativo de “opio” para referirse a los videojuegos, sumado a la intromisión de células del PCCh en empresas, también podría estar contribuyendo a la cooperación —sin ningún tipo de críticas al régimen— de parte de las tecnológicas.
Los números también reflejan el daño de estas medidas a la empresas. Luego del informe sobre el “opio espiritual”, Tencent, la compañía de juegos más grande del mundo por ingresos, perdió 43000 millones de dólares de su valoración de mercado en cuestión de horas, según South China Morning Post. Las dos empresas antes mencionadas han asegurado que los jugadores menores de 18 años actualmente representan “solo una pequeña parte de los ingresos”. Sin embargo, según el medio chino, a más largo plazo, la nueva regla podría erosionar gradualmente la base de jugadores del país.
“Pensé que las medidas regulatorias tomarían un descanso gradualmente, pero no se detendrán en absoluto. Seguro que perjudicará el repunte tecnológico naciente”, declaró a Bloomberg, Steven Leung, director ejecutivo de UOB Kay Hian Ltd; banco de inversión global radicado en Singapur.
Todo este tema en torno a los videojuegos, no hace más que asomar el endurecimiento del comunismo chino a costa de las libertades de sus ciudadanos. En este caso, de los más jóvenes. La supuesta lucha contra la adicción a los juegos en línea no parece ser más que otra forma de control.