Diego Armando Maradona cometió muchas locuras en su vida. Una de ellas fue mantener una relación paralela con Mavys, una adolescente de 17 años a la que conoció en La Habana, de acuerdo con una investigación que presentó el portal argentino Infobae. Fue tal esa obsesión del astro del fútbol, que en una ocasión planeó llevarla a Argentina en una valija. «Quiero que le hagan agujeros para que pueda respirar», ordenó a los empleados que lo asistían en Centro Internacional de Salud “La Pradera”, durante su estancia en Cuba.
El autor de «La Mano de Dios» llegó a la isla en enero del 2000 para someterse a un tratamiento contra las adicciones. En esa oportunidad venía acompañado de su exmujer, Claudia Villafañe, de quien estaba separado desde hacía un par de años. Luego que la empresaria argentina abandonara la isla, Maradona mandó llamar a Laura Cibilla, su romance de ese entonces.
Sin embargo, el portal digital añadió que las frecuentes escenas de celos del futbolista terminaron por agotar la paciencia de la exmesera de La Diosa, quien regresó a Buenos Aires en 2001. Con Cibilla fuera de su alcance, «el 10» tenía la oportunidad perfecta para ejecutar su jugada maestra.
Convencido que su antigua novia lo engañaba con un empleado del hotel de Varadero, el argentino le pidió a su amigo Carlos Ferro Viera que lo ayudara a investigar. Este terminó simpatizando con el acusado y pudo confirmar que no había tal infidelidad. No obstante, preocupado por el estado de su camarada, Ferro quiso presentarle a la hija de la mucama del hotel en el que se hospedaban. Fue así como «Diegol» conoció a Mavys.
Viajar dentro de una maleta: las excentricidades amorosas del «10»
La joven cubana tenía en ese entonces apenas 17 años y según cuentan eran también muy tímida. Por otro lado, los isleños tenían prohibido hablar con extranjeros e incluso podían ser sancionados por «acoso de turista». A pesar de ello, Mavys terminó conversando con el futbolista estrella y al poco tiempo después este le pidió iniciar una relación amorosa.
Frente a esto, la menor de edad dejó a su novio y se instaló con Maradona en La Pradera. Sin embargo, los celos no tardaron en regresar. La adolescente podía salir muy poco de casa y luego de recibir piropos en una discoteca, el castigo fue mayor: el astro contrató a personal de seguridad de Argentina para custodiarla.
El 10 de noviembre de 2001 se realizaría un partido en honor al delantero argentino en la cancha de Boca Juniors. Como tenía prohibición de salir de Cuba, Diego quería llevar a Mavys dentro de un bolso con hoyos. Incluso ya había comprobado que la adolescente cabía perfectamente. Mas las excéntricas intenciones del «Pibe de Oro» no pudieron concretarse gracias a la intervención de sus amigos en la isla.
Convencido de sus locuras, Maradona finalmente le pidió autorización al dictador Fidel Castro, quien le concedió un plazo de 20 días después del partido para que su novia pudiera ausentarse del país caribeño. Durante el evento, el as del fútbol proclamó su famosa frase «la pelota no se mancha», aludiendo a que su vida privada no puede ensuciar su carrera deportiva.
El día en que Mavys cumplió la mayoría de edad, «Diegol» le regaló una gran fiesta de cumpleaños en el Havana Club, indicó Infobae. La pareja mantuvo su relación hasta el 2003. La joven cubana sabía que Diego Armando solía ver a otras mujeres, pero no fue hasta que apareció Adonay Frutos cuando decidió terminar definitivamente su noviazgo.