El discurso de Joe Biden siempre ha sido lánguido, eso no es un secreto. El histrionismo no forma parte de su personalidad y los lapsus, por demás preocupantes, que tuvo en las intervenciones durante su campaña electoral no pasaron desapercibidos. Sin embargo, por más cobertura que se le dé al demócrata, el patrón en cuanto a receptividad en la sociedad estadounidense sigue siendo el mismo: un desinterés palpable.
Esto, lejos de ser una afirmación aislada, se aprecia en las mediciones que se desprenden de transmisiones por las redes y hasta de sondeos que recientemente han salido a la luz.
Un clásico ejemplo de ello fue el discurso de Acción de Gracias reproducido este jueves. En esta oportunidad, el presidente Donald Trump hizo su alocución de manera paralela a Biden. Ambos realizaron una transmisión a través del canal de YouTube de Yahoo Finance.
Allí, las cifras revelaban lo que se ha marcado desde los inicios de la campaña electoral del exvicepresidente. Mientras Trump registraba 1.2 millones de reproducciones, el demócrata Joe Biden, por su parte, apenas contaba con poco más de 30.000 visualizaciones, de acuerdo a números recabados por la Gaceta de la Iberosfera.
Del mismo modo, el republicano sumó casi 13.000 reacciones positivas y 4.600 negativas; el exvicepresidente , 660 y 380 respectivamente, guarismos que recuerdan a las de campaña, cuando Trump abarrotaba mítines hasta la bandera y Biden, casi un actor secundario, apenas añadía simpatizantes.
Pese a ello, existe una marcada tendencia a favorecer a Biden por parte de las plataformas de reproducción masiva de mensajes.
Joe Biden, protegido por los medios
La benevolencia de los grandes medios de comunicación para con el exvicepresidente ha sido notoria. La limpieza que tratan de hacer de su imagen se aplica de manera precisa y rigurosa. Los ejemplos más significativos van de la mano de las tres grandes plataformas masivas: Facebook, YouTube y Twitter.
Facebook y Twitter han llevado su estrategia al punto que el Senado tuvo que intervenir sobre lo que hacían estas compañías, particularmente respecto a la censura que aplicaron a la difusión del artículo del New York Post que revelaba los supuestos negocios millonarios de Hunter Biden, hijo de Joe Biden, con compañías rusas y chinas.
Por ese motivo el Senado de los EE.UU. citó en octubre a los directores ejecutivos de Facebook y Twitter, Marck Zuckerberg y Jack Dorsey, respectivamente, a fin de que brindaran explicaciones sobre su rol en las elecciones presidenciales.
“Cuando hay empresas que tienen el poder de los gobiernos (y) tienen mucho más poder que los medios de comunicación tradicionales, alguno tienen que ceder”, exclamó el senador Lindsey Graham, presidiendo la audiencia del Comité Judicial.
Se presume también que YouTube también ha tenido su parte en este botín. Durante la Convención Demócrata se puso de manifiesto el sesgo político a favor de la campaña presidencial de Joe Biden. La maniobra se detectó en la presunta manipulación de los números con relación a las expresiones «me gusta» y «no me gusta», durante la transmisión de las primeras dos noches de ese evento.
De acuerdo a reportes del periodista Miguel Moreno, perteneciente a Epoch Times, durante la primera noche de la Convención Virtual del Partido Demócrata los tres canales que transmitieron en vivo por YouTube exhibieron una constante: la cantidad de «no me gusta» era igual o incluso mayor a la de las apreciaciones positivas del evento. Curiosamente, a la mañana siguiente, estos números habían desaparecido y la balanza se inclinaba ahora a favor de los «me gusta». Las cifras terminaban por invertirse, para dar la sensación al espectador de que en realidad los índices de aceptación superaban los de desaprobación.
Las pruebas presentadas por Moreno indican que en el canal oficial de Joe Biden hubo un descenso de 5 800 «no me gusta» a 3 300 el día siguiente, mientras que en la transmisión de la NBC se verificó idéntico patrón, y los números fueron de 5 100 «no me gusta» a 2 800 una vez finalizado el evento a la mañana siguiente.
La imagen de “presidente electo”
Trasladándose al presente, el factor que en mayor medida revela este comportamiento sesgado radica en la apreciación que efectúan los medios sobre Biden. El demócrata es el candidato proyectado como ganador de la elección, de acuerdo con los datos estadísticos que apuntan a esa probabilidad.
Esto todavía no puede confirmarse porque faltan varios pasos de vital importancia, entre ellas la certificación estatal en cada una de las jurisdicciones. El 8 de diciembre es el plazo final para esa certificación de los resultados y esto suele determinar cómo votarán los electores estatales. Finalmente es recién el 14 de diciembre cuando los electores estatales emiten sus votos.
Actualmente, con el bloqueo de certificación en Pensilvania, así como varias demandas que siguen en curso ante los tribunales, llevadas por la campaña de Trump, el nombramiento de presidente electo debe esperar y no ser tomado a la ligera como lo estan haciendo los grandes medios de comunicación.