La poca claridad sigue reinando en la manipulación de material nuclear por parte de Irán. Esta vez, el régimen anunció el cierre temporal de la planta nuclear en Bushehr por supuestos problemas técnicos. El hecho también ocurre en el medio de las conversaciones en Viena para restablecer el pacto firmado en 2015.
Ubicada en la ciudad de Bushehr, la central alimenta al sistema eléctrico nacional. Según una nota de AFP la compañía eléctrica instó a los iraníes a reducir su consumo por reparaciones que podrían extenderse por varios días. “Es algo rutinario en el ámbito de las centrales nucleares y se hace una o dos veces al año”, declaró el portavoz de Asuntos Exteriores, Said Khatibzdeh.
Sin embargo, podría haber algo más que simples falla técnicas. A finales de marzo el régimen anunció que la planta nuclear iba a dejar de funcionar culpando a las sanciones económicas estadounidenses por presuntos problemas financieros. No solo eso, han habido sospechosos ataques a la infraestructura y plantas petroquímicas iraníes que convenientemente han servido como excusa para aumentar el enriquecimiento de uranio.
Según las autoridades de ese país, EE. UU. ha sido responsable de los atentados en conjunto con Israel, nación que se opuso desde el principio al pacto nuclear. La movida de fichas de parte de la República Islámica podría no ser más que un juego político para lograr el levantamiento de sanciones.
Ataques convenientes para Irán
Irán ha exigido desde 2018 el levantamiento de sanciones de parte de Estados Unidos, estas fueron restablecidas cuando Donald Trump salió del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) por estar «mal negociado».
El reclamo ha sido reiterativo y recrudeció con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. Fue prácticamente la primera exigencia que hizo el expresidente Hasan Rohaní a su homólogo. No obstante, todo depende de las actuales reuniones en Viena. El representante de la Unión Europea, Enrique Mora, dijo que están más cerca de alcanzar un acuerdo, “pero aún no llegamos allí”.
Mientras tanto, han ocurrido ataques con causas no tan claras pero sí muchas acusaciones. En abril pasado el complejo nuclear Shahid Ahmadi Roshan de Natanz sufrió una explosión que destruyó “cientos de centrifugadoras”. Era el quinto ataque según el exjefe de la Organización de Energía Atómica de Irán.
Teherán lo calificó como un caso de “terrorismo nuclear” y culpó directamente a Israel. Además, responsabilizó a EE. UU. El ministro de Asuntos Exteriores, Javad Zarif, dijo que estaba en manos de Joe Biden y de Kamala Harris que incidentes “peligrosos” como los de Natanz no volvieran a producirse.
Casualmente, como respuesta, Irán aumentó el enriquecimiento de uranio al 60 %. Muy cerca del 90 % necesario para crear una bomba; y muy lejos del 3,67 % fijado en el PAIC.
Nuclear terrorism at Natanz has unleashed dangerous spiral that can only be contained by ending US economic terrorism initiated by Trump
Biden/Harris have a clear choice to make:
Either the Obama/Biden deal
OR
Trump's 'maximum failure' campaign
No alternative. Not much time. pic.twitter.com/7KD1qvwSDT
— Javad Zarif (@JZarif) April 14, 2021
Lo que se viene con el nuevo presidente
Ebrahim Raisí fue elegido como nuevo mandatario iraní. Su retórica demuestra que está lejos de ceder muchas políticas nucleares y bélicas.
En su primera rueda de prensa aseveró que el programa de misiles balísticos iraní y su influencia regional “no serán negociables”, pese a las demandas de EE. UU. de incluir esos asuntos en un acuerdo más amplio, reseñó EFE. Raisí insistió a EE. UU. que “cumpla lo antes posible con sus compromisos y levante las sanciones”.
Para tensar más el tema, tampoco hay planes de una reunión entre ambos presidentes. “Ahora mismo no tenemos relaciones diplomáticas con Irán, ni ningún plan de reunirnos con ellos a nivel de líderes, así que no tengo claro que las cosas hayan cambiado realmente”, indicó la a portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Al referirse las conversaciones por el pacto, supervisadas por la Unión Europea, Raisí dijo que si bien las apoya, espera ver resultados “para el pueblo iraní”.
Las presiones sobre el pacto nuclear
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aseguró estar al tanto de la interrupción del servicio en la planta nuclear Bushehr, y estar “en contacto” con la agencia nuclear iraní, aunque no ofreció mayores detalles.
Si se trata de una nueva estrategia del régimen para presionar a EE. UU, es una teoría sin confirmar. Pero el interés por el PAIC es evidente en las altas esferas iraníes. No solo significa volver a tener acceso a muchas fuentes de financiación, también alcanzaría más poder político y militar que podría entenderse al hemisferio occidental.
Países del Golfo han mostrado su preocupación por la seguridad de la central Bushehr. Ya que Irán está ubicado entre placas tectónicas, un sismo importante podría provocar fugas radioactivas. En resumen, lo que Irán tiene en sus manos no solo perjudicaría a su propia población, sino también al mundo entero con la creación de una bomba y mayor influencia geopolítica. La estrategia, debe ser clara desde Estados Unidos para evitar un mal peor.